Compás de espera en Andalucía. Un pulso, otro más. O más bien se podría definir como una ratonera de la que nadie sabe muy bien cómo se encontrará la salida, y si se encontrará. La investidura de Susana Díaz ha embarrancado otra vez, como mínimo hasta después del 24 de mayo, una vez pasado el Rubicón de las elecciones autonómicas y municipales. Pero la presidenta puso sobre el terreno de juego un nuevo elemento: verbalizó la amenaza de que está dispuesta a tirar de la cuerda e ir a unos nuevos comicios. Un aviso que en su equipo interpretan de forma inequívoca: no se "arrodillará" de ningún modo para conseguir la reelección.
La posibilidad de que la comunidad se conduzca a un adelanto electoral estaba ya sobre el papel. Lo estipula el artículo 118. 3 del Estatuto de Autonomía: que habrá las votaciones que hagan falta hasta que el candidato a la Presidencia de la Junta propuesto obtenga la mayoría simple. Pero tiene un plazo máximo: dos meses desde la primera vuelta. Y esta se produjo el 5 de mayo. Así que Díaz sólo tiene de tiempo hasta el 5 de julio para poder sentarse otra vez en el palacio de San Telmo. Por ahora, ya ha consumido tres intentonas. La última, este jueves, y con idéntico resultado que las dos anteriores: 47 síes, los del PSOE, y 62 noes, los de toda la oposición (33 del PP, 15 de Podemos, 9 de Ciudadanos y 5 de IU). Díaz necesita al menos 16 abstenciones, una concesión que por ahora ningún partido está dispuesto a dar. Nunca hasta ahora en la historia de Andalucía un candidato había necesitado más de tres vueltas para ser coronado como jefe del Ejecutivo.
"Si hay que ir a elecciones, se irá a elecciones", advirtió la presidenta en la reunión con su grupo parlamentario, previa al fracaso anunciado de la tercera votación. "Si alguien no las teme es el PSOE ni esta candidata", abundó. "No es de recibo" que quien venció en los comicios del pasado 22 de marzo tenga que "asumir íntegramente lo que dicen quienes han perdido; eso no es dialogar, es dogmatismo", denunció la dirigente socialista, para quien los demás partidos sólo están poniendo "excusas" para impedir su investidura. No fue el único aviso. Díaz dijo que no permitirá que Andalucía sea "un cromo de nadie" el 24-M, una moneda de cambio que intercambiar cuando se abran las urnas en toda España y se avance en la nueva política de pactos para poder conferir estabilidad a comunidades y ayuntamientos.
¿Quién sufriría mayor desgaste?
Dos miembros del Gobierno andaluz traducen el mensaje inequívoco de su jefa: que no se va a "arrodillar" de ningún modo a las exigencias de los demás partidos para conseguir la investidura. "Si piensan que tensando la cuerda van a conseguir que nos pleguemos, van por mal camino", explicaba un alto cargo de la Junta, que mantiene una relación constante con la presidenta en funciones. En resumen, negociar, sí, pero no admitir sin más las peticiones de los demás. En el PSOE calculan que, si hubiera nuevos comicios, podrían obtener un mejor resultado que el 22 de marzo, ya que sufrirían un mayor desgaste "PP y Podemos". ¿Y C's? "Quién sabe, están en fase efervescente", responde esta última fuente.
Por el momento, no hay fecha para una nueva votación de investidura. El presidente del Parlamento, Juan Pablo Durán, la dejó en el aire, así que de facto no habrá más intentonas hasta después del 24-M, un viraje dentro de la posición del PSOE, que en principio contemplaba la posibilidad de proceder a sucesivos rounds durante la campaña con el objetivo de dejar en evidencia el "boicoteo" de los grupos.
Los socialistas defienden que han "cedido" a lo largo de las negociaciones, sobre todo con Podemos y C's, los dos partidos que se han mostrado hasta ahora más receptivos al diálogo, y que esa actitud se visualizó en el debate de investidura de la semana pasada, cuando Díaz hizo guiños a ambos jefes de filas, Teresa Rodríguez y Juan Marín. Pero ambos creen que no son suficientes esos pasos. El partido de Albert Rivera pone por delante la firma del pacto anticorrupción –el PSOE ya avisó que sólo lo hará tras la investidura–, y exige que se ponga fecha por escrito a la salida de Manuel Chaves, imputado por el caso de los ERE, de su escaño como diputado. Como denunció Marín, es el PSOE el que "se ha levantado de la mesa" y el que no ha dado explicaciones de por qué no quiere suscribir el documento acordado.
