Hace algunos años, varios sectores del independentismo repetían como un mantra que la independencia acabaría llegando, convencidos de que las nuevas generaciones eran cada vez más partidarias de esta opción. El tiempo ha pasado y la realidad se ha impuesto. Lejos de cumplirse este vaticinio, tan reiteradamente pregonado, el escenario ahora es otro: a los jóvenes catalanes cada vez les importa menos el 'procés'.
Precisamente cuando los partidos independentistas tienen la llave de la gobernabilidad de España y su estrategia es más decisiva que nunca, el apoyo a una Cataluña con Estado propio parece haber perdido partidarios entre los más jóvenes, que ya no ocupan la primera línea de la movilización. Si hasta 2020 eran estos los que lideraban las estadísticas con un mayor porcentaje de apoyo a la independencia, los mismos estudios reflejan ahora que podrían estar tirando la toalla.
Al menos así se desprende de las encuestas, especialmente la del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), el conocido como CIS catalán. Según el último estudio de este organismo, publicado en julio, el apoyo a la independencia entre los jóvenes de 18 a 24 años se ha desplomado hasta el 35%, 24 puntos menos que hace siete años y el valor más bajo desde antes del referéndum fallido de 2017. Si nos fijamos en el siguiente grupo de edad, de los 25 a los 34 años, el apoyo al 'procés' también toca fondo, con poco más de un 37% de partidarios frente al 58% de 2016, cuando alcanzó su máximo nivel. De hecho, el grado de apoyo a la independencia entre los jóvenes catalanes es el más bajo de entre todos los grupos etarios: llega al 40% entre los mayores de 65 y supera el 44% entre el resto de población adulta.
“Que los jóvenes sean más independentistas es mentira. Ha sido algo que nos han dicho para vendernos la idea de que la independencia era inevitable y cabalgaba a cuestas del relevo generacional”, apunta a infoLibre el investigador del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la Universitat Autónoma de Barcelona Oriol Bartomeus. “Lo que lleva a dar apoyo a la independencia son la lengua y el origen familiar, dos elementos que están unidos”, agrega.
Entonces, ¿cómo se explica que el apoyo a la independencia haya caído de forma más brusca entre los jóvenes? De acuerdo con Bartomeus, las nuevas generaciones son más “impacientes” y aunque “pueden participar de un colectivo, no se sienten parte del mismo”. “No tienen un compromiso, un vínculo estructural fuerte con este movimiento”, continúa el experto, que contrapone esta forma de actuar con la de los ciudadanos mayores. De hecho, desde hace algún tiempo, son éstos quienes integran la base de la mayoría de movilizaciones independentistas.
“La gente mayor es más fiel, más estable y más constante. Es capaz de seguir al pie del cañón, pase lo que pase. En cambio, los jóvenes pueden engancharse y desengancharse más rápido a un movimiento si no se ha conseguido lo que perseguía”, asevera. Para este investigador, la manera de movilizarse de las nuevas generaciones ha cambiado: “Pueden participar en una protesta con mucha fuerza e incluso con violencia, pero una vez se ha acabado, ya está. Es puntual. Son fanáticos efímeros”, opina.
Un ejemplo paradigmático de este tipo de movilización fueron las protestas por la detención del rapero Pablo Hasél en Cataluña en febrero de 2021, que encadenaron varios días de disturbios antes de apagarse, a pesar de que, a día de hoy, el artista sigue encarcelado por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona. Algo similar había ocurrido en 2019 tras la sentencia a los líderes del 'procés', cuando los jóvenes volvieron momentáneamente a primera línea.
“Quizás sea cierto que haya un punto de cansancio entre parte de la gente joven por haber ido durante años a manifestaciones y concentraciones y que no haya ocurrido nada”, resume a este diario Bartomeus antes de matizar: “Eso no significa necesariamente que hayan dejado de ser independentistas, sino que se han cansado”.
De hecho, según el CEO, cuando se pregunta a los jóvenes de 18 a 24 años cuál es el partido político por que sienten más simpatía, alrededor del 40% responde con una formación independentista, el 34% en el caso del grupo de edad de 25 a 34 años.
En una línea similar a la de Bartomeus se expresa el doctor europeo en Ciencias Políticas y profesor de la Universitat Pompeu Fabra Toni Rodon, para quien no está claro si estos jóvenes han dejado de ser independentistas, o bien, es una situación “coyuntural”. “Puede que haya quien piense que los políticos de ahora no son buenos o que no han sabido hacer bien las cosas, pero para saber si éstos jóvenes han consolidado su opinión los tendríamos que ver cuando no sean tan jóvenes”, recalca.
Para Rodon, el papel de los actores políticos es clave en esta cuestión: “En las últimas elecciones una buena parte de los votantes independentistas se abstuvo como castigo”. El politólogo se refiere así al desenlace de las generales del 23J, en las que el independentismo perdió unos 700.000 votos respecto a los comicios de 2019. Los grandes beneficiados de este resultado fueron el PSOE y Sumar, pero no cabe olvidar que casi la mitad, unas 300.000 personas, prefirieron no ir a las urnas.
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Por otro lado, Rodon argumenta que la opinión pública suele moverse por ciclos y, en el actual, “la gente es menos pro independencia”. “El hecho de que sean jóvenes importa poco, lo que importa es el contexto. Muchos de los que se han incorporado en política pueden haber entendido que la independencia no va a ninguna parte. Pero también hay quienes dicen no ser independentistas porque lo ven imposible y prefieren escoger la opción más viable”, remarca el politólogo. En este sentido, alerta del peligro de caer en la “frustración política”: “Cuando eres joven y pides cosas que crees fuertemente, si el sistema no te las da, eso puede marcar tu opinión para el resto de la vida”.
Precisamente porque se cree que los años que van desde los 16 a los 24 son los más “impresionables”, lo que más huella dejan en la ideología y la forma de pensar de una persona, Rodon insiste en la importancia de no dejar sin respuesta las inquietudes juveniles.
“La apatía política es mucho más difícil de cambiar”, advierte.
Hace algunos años, varios sectores del independentismo repetían como un mantra que la independencia acabaría llegando, convencidos de que las nuevas generaciones eran cada vez más partidarias de esta opción. El tiempo ha pasado y la realidad se ha impuesto. Lejos de cumplirse este vaticinio, tan reiteradamente pregonado, el escenario ahora es otro: a los jóvenes catalanes cada vez les importa menos el 'procés'.