"Sánchez prepara un golpe de Estado": la teoría de la conspiración que PP y Vox comparten y que nutre su discurso común

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La derecha radical norteamericana creó en 2017 la madre de todas las conspiraciones. QAnon es una disparatada invención que afirma la existencia de una alianza de actores de Hollywood, miembros del Partido Demócrata y altos funcionarios dedicada a la pedofilia. Pero, contra toda lógica, ha ido creciendo y creciendo impulsada por el trumpismo y se ha convertido en una creencia firme para el 17% de los norteamericanos, según una encuesta de NPR publicada el pasado diciembre.

En España, las teorías de la conspiración creadas por la derecha en el pasado (la más destacada quizá sea la que aún sigue defendiendo que fue ETA quien cometió los atentados yihadistas del 11M) están en plena renovación. Y las más vigentes en estos momentos cuentan con el altavoz no sólo de la mayoría de sus medios afines sino también de los líderes del PP, Pablo Casado, y de Vox, Santiago Abascal.

Lo que sigue es una recopilación de las principales teorías que, sin ninguna prueba y siguiendo el manuel del trumpismo, llevan defendiendo en público Casado y Abascal desde que Pedro Sánchez llegó a la Presidencia del Gobierno y que demuestran hasta qué punto los discursos de ambos dirigentes se entremezclan.

hacia la III república

El líder del Partido Popular sostiene que Sánchez planea un golpe de Estado, un cambio de régimen sin pasar por las urnas. Lo ha insinuado varias veces, pero existe constancia de haberlo afirmado expresamente. “Lo que pasa en Cataluña se utiliza ahora como coartada para un cambio de régimen”, asegura. “Sánchez no está intentando aprovechar una oportunidad histórica para arreglar un problema nacional. Aprovecha ese problema causado por el supremacismo de sus socios y el apaciguamiento del PSOE para dar continuidad a su proyecto de cambio de régimen”.

Vox sostiene lo mismo. “El objetivo de Sánchez es construir mayorías alternativas al orden constitucional para poner fin a la monarquía parlamentaria y el Estado de derecho”, proclaman sus dirigentes, que hablan abiertamente de “una tiranía progre y globalista”. La “soberanía nacional está hoy atacada por un proceso revolucionario y golpista”. Un proyecto que incluye, afirma Abascal, dar “continuidad de un proceso golpista en Cataluña, diseñado contra España y contra la libertad y negociado desde hace muchos años con enemigos declarados de la nación”. Una idea que Casado comparte: Sánchez “ha resucitado el procés”, aseguró esta misma semana.

Ese nuevo régimen que planea Sánchez no sería uno cualquiera. El discurso del Partido Popular traslada que el plan de Pedro Sánchez es construir un Estado totalitario en el que él mismo controlaría de forma personal todas las instituciones e impediría que la derecha vuelva a gobernar alguna vez en España. La agenda del presidente del Gobierno se dirige a “destruir todos los contrapesos institucionales”. “Ya ha ocupado la Fiscalía, el Centro Nacional de Inteligencia, la CNMC, CNMV, el CIS, la Televisión Española, el Consejo de Transparencia y hasta ha intentado asaltar el Poder Judicial”, según Casado. Porque el único objetivo de Sánchez, remarca cuando tiene oportunidad, es “debilitar tanto a las instituciones que sólo quede como referencia el poder del presidente”.

ingeniería social

Para forzar ese cambio de régimen, sostiene la teoría de la conspiración que, sin ninguna prueba que lo avale, difunde desde hace meses la derecha española, el presidente del Gobierno trabaja con el objetivo de “destruir las bases de nuestro sistema de convivencia y desarmar al Estado con varias iniciativas letales para el futuro de España”. Sobre todo las que tienen que ver con Cataluña.

Y está intentando moldear a su antojo a la sociedad española utilizando técnicas de “ingeniería social”, una expresión que el líder del PP repite a menudo. “La ingeniería social está dirigida”, según él, “a demonizar a los sectores que el Gobierno no controla”, los que “no dependen de ellos”. Y para someterlos, lo que está haciendo es “una clientelización de la economía nacional” para crear “entornos subsidiados, dependientes del Gobierno” y “hacer un país que dependa incluso electoralmente de las adjudicaciones del BOE”.

