La participación electoral de los españoles residentes ausentes –es decir, quienes viven en el extranjero en el momento de celebrarse unas elecciones, el conocido como censo CERA– cayó en picado en las últimas generales, las de noviembre de 2011, celebradas pocos meses después de que se reformara la Ley Electoral y se introdujera el voto rogado con los votos de PP, PSOE, CiU y PNV en el Congreso de los Diputados. La asistencia a las urnas cayó entonces de niveles del entorno del 30% a menos del 5%.
El censo CERA se computó por primera vez en las generales de 1986 y se estrenó con una participación de 20,57%, pues votaron 52.900 de los 257.169 electores ausentes inscritos. Después, y durante tres elecciones consecutivas –1989, 1993 y 1996–, se movió en niveles cercanos al 35%. La participación de estos ciudadanos cayó de forma brusca en 2000 hasta el 22,96% y remontó en 2004 y 2008. Si se tienen en cuenta todas las citas con las urnas para elegir diputados celebradas entre 1986 y 2008, la media de participación fue del 29,89% en ese periodo.
La situación cambió de forma radical en 2011. De los 1.482.786 residentes ausentes que había computados en ese año sólo se incribieron para votar 138.037, el 9,3% de quienes estaban fuera de España en el momento de celebrarse las elecciones. Y de ellos, apenas votaron finalmente 73.361, el 53,15% de quienes habían seguido el nuevo procedimiento para poder ejercer su derecho al sufragio y el 4,95% del total de los ausentes. La cifra representa menos de la sexta parte del anterior dato de participación –el de 2008– e, incluso si se compara con el anterior mínimo histórico –1986–, supone una participación cuatro veces inferior a ese registro.
La escasa participación de los residentes ausentes provocó que, una vez finalizado el recuento, se modificara a la baja la cifra de participación global en las elecciones en casi tres puntos. Mientras que entre los residentes en España la asistencia a las urnas alcanzó el 71,71%, cuando se computó el voto CERA la cifra cayó hasta el 68,94%. En todas las elecciones anteriores la diferencia entre el nivel de participación de los residentes en España y el nivel de participación global una vez computado el voto de los electores ausentes nunca había variado en más de 1,3 puntos.
El PSOE ganó el voto exterior en 2011
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En las últimas generales el Partido Socialista consiguió la victoria entre los electores residentes en el exterior. Pese a que la formación obtuvo su peor resultado histórico hasta la fecha con apenas 110 diputados, logró imponerse al PP entre los españoles ausentes, con 28.004 papeletas (38,17% de los votos) frente a las 27.615 de los conservadores (37,64%). Aunque la cifra es pequeña y no hizo variar ningún escaño, permitió al PSOE superar la barrera simbólica de los siete millones de votos.
El reducido número de electores que ejercen su derecho a sufragio desde fuera de España hace que el reparto de escaños no suela variar una vez se incorporan sus votos. Esta ha sido la tónica habitual en las elecciones generales, aunque en comicios autonómicos sí ha habido momentos en el que el voto de los emigrantes ha provocado cambios. Fue el caso de las elecciones gallegas de 1997, donde el PP logró su escaño 42 –de un total de 75 en la Cámara autonómica– gracias al voto exterior.
De acuerdo con los últimos datos publicados por el INE sobre residentes en el exterior, hay 1.875.272 electores españoles en esa situación. La circunscripción con más ciudadanos en el censo CERA en términos absolutos es Madrid, con 253.946 emigrantes, aunque en términos porcentuales destacan las provincias gallegas, todas ellas con más de un 15% de electores ausentes: Ourense, 36%; Lugo, 22%; Pontevedra, 16,4% y A Coruña, 16,2%. También superan la barrera del 10% Santa Cruz de Tenerife (13,2%), Asturias (12,4%), Zamora (12,1%) y Salamanca (10,1%). Entre los países de destino Argentina, con 392.943 votantes, es el lugar con más españoles con derecho a voto, seguido de Francia –194.937– y Venezuela –159.014–.
La participación electoral de los españoles residentes ausentes –es decir, quienes viven en el extranjero en el momento de celebrarse unas elecciones, el conocido como censo CERA– cayó en picado en las últimas generales, las de noviembre de 2011, celebradas pocos meses después de que se reformara la Ley Electoral y se introdujera el voto rogado con los votos de PP, PSOE, CiU y PNV en el Congreso de los Diputados. La asistencia a las urnas cayó entonces de niveles del entorno del 30% a menos del 5%.