El escritor y periodista Juan José Millás (Valencia, 1946) se mantiene atento a todo lo que ocurre en nuestro entorno. Sus últimos trabajos junto al paleontólogo Juan Luis Arsuaga se han convertido en un gran éxito editorial. Su especial habilidad para observar la realidad le permite siempre aportar puntos de vista originales y evocadores. En los tiempos que vive el periodismo, considera que, en realidad, siempre ha existido "una guerra de trincheras entre los propios medios de comunicación". Apenas se prodiga en redes sociales, a las que considera que "se les da más importancia de la que realmente tienen". Con respecto a la extensión de las mentiras y fake news, aporta una explicación: "La mentira gusta mucho porque las grandes mentiras suelen estar dirigidas a satisfacerte, a darte la razón aunque no la tengas y, por eso, la mentira tiene mucha más capacidad de expansión que la verdad".
Perder el futuro
"La sensación general es de gran incertidumbre y gran inseguridad porque se nos ha quitado, o se nos ha arrebatado, el espacio donde más tiempo pasa el ser humano, que es en el futuro: el niño está pensando en cuando sea joven; y el joven, en cuando sea maduro. Siempre estamos pensando en el futuro. Ese espacio en el que pasábamos tanto tiempo ya no existe porque la gente no sabe cuándo podrá independizarse de sus padres, formar una familia, tener hijos, meterse, por fin, a comprar una vivienda... Pero esto no es solamente por la guerra de Ucrania. La guerra sólo ha acentuado problemas que ya venían de antes. Este es el estado global de la sociedad, en el que se consumen más ansiolíticos que nunca y España es el país que más consume. En términos absolutos es una salvajada, una barbaridad".
Una sociedad insomne
"El insomnio en sí no es una enfermedad. Es el aviso de que hay una enfermedad y está generado en parte por una ansiedad. No duermes porque estás ansioso y estás ansioso porque no sabes qué va a ser de tu vida o qué hacer con ella. Y también, claro, porque eso genera una atmósfera de enfrentamiento o de nervios que no es lo más propicio para dormir. La propia Organización Mundial de la Salud ha emitido una alerta porque el 30% de la población mundial padece insomnio. Una sociedad así es una sociedad más dormida, que tiene muchos accidentes de trabajo y de tráfico, que trabaja mal, que está de mal humor, que está nerviosa... Es una sociedad peligrosa. La gente que no ha dormido al día siguiente está de mal humor y una sociedad que no duerme bien está de mal humor".
El shock de la guerra
"Esta guerra nos ha sorprendido porque ya no creíamos que íbamos a ver guerras antiguas, de soldados con rifles matándose unos a otros desde las trincheras. Creíamos que los conflictos se iban a solucionar de otro modo. Y esto ha sido un shock. Ver esas imágenes de civiles asesinados y el éxodo de la gente que huye de los pueblos, saber que niños y mujeres han sido violados... Todo eso es muy conmovedor, porque son seres humanos, son hermanos nuestros. Todo el mundo occidental está desestructurado por un acontecimiento que, en apariencia, es local. Y esto nos da idea de la fragilidad que provoca la globalización y la interdependencia que provoca que un conflicto, de aspecto a lo mejor pequeño, puede producir una hambruna en África y un encarecimiento de los alimentos en todo Occidente. Es un desastre que revela contradicciones que estaban latiendo en el sistema".
La ultraderecha gana en Italia
"La victoria de Giorgia Meloni en Italia seguramente se explica por muchos factores, pero hay uno al que se presta poca atención que es la abstención, que ha sido casi de un 40%. Creo que el voto de esa gente habría ido a programas de carácter progresista. Lo que pasa es que esa gente ya no cree en el sistema, se ha desenganchado. Curiosamente, las cifras de abstención coinciden con las de la gente que está en riesgo de pobreza, o que está ya en la pobreza. Es decir, son personas que sienten que las decisiones del sistema no les conciernen y no van a votar porque sienten que eso ya no va con ellos. También en las últimas elecciones que hemos visto en España la abstención ha sido muy alta y se le presta poca atención. Parece que siempre tratamos de no prestarle demasiada atención. Y considero que es porque nos da miedo porque es un dato muy significativo de un sistema que cada vez expulsa a más gente hacia los márgenes. Y esta gente no se siente concernida por las decisiones del sistema".
El fin de las clases medias
"No es que haya gente que no vote porque está desencantada. En la mayoría de los casos va mucho más allá del desencanto, porque el desencanto, como palabra, tiene incluso connotaciones románticas, de nostalgia. No es que sientan que no les concierne, es que viven al margen del sistema. Ni siquiera hay desencanto. Es increíble la cantidad de gente que está durmiendo en la calle, gente a la que el sistema no puede atender. No tienen relación alguna con el sistema. Y esto va en aumento, porque las últimas cifras que he escuchado en España son del 34%. Y después hay una sociedad media cada vez más depauperada, cada vez más frágil, con más miedo a ese futuro que le han arrebatado. Y una desaparición de las clases medias es tremenda, porque son las que cohesionan a los sistemas. La desigualdad no deja de aumentar".