"Con el freno de mano puesto"
Rodríguez, a su vez, acusó a los socialistas de mantener "un muro de intransigencia" en las negociaciones. En su caso, son dos las condiciones: que la Junta cancele las cuentas con bancos que desahucien sin alternativa habitacional y que se reduzca drásticamente el número de altos cargos, de forma que se separe el Ejecutivo de la Administración. La secretaria general de Podemos ha venido insistiendo que no se apeará de las dos condiciones, que son "gestos sencillos" que no costarían dinero a Andalucía.
Teresa Rodríguez, con los diputados andaluces de Podemos Félix Gil (con una camiseta) y Jesús Romero, se dirigen a la tercera votación de investidura, este 14 de mayo | EFE
El PSOE, sin embargo, no está dispuesto a fijar sobre un papel la marcha de Chaves, argumenta que es ilegal discriminar a entidades por el hecho de que desalojen a propietarios y ha ofrecido una rebaja del 10% de los altos cargos, pero no eliminar todo el aparato político de la Junta. "Los dos han ido a negociar con el freno de mano puesto, porque no les interesaba", señalaba a este diario un miembro del Gobierno. El portavoz parlamentario del PSOE-A, Mario Jiménez, hombre clave en el diálogo con la oposición junto con el número dos del partido, Juan Cornejo, pidió a Podemos, C's e IU que reflexionen sobre su papel de "comparsa", porque se están convirtiendo, dijo, en una "pinza inexplicable" con el PPpinza , al hacer "seguidismo", sumarse al "bloque del no" e impedir que se forme un nuevo Gabinete.
La complicación de la Aznalcóllar
Al ya de por sí endemoniado proceso de negociación se ha sumado un último obstáculo: la adjudicación del concurso para abrir la mina de Aznalcóllar (Sevilla). Un auto de la jueza de Instrucción número 3 de la capital andaluza cree que la Junta concedió la reapertura de la explotación mediante un concurso público "sin el más mínimo rigor". Díaz paralizó de inmediato el proceso de adjudicación, pero ello no disipó las dudas de la oposición. PP, Podemos y C's –la posición de IU es menos relevante, porque sus cinco escaños, por sí mismos, no abren ninguna puerta– han recalcado que el episodio debe aclararse lo antes posible. En el partido naranja, de hecho, no descartaron activar la posibilidad de una comisión de investigación cuando la legislatura eche a andar. Cosa que no ha ocurrido, al no haber nuevo Gobierno.
La Junta, por su parte, defiende que todos los trámites se han ajustado a la legalidad, pero sí asume que este capítulo puede empantanar las conversaciones. "Si hay mala fe, se agarrarán a esto como un clavo ardiendo", sentencian desde el equipo de la presidenta, que en todo momento exhiben "normalidad" y "ninguna preocupación" por las dificultades con las que está tropezando para ser reelegida, pese a que invocó la falta de "estabilidad" en su Gabinete cuando rompió con IU.
Díaz ha intentado tocar la tecla de los jefes nacionales. Telefoneó a Mariano Rajoy, Pablo Iglesias y Albert Rivera, para apelar a la "responsabilidad" y recalcarles, como ha hecho en los últimos días, de que no hay una mayoría alternativa a la del PSOE en el Parlamento. Pero fracasó. Los líderes de Podemos y C's le contestaron que ha de bregarse con Teresa Rodríguez y Juan Marín, ya que la negociación se encaja en Andalucía, y no en Madrid.
En ambos partidos, igual que en el PP, no tienen del todo claro si Díaz "va o no de farol" al amenazar con nuevas elecciones. Pero por ahora se mantienen en sus posiciones. "En Susana hay parte de cálculo político, porque cree que tras el 24-M será más fácil acordar, pero por nuestra parte no habrá cambio de cromos –asegura un interlocutor de peso de Podemos–. Y también la expectativa de que si van a nuevas elecciones, les irá mejor. Por último, es cierto que Susana es un electrón libre respecto a Pedro Sánchez. Quizá le interese tener una crisis". La formación de Iglesias dice que no ha hecho estimaciones de si le conviene o no que Andalucía camine a otro adelanto electoral. Y aunque admite que Díaz podría obtener un mejor resultado que en marzo, juzga que podría ser castigada por el "rechazo" a negociar.
