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Las revelaciones de Corinna resquebrajan el tabú sobre la fortuna del rey emérito

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A cinco meses de que se cumpla el 40 aniversario del referéndum de la Constitución española, las revelaciones de Corinna zu Sayn-Wittgenstein han resquebrajado el tabú sobre la fortuna del hoy rey emérito y su origen. Pero solo eso. Las acusaciones contenidas en las grabaciones ahora difundidas por elespanol.com y okdiario.com horadan el muro de silencio pero tampoco permiten aventurar a cuánto asciende el verdadero patrimonio personal de Juan Carlos I ni en qué forma lo amasó. El misterio persiste. De las finanzas de Juan Carlos de Borbón apenas se sabe a ciencia cierta lo que percibe con cargo a los Presupuestos del Estado y previa asignación discrecional de su hijo, el rey Felipe VI: 191.124 euros en 2017.

En septiembre de 2012, el prestigioso rotativo The New York Times ofreció, aun con cautelas, una cifra orientativa sobre el volumen del patrimonio regio: 2.000 millones de dólares.  Dos años más tarde -mayo de 2014, un mes antes de la abdicación- la revista Forbes publicó en cambio que el rey ni siquiera estaría en la lista anual de los más ricos de España pese a que la nota de corte se situaba en solo 300 millones de euros.

Entre esas dos noticias quedó emparedado uno de los episodios que de manera más elocuente retratan el tabú financiero del monarca emérito. Todo empezó el 31 marzo de 2013, cuando el diario El Mundo destapó que la pretendida pobreza de Juan de Borbón era lo que hoy se denominaría una fake news.  Con documentos a la vista, el rotativo publicó que el padre del rey había dejado a su muerte (1 de abril de 1993) una fortuna de 1.100 millones de pesetas que incluía 728 millones en tres cuentas en Suiza. Su hijo Juan Carlos, principal beneficiario del testamento, heredó 375 millones de esas cuentas.

Casi cuatro meses después, la Zarzuela dio por cerradas el 4 de julio de 2013 las "pesquisas" abiertas tras la publicación de la noticia para averiguar qué había pasado con el dinero de Suiza. Pero lo hizo sin aclarar las grandes incógnitas. Según la Casa del Rey, Juan Carlos de Borbón había destinado su parte de la herencia a enjugar deudas de su padre. Y no era posible documentar si el legado se había sometido a tributación en España.

Una "convicción" sin pruebas

En un encuentro informativo al que, al igual que otros digitales, no fue invitado infoLibre, sus portavoces oficiales dijeron tener entonces la "convicción" de que el albacea del conde de Barcelona había satisfecho los impuestos correspondientes antes de repartir la herencia. Pero simultáneamente afirmaron que la búsqueda se había saldado sin un solo papel que avalase esa convicción. Incluso de haberse solicitado documentos a Hacienda, el fisco no los habría entregado a nadie salvo al rey. Quienes en aquel momento actuaban de portavoz ante los medios de comunicación no explicaron por qué entonces no los había reclamado el propio monarca.

El principal mensaje oficial de aquel día fue este: las operaciones en Suiza "quedaron a cero" en 1995, es decir, dos años después de la muerte de su titular. Y el monarca ya "no tiene cuentas en el extranjero". 

Pero ahora, las grabaciones a Corinna efectuadas por el controvertido excomisario José Manuel Villarejo, preso preventivo bajo la acusación de soborno y blanqueo, han devuelto al primer plano el gran misterio de la fortuna de quien durante 39 años se sentó en la cúpula del Estado. Esas grabaciones ponen también de relieve los ángulos ciegos de la versión ofrecida por Zarzuela en julio de 2013. 

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Porque esas cintas dejan oír cómo la mujer que llegó a ser oficialmente definida como “amiga entrañable” de Juan Carlos de Borbón asegura que este puso propiedades a su nombre para ocultar su verdadera titularidad. Y que cobró comisión por el contrato del AVE a la Meca. Y, sobre todo, que tiene cuentas en Suiza, para cuya apertura se valió de uno de sus parientes, Álvaro de Orleans Borbón, que niega tajante esa acusación, así como de las estructuras creadas por un abogado con despacho en Ginebra. Ese abogado es Dante Canonica, que previamente había pertenecido al equipo de Arturo Fasana, el gestor de fondos opacos de la trama Gürtel y titular de la misteriosa cuenta Soleado, abierta en el Credit Suisse de Ginebra.

¿Tendrá consecuencias la difusión de las cintas de Villarejo, de cuya filtración niega el excomisario ser su autor? Desde el punto de vista jurídico, nada impide que la justicia investigue al rey emérito si entiende que las palabras de Corinna encierran indicios de fraude fiscal y/o blanqueo. Juan Carlos de Borbón goza ahora de aforamiento ante el Tribunal Supremo pero, a diferencia de lo que ocurría mientras desempeñaba la Jefatura del Estado, ya no está exento de responsabilidad penal

Pero mientras Unidos Podemos reta al Congreso a investigar si Juan Carlos I usó su cargo para hacerse “multimillonario”, el Gobierno despacha de momento el asunto asegurando que se trata de grabaciones “antiguas” que ni siquiera tiene en cuenta. "Ni las consideramos", fueron las palabras literales con que este viernes zanjó el asunto la ministra portavoz, Isabel Celáa. ¿Por qué? Porque "no afectan" a Felipe VI.

A cinco meses de que se cumpla el 40 aniversario del referéndum de la Constitución española, las revelaciones de Corinna zu Sayn-Wittgenstein han resquebrajado el tabú sobre la fortuna del hoy rey emérito y su origen. Pero solo eso. Las acusaciones contenidas en las grabaciones ahora difundidas por elespanol.com y okdiario.com horadan el muro de silencio pero tampoco permiten aventurar a cuánto asciende el verdadero patrimonio personal de Juan Carlos I ni en qué forma lo amasó. El misterio persiste. De las finanzas de Juan Carlos de Borbón apenas se sabe a ciencia cierta lo que percibe con cargo a los Presupuestos del Estado y previa asignación discrecional de su hijo, el rey Felipe VI: 191.124 euros en 2017.

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