El PP y los impuestos
"Seguramente el PP miente y si estuviera en el poder los subiría. Recuerdo cuando, antes de que Mariano Rajoy ganara las elecciones, Cristóbal Montoro repetía obsesivamente que lo que había que hacer en épocas de crisis era bajar los impuestos. Lo decía con tal ardor y con tanta pasión que a mí me hacía dudar, porque me parecía que el hombre actuaba de buena fe. Y, desde mi ignorancia, pensaba que quizá llevaba razón, porque no podía alguien abogar con esa convicción moral y con esa seguridad sin llevar parte de razón. Pues al día siguiente de ganar las elecciones, el ministro Montoro subió todos los impuestos. Es decir, que lo más probable es que el PP mienta y que, si ganara las elecciones, mañana subiría los impuestos. Otra cosa es en los niveles autonómicos. Pero en las decisiones de orden estatal, no tengo ninguna duda de que miente y de que subiría los impuestos como hizo la otra vez".
El PP de Feijóo
"El PP no ha cambiado nada. Ha cambiado un poco las formas respecto a Pablo Casado, pero digamos que, en la sustancia, todo sigue igual. Sigue siendo un partido que en la oposición no ayuda a nada en la gobernación, ni siquiera en las cosas que son evidentes y que son buenas. Es una formación que en la oposición tiene tics antisistema. En la sustancia, por tanto, realmente el cambio no se ha percibido. A veces, parece que han cambiado un poco las formas, pero al final sale la bestia que llevan dentro, la que salía con Casado. Y hablar de esto es un ejercicio retórico inútil que no conduce a ningún sitio. El PP de Feijóo es el PP de Casado. Del mismo modo que el PP de Casado era el de Rajoy, y el de Rajoy era el partido de Aznar".
Pedro Sánchez
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"Pedro Sánchez es un político pragmático y del sistema. De hecho, es muy valorado en los círculos internacionales. Es un hombre de un pragmatismo brutal que podría parecerse al de Felipe González. Tiene algo de práctico que se adapta a situaciones y es capaz de hacer hoy lo que negaba ayer. Pero le falta la magia que tenía González, que era un hombre que conseguía, aparte de su capacidad de convicción mental, llegar también a los sentimientos de la gente. Creo que Sánchez tiene una dureza, con la que se maneja muy bien en los círculos internacionales. Pero, con esa dureza, le cuesta llegar al electorado. Seguramente estos datos que dan las encuestas desfavorables al PSOE no tienen tanto que ver con la acción del Gobierno, como con que no consigue empatizar, por utilizar un término que entiende todo el mundo, con el electorado".
La desunión a la izquierda
"La realidad dice que las fuerzas de izquierda raramente llegan a acuerdos. Ojalá llegaran, pero no parece. Además, da la impresión de que estas fuerzas están siempre condenadas a tener un papel casi testimonial, como el que tuvo el Partido Comunista durante muchos años. Hay algo en ellas que parece que les imposibilita alcanzar el poder. Esto es sorprendente porque Podemos, que recogió un poco de espíritu del 15M, llegó a ser en las encuestas el número uno en intención de voto. Y, al final, se ha quedado en una fuerza casi testimonial. Creo que mucho ha tenido que ver su propia actuación. No se ha analizado suficientemente, pero tiene que ver con esta tendencia a la dispersión de las izquierdas. De todas formas, es cierto que en el Gobierno de coalición han conseguido cosas gracias a su presión".
Crisis del sistema
"Un sistema es un conjunto de cosas que funcionan, que se unen para conseguir un objetivo bueno. Pero aquí las desigualdades no hacen sino crecer, de manera que realmente lo que habría que ser es antisistema. Uno no puede estar a favor de este sistema que empobrece a más del 30% de la población, que adelgaza las clases medias y que a los millonarios los hace más millonarios. Uno no puede estar a favor. Lo verbalizó hace poco Sánchez: dijo que la gente está decepcionada de la política porque piensa que no mandan a aquellos a los que votan. Y llevaba razón: no mandamos a quienes votamos. Mandan también ellos, aunque mejor no exageremos, porque lo hacen poco. Todo esto transmite a la población la idea de que los cambios que realmente necesitaría el mundo en que vivimos no se pueden hacer o por falta de voluntad de la política o por falta de fuerza de la política. Y eso coloca a la población en una situación de desánimo brutal".
El escritor y periodista Juan José Millás (Valencia, 1946) se mantiene atento a todo lo que ocurre en nuestro entorno. Sus últimos trabajos junto al paleontólogo Juan Luis Arsuaga se han convertido en un gran éxito editorial. Su especial habilidad para observar la realidad le permite siempre aportar puntos de vista originales y evocadores. En los tiempos que vive el periodismo, considera que, en realidad, siempre ha existido "una guerra de trincheras entre los propios medios de comunicación". Apenas se prodiga en redes sociales, a las que considera que "se les da más importancia de la que realmente tienen". Con respecto a la extensión de las mentiras y fake news, aporta una explicación: "La mentira gusta mucho porque las grandes mentiras suelen estar dirigidas a satisfacerte, a darte la razón aunque no la tengas y, por eso, la mentira tiene mucha más capacidad de expansión que la verdad".