LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

La relación Sánchez-Iglesias: un acercamiento estratégico con las urnas de fondo

30

Ibon Uría

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias escenificaron este martes el inicio de una nueva etapa en la relación entre PSOE y Podemos. Atrás quedan los ataques y la beligerancia del pasado: es el tiempo de buscar acuerdos –o de, al menos, manifestar que se desean– y suavizar las formas. Tras una reunión de hora y media en el Congreso, ambos líderes pactaron constituir cinco grupos de trabajo para ir cerrando medidas, especialmente en política económica y social, que desmantelen la acción de Gobierno de Rajoy. Sus equipos justifican este viraje con el argumento de que la militancia y el electorado penalizarían ahora una actitud agresiva.

En una entrevista en Al Rojo Vivo, el secretario general socialista –que no compareció ante los medios de comunicación en la Cámara baja y no dará su primera rueda de prensa hasta que acabe su ronda de reuniones– destacó que "el enfrentamiento de las izquierdas lleva a la ganancia de la derecha", por lo que es necesario "crear una agenda común en la izquierda". Sánchez habló de "avances" con Iglesias, elogió la actitud "más realista" del líder del grupo morado y, aunque dejó claro que PSOE y Podemos son "proyectos políticos distintos", consideró que "las izquierdas tienen que entenderse".

Similar fue el tono del secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, que fue el encargado de dar la cara ante los periodistas en el Congreso tras la reunión Sánchez-Iglesias, celebrada en el despacho de Margarita Robles, portavoz del grupo socialista. El ambiente, dijo Ábalos, fue de "absoluta cordialidad" y de "normalidad" entre dos fuerzas en la oposición. Celebró como una "absoluta novedad" que se aborden "contenidos" con Podemos, sin posiciones "excluyentes" ni "prejuicios", y sostuvo que la fragmentación en el Congreso exige "concertar mayorías".

Minutos antes que él, Iglesias había manifestado también su satisfacción por la marcha del encuentro: "Ha ido muy bien", resumió el número uno de Podemos, que consideró como pasos en la buena dirección que el PSOE no apoye el CETA o hable de plurinacionalidad, y no puso fechas límite para alcanzar acuerdos o pactar una nueva moción de censura. "Toca mirar hacia el futuro", "queremos trabajar con ellos", "respetamos la estrategia del PSOE", dijo. Iglesias también destacó que el equipo que rodea a Sánchez "es distinto al de hace un año" y opinó que el nuevo PSOE dice cosas "que suenan bien".

El líder de Podemos, de hecho, llegó a afirmar que su partido va a "necesitar un acuerdo con el PSOE" para gobernar, y que el PSOE también necesitará pactar con Podemos si quiere volver a la Moncloa. Ábalos rechazó esa idea y dejó claro que los socialistas siguen aspirando a "gobernar con mayoría propia": "Ese es nuestro objetivo político", insistió. Pero lo hizo con el mismo tono conciliador hacia Podemos que exhibió durante el resto de su intervención y mostrándose abierto a llegar a acuerdos en la actual situación de "pluripartidismo".

Acercamiento estratégico

Fuentes socialistas consultadas por este diario certifican que la estrategia del PSOE es pasar página y dejar atrás la "agresividad" contra Podemos que se manifestó con especial intensidad durante la etapa de la comisión gestora y que, añaden, habría proseguido de haber ganado las primarias la andaluza Susana Díaz. El núcleo duro de Sánchez en Ferraz se centrará en "confrontar con el PP" –el secretario general ya ha dicho que el único "enemigo" del PSOE es el PP– y cree que "el entendimiento favorecerá a los dos": tanto a los socialistas como a Podemos.

El razonamiento que hacen estas fuentes es que si se visualiza que el pacto es posible y que puede haber un Gobierno de izquierdas tras las próximas elecciones "se movilizará gente". Si no, prosiguen, si se demuestra como completamente imposible la construcción de una alternativa al actual Ejecutivo, "pasará lo mismo que en junio de 2016: la gente se quedará en casa". Los dirigentes socialistas apuntan que un ascenso del nuevo PSOE en las urnas no tiene que traducirse necesariamente en una bajada de Podemos, y viceversa: es decir, que la suma de ambos puede crecer.

Algunos dirigentes cercanos al líder del PSOE tampoco ocultan que Sánchez "necesita demostrar su liderazgo" y "que se visualice que es el líder de la oposición", algo a lo que consideran que ayuda esta agenda de reuniones: Sánchez se citó este martes con Iglesias, hará lo propio el miércoles con Rivera y el jueves mantendrá una reunión con IU. También pronostican que su imagen saldrá reforzada cuando el PSOE saque adelante "acuerdos que mejoran la vida de la gente". Como ejemplo citan la reforma de RTVE, que salió adelante la semana pasada a iniciativa del grupo socialista.

En Podemos, mientras tanto, comparten algunos elementos del diagnóstico. Por ejemplo, que les interesa aparecer como más cercanos al PSOE, porque "los militantes castigarían a quien agreda al otro", en palabras de un cargo próximo a Iglesias. En el partido morado, en todo caso, defienden que es el PSOE el que "ha cambiado" y se ha acercado a ellos, y no Podemos quien ha matizado sus posiciones. Y, de cara al futuro, confían en que los socialistas se retraten en las sucesivas votaciones y que no será "tan de izquierdas como proclama", pues sucumbirá ante determinados "intereses" a los que se debe.

