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Montero anticipa la derrota presupuestaria y la atribuye al interés de la derecha y el independentismo en vivir del conflicto

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Fernando Varela

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defendió ese martes en el Pleno del Congreso el proyecto de Presupuestos Generales para 2019 del que depende la continuidad del Gobierno de Pedro Sánchez y que, a la vista de las enmiendas de totalidad presentadas contra él —que reclaman su devolución al Ejecutivo— será rechazado en la votación que previsiblemente tendrá lugar el miércoles.

En un clima de especial singularidad, con el Congreso convertido en un hormiguero de rumores en un clima de inminencia electoral, Montero no rehuyó, desde el primer momento, las escasas posibilidades de éxito del proyecto y denunció abiertamente las intenciones de quienes han anunciado que votarán en contra. Y se preguntó por qué el independentismo y la derecha van a votar juntos:“¿No será que viven mejor en la confrontación que en las soluciones?”

La ministra calificó de de “intolerable escalada de crispación” la deriva protagonizada por PP y Ciudadanos la semana pasada, en la que se “están dejando arrastrar” por Vox. Y denunció “la ensoñación” de los partidos independentistas de “que el Gobierno iba a aceptar lo inaceptable”. El Gobierno “no va a aceptar ningún chantaje”, proclamó. “Ni podemos ni queremos” aceptar la inclusión “en ningún orden del día” del derecho a la autodeterminación.

Aunque no pasó por alto la defensa del contenido de los Presupuestos, con referencia a las medidas fiscales y sociales incluidas en él, así como a su contribución al cumplimiento de los compromisos de déficit y deuda publica contraídos con la Unión Europea, Montero entró de lleno en el fondo del problema que va a provocar la derrota del proyecto. Lo hizo con una defensa del diálogo y la concordia, apelando incluso al que presidió hace cuarenta años el nacimiento del Constitución. En ese contexto recordó la figura de Adolfo Suárez y reprochó a quienes reivindican constantemente su figura, en alusión a Pablo Casado y Albert Rivera, que hayan dirigido estos días a Pedro Sánchez la “catarata de descalificaciones” que recibió el primer presidente del Gobierno de la democracia.

El país “está en una encrucijada”, señaló, porque el Gobierno anterior del PP decidió adoptar la estrategia “del avestruz” y acabó provocando que el apoyo al independentismo pasase del 11 al 47%. “Es evidente que existe un conflicto cuando la mitad de los catalanes quieren la independencia” y es obligación de un Gobierno “responsable” intentar “afrontar esa situación”. Y “lo vamos a seguir haciendo”, advirtió, porque “la mayoría de los españoles quieren una solución dialogada y pacífica”.

PP y Ciudadanos, recordó, “han preferido el acoso y derribo en vez de responsabilizarse, y, es a pesar de que “su hoja de servicios” en este asunto “no está plagada de éxitos”. “Viven del conflicto y de aprovecharle de él” y por eso tratan de “encender la mecha de un polvorín sin importarles las consecuencias”. Son “una oposición dañina, retrógrada y oportunista”. 

Montero fue también muy dura con PDeCAT y Esquerra por pretender que el Gobierno acepte el derecho a la autodeterminación, influya en la justicia o incumpla las leyes. Unos y otros, la derecha y el independentismo, “quieren sacar votos de la confrontación sin importarles los destrozos”. Los ciudadanos, subrayó la ministra, están “hartos” y se preguntan “cuándo nos ocuparemos de sus problemas”, y eso es precisamente el debate de los Presupuestos, “la respuesta que nos pide la ciudadanía”.

La ministra recordó que PP y Cs están empeñados en demostrar que no es posible hacer otra política, como la que se derivaría de la aplicación del proyecto de Presupuestos del Gobierno, y “frente a quienes reivindican que cuanto peor mejor”, apeló a quienes “creen en la política” para que permitan con sus votos la tramitación de ls iniciativa. Hacerlo, subrayó, hará posible “recuperar el contrato social roto con la crisis” y “devolver a los ciudadanos la confianza en la política”.

“Sé que del PP y de Ciudadanos no puedo esperar nada”, admitió. “Al resto les pido que reconsideren su posición”, entre otras cosas porque “van a tener difícil explicar que han votado con la derecha para conseguir “que este país no avance”.

Todos pendientes del anticipo electoral

De la conclusión de este debate depende el futuro inmediato de la legislatura y, salvo sorpresa, todo apunta a que no le queda mucho. PDeCAT y Esquerra no han modificado sus exigencias para respaldar el proyecto de Presupuestos —fundamentalmente la negociación de un referéndum de autodeterminación para Cataluña y que la Fiscalía retire la acusación de rebelión que pesa sobre los dirigentes independentistas que ha comenzado a ser juzgados en el Tribunal Supremo— y el Gobierno de España ya dejó clara la semana pasada que sobre esas bases no hay ninguna posibilidad de acuerdo.

Sin Presupuestos para 2019, Sánchez sólo puede gobernar aplicando la prórroga de los de 2018, diseñados por el Gobierno de Mariano Rajoy. E intentar sacar adelante algunas medidas en el Congreso por el procedimiento de real decreto ley, aunque para conseguirlo necesita también del concurso de los independentistas.

Interrogado acerca de esta posibilidad, el propio Sánchez había anunciado hace meses que la legislatura será más corta. Y aunque él siempre ha pensado en otoño como el mejor escenario para llamar a los españoles a las urnas, son abrumadoramente mayoritarios quienes quienes tanto en el seno de su Gobierno como en la dirección del PSOE le piden que aproveche la situación para convocar elecciones inmediatamente y llamar a la movilización de la izquierda frente a la triple alianza de la derecha formada por PP, Cs y Vox y a la posición inamovible del independentismo.

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En los cálculos del entorno presidencial pesan mucho las encuestas, que sitúan al PSOE a la cabeza en las preferencias de los españoles y la esperanza de que una gran movilización del voto progresista impide a las derechas sumar los 176 escaños que necesitan para gobernar.

Otra cosa es cuándo convocar: algunos prefieren el 26 de mayo, coincidiendo con las locales, autonómicas y europeas, pero otros son partidarios de buscar una fecha antes, entre ellos los barones socialistas que creen tener más posibilidades si sus respectivas campañas electorales no giran en torno a la política nacional.

En los últimos días se ha especulado con la posibilidad de que la fecha elegida sea el 14 de abril, pero la más probable sigue siendo el 28, porque tanto el aniversario de la República como el 21 de abril coinciden con la Semana Santa. Y el 7 de mayo forma parte del puente más importante en la Comunidad de Madrid.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, defendió ese martes en el Pleno del Congreso el proyecto de Presupuestos Generales para 2019 del que depende la continuidad del Gobierno de Pedro Sánchez y que, a la vista de las enmiendas de totalidad presentadas contra él —que reclaman su devolución al Ejecutivo— será rechazado en la votación que previsiblemente tendrá lugar el miércoles.

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