El PP engorda constantemente el arsenal de supuestas iniciativas totalitarias del Gobierno de coalición, ninguna de las cuales se corresponde con la realidad. A día de hoy sigue asegurando que Sánchez ha puesto en marcha un “ministerio de la verdad” para censurar a los medios de comunicación y controlar la información que llega a los ciudadanos. O que va a aprobar una ley para expropiar bienesley a las empresas privadas y movilizar a los ciudadanos cuando le dé la gana. Ninguna de las dos acusaciones tiene una base real.

El asalto es tan grave que, según Casado, España “corre el riesgo de no ser lo que los españoles quieran que sea, sino el resultado de la ingeniería social de un Gobierno” que quiere “ocupar los órganos reguladores y el Poder Judicial” y “atacar la libertad educativa, el español, la libertad de expresión, la prensa, la propiedad privada, la propiedad inmobiliaria, al libre mercado y al Estado de Derecho”.

Vox comparte estas ideas. Y las proclama en sus mítines e intervenciones públicas. Sánchez quiere mantenerse en el poder “hasta que lo tenga todo controlado y todo atado y bien atado. Por eso se lanzan a la ocupación del Poder Judicial, de la Junta Electoral Central, del Centro de Investigaciones Sociológicas, del Centro Nacional de Inteligencia y de la radiotelevisión pública”, sostiene Abascal.

El Gobierno está tratando de “pervertir y malear las instituciones para protegerse de sus responsabilidades criminales y poder llevar a efecto su objetivo. Están decididos a acabar con la Corona”, acusan. Ese es el objetivo del cambio de régimen: expulsar al rey y proclamar la III República. Y en ese camino, “una fase necesaria del plan es la eliminación de la oposición”, afirman, en línea con lo que sostiene Casado.

En estos momentos, defienden los líderes de la derecha extrema, “el poder está en manos de personas y organizaciones políticas que han cooptado el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder Legislativo con un único fin, que no es otro que convertir las instituciones en órganos transmisores e impositivos de una ideología totalitaria”. Para conseguirlo “se han rendido ante los enemigos de la nación para acordar el desmantelamiento del Estado de derecho y la liquidación de la separación de poderes”. Y ya usan un “rodillo totalitario en la calle, en los medios de comunicación y en las instituciones”.

A la teoría que defiende el PP, Vox suma la imaginería común en las teorías de la derecha radical en todo el mundo. Por eso asegura que el plan del Gobierno incluye el objetivo de construir “sociedades multiculturales” que “los oligarcas europeos llevan décadas tratando de imponer en nuestro continente y que acaban en violaciones, robos y agresiones de todo tipo”.

Cataluña y País Vasco, proclama la derecha extrema, “son parte de una agenda mayor, son parte de un proceso que inició José Luis Rodríguez Zapatero” para “demoler” la nación española.

aliados internacionales

Una idea recurrente de la teoría de la conspiración que comparten PP y Vox es que, en realidad, Pedro Sánchez no manda. Son sus socios quienes, según Casado y Abascal, toman las decisiones.

La lista es larga. En ella figuran Unidas Podemos, el independentismo catalán y EH Bildu. Pero también los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que han conseguido encumbrar con financiación ilegal —algo que nunca han probado— el “Gobierno más radical que hay en Europa”, aseguran los líderes de la derecha.

Esa alianza incluye a ETA, según Vox, porque la organización terrorista disuelta hace años “no ha sido derrotada”. En vez de eso han encontrado “amparo institucional” en el PNV, el PSOE y en “la izquierda radical” del Gobierno. Y a aliados tan variopintos como Bruselas, el Foro de Davos, el FMI, el Banco Mundial, las grandes empresas multinacionales y, por supuesto, el multimillonario norteamericano George Soros, al que Abascal considera el “protector” de Sánchez.

A la UE Vox le atribuye específicamente “planes de control de las conductas e injerencias en la vida de las naciones, de las familias y los individuos”. Y a las organizaciones multilaterales internacionales, con la ONU a la cabeza, las “políticas tendentes a destruir la familia, a fomentar el aborto o la pederastia y a introducir métodos de adoctrinamiento y de imposición ideológica". "Se han convertido en organizaciones totalitarias”, sostienen.

