Pedro Sánchez en el medio, a un lado José Luis Rodríguez Zapatero y, al otro, Felipe González. En un extremo, Joaquín Almunia. De fondo, una enorme imagen de Alfredo Pérez Rubalcaba. La foto más esperada de un Congreso bautizado por los socialistas como el de “la unidad” se produjo a mediodía de este sábado. Y no fue solo una foto. Por primera vez desde que dejase la secretaría general del partido en 2012, Zapatero intervino en el plenario de un Congreso Federal. También lo hizo González, del que ni siquiera los más veteranos socialistas recuerdan desde cuándo no participaba de viva voz en un cónclave como éste.
En busca de esa imagen de unidad, el líder del PSOE le había pedido expresamente a ambos su colaboración, con especial simbolismo en el caso de Felipe González. "El mensaje más potente es que ha estado", dice un veterano alto cargo que prefiere anteponer la mera presencia de González al contenido de sus palabras. Porque no es ningún secreto que el primer presidente socialista tras la dictadura es considerado a día de hoy “un verso suelto” dentro del partido, mostrándose habitualmente crítico con la actual dirección y con el liderazgo de Pedro Sánchez, de cuyas decisiones incluso se ha desmarcado públicamente en repetidas ocasiones. Su presencia en Valencia y su predisposición para intervenir son interpretadas en todos los estamentos del partido como “el sellado oficial” de la paz interna de la que ahora gozan los socialistas, tan alejada de escenarios fratricidas de hace apenas 4 años. "Yo nunca viví un Congreso como éste y no sé si lo volveré a vivir", reconoce uno de los socialistas de trayectoria más dilatada presentes en el Congreso.
En la previa, ni siquiera había excesiva preocupación en Ferraz sobre la acogida que la militancia dispensaría a Felipe González. Tampoco se trasladaba inquietud por la de que él se saliera “del guión de la unidad”, aunque todo el mundo estuvo expectante en el plenario hasta el último momento por los posibles mensajes envenenados que lanzara el expresidente. En el caso del recibimiento no hubo sorpresas, aunque el entusiasmo del plenario con González fue sensiblemente inferior al expresado con Zapatero, que repartió saludos, abrazos y gestos de cariño desde su entrada. Tanto el propio Zapatero como Adriana Lastra se habían encargado también de desengrasar el encuentro con guiños constantes a González por el reconocimiento a sus años de Gobierno en los que, precisamente él mismo, se centró casi en exclusiva durante los 40 minutos de intervención.
Abrazo entre Pedro Sánchez y Felipe González en el 40º Congreso del PSOE
Felipe González: "No interfiero"
“Gracias por invitarme, gracias por permitírmelo”, comenzó agradeciendo González antes de empezar a recopilar una colección de anécdotas y episodios variopintos de su etapa de gestión en la Moncloa y de liderazgo en el PSOE: "Son inevitables los recuerdos. Hace ya 47 años que fui elegido secretario general”, rememoró. Alguien en Ferraz interpretó una de sus primeras frases como un dardo envenenado por la mediación política ejercida por Zapatero en el conflicto político de Venezuela en la búsqueda de una solución pactada entre el Gobierno y la oposición: "Siempre he sido moderado, salvo en una cosa: me repugnan los tiranos de cualquier signo". También repartió sin nombrarlos entre los socios de coalición de Unidas Podemos: "Me gustaría que se inventara un premio para dárselo al que se inventó lo del régimen del 78. Soy de los pocos que quedan y a mucha honra", espetó.
En todo su discurso solo le dirigió un reconocimiento específico a Pedro Sánchez y aún así fue capaz de conjugarlo en primera persona: “Yo viví muchas situaciones difíciles, pero reconozco que ninguna como ésta”, en referencia a la gestión de la pandemia. De hecho, incluso en este caso encontró un hueco para reivindicar su legado en referencia también a la Covid: “Imagínate, Pedro, haber tenido que gestionar esta situación sin un sistema nacional de salud como el que diseñó Ernest Lluch”.
Los apuntes sobre su relación personal con el PSOE de Pedro Sánchez los dejó para el final. Eran esperados y puso en tensión a alguno de los presentes. “De mí se dicen muchas tonterías. Y las soporto más o menos bien cuando son de los nuestros", aseguró antes de lanzar un trabalenguas sobre sus posicionamientos públicos: “Me siento libre cuando digo lo que pienso. No digo todo lo que pienso, pero pienso todo lo que digo". Y le pidió a Sánchez, como secretario general del PSOE, que "estimule la libertad de expresarse y la libertad de opinar lo que se piensa". Después, remató con un último mensaje para el presidente: “estoy disponible, pero no interfiero si no me preguntan". Una militante que seguía distraída la intervención de González apuntaló: “Solo faltaría”. El socialista de trayectoria dilatada opinó: "Felipe es así".
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Zapatero: "Reconocido y orgulloso"
El respaldo y el afecto le habían llegado antes a Pedro Sánchez por boca de José Luis Rodríguez Zapatero. "Este es un Congreso de unidad, de futuro, de socialdemocracia. Y tenemos un presidente del Gobierno y un secretario general que sólo piensa en el porvenir de España", dijo en mitad de una de las ovaciones de un plenario que le interrumpió varias veces para aplaudirle. "En el PSOE hemos aprendido que ser socialista es tener muy poco y estar dispuesto a dar mucho", aseguró aludiendo a la gestión de la pandemia de Sánchez: “me sentí reconocido y orgulloso cuando escuché a Pedro Sánchez decretar el confinamiento. Era lo mejor para el país y lo hizo sabiendo que le podía costar su vida política", añadió.
Zapatero definió los congresos del PSOE como “la antesala de los grandes avances en España" y reivindicó el legado socialista como "la mejor historia de todas las fuerzas contemporáneas, siempre al servicio a la democracia". "Este partido siempre ha tenido fuerza hacia el porvenir", añadió antes de citar a Clara Campoamor y a María Zambrano para referirse al feminismo como "la gran aportación al cambio de las sociedades", concluyó.
Pedro Sánchez en el medio, a un lado José Luis Rodríguez Zapatero y, al otro, Felipe González. En un extremo, Joaquín Almunia. De fondo, una enorme imagen de Alfredo Pérez Rubalcaba. La foto más esperada de un Congreso bautizado por los socialistas como el de “la unidad” se produjo a mediodía de este sábado. Y no fue solo una foto. Por primera vez desde que dejase la secretaría general del partido en 2012, Zapatero intervino en el plenario de un Congreso Federal. También lo hizo González, del que ni siquiera los más veteranos socialistas recuerdan desde cuándo no participaba de viva voz en un cónclave como éste.