El presidente Pedro Sánchez definió este martes, a través del Boletín Oficial del Estado, la nueva estructura del equipo que tiene a su servicio en La Moncloa, cuyo nuevo diseño incrementa en 18 personas la cifra de altos cargos que dependen directamente de él.
La nueva estructura cuenta con un subsecretario menos que en la etapa anterior pero, en cambio, incluye cinco direcciones generales y 14 subdirecciones generales más de las que existían en la Presidencia del Gobierno desde la llegada de Sánchez a la Moncloa en junio de 2018.
En Presidencia hay en estos momentos dos secretarías de Estado (igual que en 2018), cuatro subsecretarías (una menos), 20 direcciones generales (cinco más) y 40 subdirecciones generales (14 más). En total ahora son 66 altos cargos, lo que significa que la cifra total ha aumentado en 18 personas.
Forman parte, en palabras de la ministra Portavoz, María Jesús Montero, de la estructura que trata de dar “cuerpo” y “consistencia” a los 22 ministerios que componen el Gobierno. Se trata de “comenzar sin más demora”, argumentó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, las tareas de cada departamento. Según ella, los nombramientos se han regido por los “vectores” de la racionalidad y la eficacia “y por tanto se han creado sólo los departamentos que se han considerado absolutamente necesarios” para desarrollar la acción de gobierno.
En la cúspide del organigrama de Moncloa hay dos personas con rango de secretario de Estado: el director del Gabinete de Sánchez, puesto en el que hace dos semanas ya fue ratificado el todopoderoso Iván Redondo, y la Secretaría de Comunicación, que sigue ejerciendo el periodista Miguel Ángel Oliver pero que todavía no ha recibido la confirmación de su continuidad.
En contra de lo que el Gobierno había anunciado, la Secretaría de Comunicación no se incorpora al nuevo Gabinete de Redondo aunque sí se someterá a su coordinación a través del nuevo Comité de Dirección.
El paraguas del Gabinete de Presidencia acoge dos subsecretarías —la Secretaría General y la Dirección Adjunta—, cinco direcciones generales —Seguridad Nacional, Asuntos Económicos y G20, Asuntos Exteriores, Unión Europea y la nueva Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo— y una subdirección general al servicio directo de Redondo. De la Secretaría General dependen cuatro direcciones generales más y de la Dirección Adjunta otras cuatro. De ese conjunto de órganos directivos cuelgan, a su vez, otras 29 subdirecciones generales.
Las funciones de la única subsecretaría suprimida —Asuntos Internacionales, Unión Europea, G20 y Seguridad Global—, que dependía precisamente del Gabinete, han quedado repartidas ahora en varias direcciones generales.
La comunicación
La otra gran pata del equipo de Moncloapata al servicio del presidente es la Secretaría de Comunicación. De su titular dependen cinco direcciones generales —cada una de ellas con una subdirección a su cargo— y tres subdirecciones generales bajo su responsabilidad directa.
A estos órganos hay que sumar dos altos comisionados. El primero, que Sánchez mantiene a su cargo, es el de la lucha contra Pobreza Infantil, que estará a cargo de Ernesto Gasco, un hombre del PSOE vasco vinculado a la política local en San Sebastián —de este departamento depende a su vez una subdirección general—. El cargo estaba vacante desde marzo de 2019 cuando su titular, Pau María Klose, fue cesado para poder presentarse a las elecciones. En segundo lugar, y después de ceder el de la Estrategia 2030 a la vicepresidencia de Pablo Iglesias, Sánchez ha creado uno nuevo con el flamante título de Alto Comisionado para la España Nación Emprendedora, que dirigirá Francisco Polo, hasta hace poco responsable de la Secretaría de Estado para el Avance Digital en el Ministerio de Economía que, en el nuevo organigrama de este departamento, ahora se ha desdoblado en dos.
Las principales novedades del organigrama, al margen de su estructura, son la creación de un Comité Director y la puesta en marcha de dos nuevos departamentos: la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo y el de Planificación y Seguimiento de la Actividad Gubernamental.
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El Comité de Dirección de la Presidencia es la herramienta que permitirá a Redondo coordinar el asesoramiento y el apoyo de la actividad de Sánchez, lo que le otorga cierto grado de influencia sobre la Secretaría de Comunicación, a la que el decreto integra en este órgano.
El Departamento de Planificación y Seguimiento de la Actividad Gubernamental, adscrito a la Secretaría General —y por tanto a Redondo— es una pieza clave del nuevo Gobierno de coalición. Su misión será el análisis y control de la programación y la implementación de la actividad gubernamental, coordinando esta tarea con el conjunto de los departamentos ministeriales. Y, sobre todo, preparar la información y los mecanismos precisos para la rendición de cuentas respecto a la acción del Gobierno que Sánchez se ha comprometido a hacer cada 100 días durante todo el tiempo que dure la legislatura.
La otra novedad, ya anunciada en los primeros días del Gobierno, es la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo. Este órgano tiene como misión, según el decreto publicado este martes, “el análisis metodológico y la canalización de la información de los retos, oportunidades, y tendencias multisectoriales del país, que permita el desarrollo de estrategias nacionales anticipatorias y de previsión a largo plazo”. Su puesta en marcha implicará la creación de un comité de expertos para el asesoramiento y orientación de las actividades de la Oficina, “con las funciones y composición que, en su caso, se determinen”.
El presidente Pedro Sánchez definió este martes, a través del Boletín Oficial del Estado, la nueva estructura del equipo que tiene a su servicio en La Moncloa, cuyo nuevo diseño incrementa en 18 personas la cifra de altos cargos que dependen directamente de él.