La nómina de aliados no acaba ahí, al menos para Vox. Hay que sumar “la mafia del narcosocialismo” “y la mafia de los traficantes de seres humanos”. Y sobre todo el “cártel político que reúne a los principales representantes de la izquierda bolivariana y socialcomunista y que está encabezado, entre otros, por José Luis Rodríguez Zapatero, Lula da Silva y Rafael Correa” con el apoyo “de delincuentes condenados, como el exjuez Baltasar Garzón o el pederasta Evo Morales”.

Casado no lo ha expresado todavía con tanta claridad. Pero en sus discursos ya ha dejado claro que los países y los dirigentes políticos latinoamericanos a los que se refiere Vox son también sus adversarios en América.

Un sistema político que ya no es democrático

Uno de los argumentos más recurrentes de la derecha española es la que desde 2018 niega legitimidad al Gobierno de Pedro Sánchez. Primero porque, según Casado, nació de una moción de censura que hizo de Sánchez “un presidente ilegítimo” al “depender de votos vergonzantes”. Y después porque, afirma el PP, no tuvo fundamento real porque se basó en una sentencia —la primera de la Gürtel— que después fue parcialmente modificada por el Tribunal Supremo.

Más tarde, ya celebradas las elecciones de noviembre de 2019 que el PSOE ganó, como todas las celebradas ese año, Casado adaptó su argumento: ahora el Gobierno no es legítimo porque nació de un pacto del que Sánchez renegaba antes de votar. Tal es su convencimiento que incluso sostiene que en aquellas elecciones los españoles no pudieron “decidir libremente”.

Vox también lo piensa. Y lo dice. El Gobierno “empezó con una gran estafa, con un fraude electoral” y es “ilegítimo”. “Sánchez perpetró un gigantesco fraude mintiendo a los españoles”. Para la derecha extrema, no siquiera son legítimos los escaños independentistas en el Congreso: “son okupas en esta Cámara, son golpistas que han venido a esta institución para jurar destruirla, y se les ha permitido”.

Para los de Abascal, por no haber, tampoco hubo elecciones libres en Galicia y el País Vasco porque, aseguran, no se garantizó “la libertad y la seguridad de los votantes”.

La teoría de la conspiración de la derecha española proclama también que Sánchez ha silenciado y sometido el Congreso de los Diputados, con el que, aseguran, ya no cuenta. “Estamos viviendo un vaciamiento del parlamentarismo en España” porque ahora se dice que “todo se va a pactar con las ONG, la sociedad civil, los empresarios y los sindicatos. Y no. La soberanía nacional reside en el pueblo español en su conjunto, representado por senadores y diputados”, defiende Casado. Hasta el punto de que, según él, Sánchez llegó a proponerle sustituir el legislativo por las organizaciones sociales durante la primera fase de la pandemia. Los actos que el presidente organiza con empresarios, sindicatos y grupos sociales son, para el PP, parte de la “mayor agresión al Estado de Derecho en democracia”.

La consencuencia, según el argumentario conservador, es que en el Congreso “no puede decidir nada” desde hace un año porque el Gobierno se apoya constantemente en la aprobación de reales decretos —pasando por alto que esas normas también se debaten y votan en la Cámara—.

La única solución: el regreso de la derecha al poder

La conclusión lógica de este estado de cosas desborda la coyuntura actual. “Que [el PP] gane las próximas elecciones es indispensable para la continuidad histórica de España”, asegura Casado. “Ahora es el tiempo de la defensa de España”. Es el momento de “defender la libertad” en España “como el bien más preciado que tiene el ser humano y por el que bien merece arriesgar la vida”. Igual que lo han hecho “los valientes opositores cubanos y venezolanos; eso es lo que haremos la oposición en España”. “Estamos en momentos críticos para el control del virus, pero también en momentos decisivos para el futuro inmediato en libertad”, sostiene.

La derecha radical norteamericana creó en 2017 la madre de todas las conspiraciones. QAnon es una disparatada invención que afirma la existencia de una alianza de actores de Hollywood, miembros del Partido Demócrata y altos funcionarios dedicada a la pedofilia. Pero, contra toda lógica, ha ido creciendo y creciendo impulsada por el trumpismo y se ha convertido en una creencia firme para el 17% de los norteamericanos, según una encuesta de NPR publicada el pasado diciembre.

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