En la dirección de Podemos afirman que Sánchez les transmite que es consciente de que no podrá ser presidente sin algún "entendimiento" con el grupo morado y que dice haber "aprendido" de la experiencia de la legislatura pasada. Siempre según estas fuentes, el socialista admite haber sufrido "presiones" para no forjar un Gobierno de izquierdas y también reconoce que no podrá contar con Rivera para un pacto a tres, por más que de cara a la galería insista en que ese entendimiento debe ser posible. En el círculo más cercano a Iglesias ha sido especialmente bienvenido el cambio de equipos en Ferraz y se atribuye a la situación de Cataluña y a los "condicionantes" internos del PSOE una importancia muy destacada a la hora de explicar por qué no prospera una alianza de izquierdas con los grupos catalanes. 

Un plan común con dos finales

Por ahora, en el terreno de lo concreto, socialistas y morados acordaron este martes constituir cinco grupos de trabajo, capitaneados por las portavoces parlamentarias –Margarita Robles e Irene Montero respectivamente– que comenzarán a reunirse de inmediato: el primero sobre un plan de rescate a los jóvenes, medidas contra la pobreza infantil y la subida del salario mínimo; otro sobre relaciones laborales, con el foco puesto en la recuperación de la negociación colectiva; un tercero sobre políticas de igualdad de género; el cuarto sobre pensiones, y un quinto para desbloquear las resoluciones del parlamento que el Gobierno veta.

Entre las medidas que Sánchez quiere impulsar están el citado plan de rescate a jóvenes, el desarrollo de la Ley de Igualdad y explorar una posible renta mínima. Iglesias puso sobre la mesa otros seis temas concretos: un techo de gasto pactado por PSOE y Podemos alternativo al del Gobierno, derogar la reforma de las pensiones, nuevas prestaciones sociales para hacer frente a la pobreza infantil, derogar la reforma laboral de 2012, incrementar el salario mínimo un 7% al año y el rechazo al CETA –los socialistas ya han decidido que se abstendrán–

Los socialistas ven más posible el acuerdo en materias como las prestaciones para parados mayores o a jóvenes, además de medidas de regeneración y transparencia, temas para los que también esperan contar con el voto de Ciudadanos. Y es que la presencia del partido de Rivera sigue siendo "necesaria" para construir una alternativa al Gobierno del PP según el PSOE, mientras que Podemos cree que se puede llegar a acuerdos puntuales, pero que no es realista pensar en un pacto estable a tres. La opción de Iglesias es un pacto con ERC. La suma de PSOE, Unidos Podemos y el grupo catalán tendría 164 votos, aún a cinco de la suma de PP y Cs.

PSOE e IU acuerdan trabajar "conjuntamente" para derogar leyes clave del Gobierno del PP

Ver más

Respecto a Ciudadanos, en Podemos se considera que el almuerzo celebrado este martes entre Rajoy y Rivera, en vísperas de la cita de este con Sánchez, confirma su diagnóstico, en el sentido de que a Rivera le interesa visibilizar su alianza con el PP y criticar una supuesta "podemización" del PSOE. Desde la dirección morada sí apuntan la conveniencia de proponer a Ciudadanos explorar las reformas de la ley electoral y del Senado.

Así que Sánchez e Iglesias están de acuerdo en acercar posturas y en empezar a dialogar sobre medidas concretas, pero no han pactado a dónde conduce ese camino: los socialistas insisten en que a corto plazo no habrá moción de censura, y en que para que la hubiera sería necesario tener los votos necesarios y haber construido una alternativa clara de Gobierno. "Dos elementos que se tienen que dar y que hoy no se dan", dijo Ábalos, que reiteró –una vez más– que en ningún caso contarían con los votos de los independentistas catalanes.

E Iglesias, mientras tanto, espera que los acuerdos sobre materias concretas se traduzcan en "armar una alternativa al PP que se pueda traducir en desalojar al PP de las instituciones". "El PSOE lo ve algo más dificultoso, pero nuestra obligación es trabajar en esa dirección", reiteró. Iglesias afirmó que respeta la "estrategia" socialista y que por ahora se conforma con que haya "avances", sin marcar fechas límite: "No queremos colocar ningún deadline que pueda hacer descarrilar ninguna hoja de ruta. Entendemos que el PSOE pueda querer ir más lento. Nosotros vamos a defender que hay que echar al PP (...). Vamos a trabajar para intentar convencerles".

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias escenificaron este martes el inicio de una nueva etapa en la relación entre PSOE y Podemos. Atrás quedan los ataques y la beligerancia del pasado: es el tiempo de buscar acuerdos –o de, al menos, manifestar que se desean– y suavizar las formas. Tras una reunión de hora y media en el Congreso, ambos líderes pactaron constituir cinco grupos de trabajo para ir cerrando medidas, especialmente en política económica y social, que desmantelen la acción de Gobierno de Rajoy. Sus equipos justifican este viraje con el argumento de que la militancia y el electorado penalizarían ahora una actitud agresiva.

Más sobre este tema
>