La oposición aguanta el reto
C's afirma que no tiene miedo a que se abran otra vez las urnas, si bien no lo cree razonable. "No creemos que lo mejor sea amenazar. Pero ni nos amedrenta ni nos añade más presión", avisaban en el círculo de Marín, que reiteran que no actúan por "cálculo electoral". "Nosotros no hemos condicionado la investidura a lo que ocurra el 24-M, porque entonces habríamos hecho como el PP, que ha dicho no y no ha dialogado. Nosotros nos hemos remangado por Andalucía". Marín, no obstante, sí dijo a los medios que su partido esperará al resultado de autonómicas y municipales para "ver qué fichas en este tablero de ajedrez se empiezan a mover".
"No es sostenible estar mes y medio [hasta el 5 de julio] sin avances. No sabemos si Susana va a poder resistirlo. Es mucho tiempo", opinan fuentes próximas al líder del PP andaluz, Juanma Moreno. ¿Se plantean los conservadores optar por la abstención antes de ir a unos nuevos comicios? "De momento, no. No nos lo planteamos. De aquí a entonces, ya nos lo plantearemos. Pero la presidenta no ha cedido a nada. En vez de negociar, amenaza". En el PP aseguran que tampoco temen otro adelanto, porque para septiembre –las elecciones no podrían ser antes, ya que la Ley Electoral andaluza prohíbe convocarlas para agosto– la situación del partido "estará mejor" y no se reeditaría, aducen, el batacazo de hace dos meses.
En IU, sin embargo, sí creen que no habrá anticipo, que simplemente esto es una parada técnica porque Díaz "sabía que hasta pasado el 24-M la investidura iba a ser imposible". "El PP está obligado a abstenerse, no va a pasar por otras elecciones. Ellos también tienen sus presiones, sus lobbies, empresarios que les dicen que no puede perdurar la inestabilidad".
Moreno calificó de "espectáculo esperpéntico" el tercer rechazo a la investidura de Díaz, y le urgió a liderar ella misma las negociaciones, petición que comparten otras formaciones. Pero de momento todo queda suspendido.
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Sánchez y Díaz, a mil kilómetros
Tras el pleno de la Cámara, la presidenta en funciones y secretaria general del PSOE-A viajó hasta Asturias, hasta Avilés, para dar su aliento al otro barón autonómico de su partido con poder y candidato a la reelección, Javier Fernández. Pero en su tierra, en Andalucía, a mil kilómetros de distancia, quien mitineaba era Pedro Sánchez, que repartió su jornada de campaña entre Cádiz y Málaga, igual que la víspera se había quedado en Granada y Jaén. No hubo encuentro entre ambos, otra prueba más de la frialdad que preside su difícil relación.
Aún habría una oportunidad más para que se vieran, ya que la semana que viene el secretario general pasa por Huelva y Sevilla. "Coincidiremos a lo largo de esta campaña. Estoy convencido", dijo. Y mientras, dejó el mensaje que tocaba, que pese al "bloqueo de los partidos del no", dentro de "poco" Andalucía "tendrá una presidenta socialista en la persona de Susana Díaz". La fecha sigue siendo una incógnita.
Compás de espera en Andalucía. Un pulso, otro más. O más bien se podría definir como una ratonera de la que nadie sabe muy bien cómo se encontrará la salida, y si se encontrará. La investidura de Susana Díaz ha embarrancado otra vez, como mínimo hasta después del 24 de mayo, una vez pasado el Rubicón de las elecciones autonómicas y municipales. Pero la presidenta puso sobre el terreno de juego un nuevo elemento: verbalizó la amenaza de que está dispuesta a tirar de la cuerda e ir a unos nuevos comicios. Un aviso que en su equipo interpretan de forma inequívoca: no se "arrodillará" de ningún modo para conseguir la reelección.