En 1981, justo tres meses después del intento de golpe de estado en el Congreso de los Diputados, una banda de once atracadores tomó las oficinas centrales del Banco Central en Barcelona y a las trescientas personas presentes como rehenes. Netflix presenta una serie en cinco episodios que recrea ese acontecimiento real que se produjo en una jovencísima democracia, que aún estaba en riesgo por culpa de fuerzas golpistas que no se resignaban a que acabase el franquismo.
¿Robo por encargo?
El guionista Patxi Amezcua se ha basado en la versión de los hechos del jefe de los atracadores, José Juan Martínez Gómez. Este mantiene que el asalto fue un encargo para camuflar el verdadero robo, el de unos papeles guardados en la caja de seguridad 156. La miniserie comienza como un golpe de ladrones y estas posibilidades de que el delito encubra otro con derivadas políticas van apareciendo progresivamente. Lo que parece ser un clásico del género atraco va derivando en suspense político.
Un clásico de género con un gran giro
La historia tiene buenos giros y un ritmo que no decae. Sin presentar gran originalidad narrativa, está bien contada y con un grupo de personajes principales que hacen muy entretenido verla. Miguel Herrán interpreta a Número uno, como conocen los atracadores a su cabecilla. Este actor debutó en A cambio de nada gracias a la visión de su director y descubridor, Daniel Guzmán. Ganó el Goya a actor revelación en este primer trabajo. Luego vinieron sus pelotazos en La casa de Papel y Élite. Da igual dónde esté, lo borda.
La fuerza de Miguel Herrán
En este personaje tiene espacio para deslumbrar. Por momentos con su energía y su gracia, por otros con desconcierto y miedo. Herrán tiene esa aura de protagonista nato. La exhibió recientemente en Los Farad y lo hace nuevamente aquí. Siempre resulta interesante y creíble.
Fuera del banco la serie sitúa a un equipo de periodistas que se hacen con varias exclusivas. Lo componen los actores María Pedraza y Hovik Keuchkerian, que replican la pareja típica de poli veterano - poli debutante de manera resultona. En el reparto destaca el estupendo trabajo de Isak Férriz como policía que investiga los hechos.
Paralelismos entre la transición y la actualidad
El director de cine Daniel Calparsoro llegó a esta serie con el guion ya escrito. Le gustó el espejo que ofrece la situación social de la España del 81 a la actual: en aquel entonces se hablaba de una amnistía para los presos políticos, de la ultraderecha y de conspiraciones de jueces y guardia civil contra los gobiernos. En una entrevista promocional para FórmulaTv, Calparsoro afirma que este componente político aleja a la serie de otras películas sobre ladrones y atracos que ha dirigido, como Cien años de perdón o Hasta el cielo. “Esta es una historia verídica que tiene un trasfondo sociopolítico. Queremos contar también un momento de celebración de la democracia, de la libertad, que quizás se ha perdido un poco” aclara el director.
La apasionante vida de un quinqui
Otro de los puntos que destaca de la serie radica en la biografía de su protagonista. “Tiene una peripecia vital increíble”, afirma, desvelando que José Juan Martínez Gómez vuelve a estar en prisión, tras una biografía llena de ingresos y salidas que incluye también una fuga. El atracador es un delincuente profesional, un quinqui puro de su época, pero también ha sido un anarquista. Incluso hay quien opina que esa faceta política es una coartada para operar como confidente policial infiltrado en esos movimientos.
Versiones indemostrables
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El asalto al Banco Central fue un acontecimiento sonado que según Calparsoro influyó mucho en el género de películas de robos a bancos por el tratamiento que la banda hizo de los rehenes. El cine extranjero también tomó nota de las posibilidades narrativas de este tumultuoso asalto.
La periodista Mar Padilla escribió un libro sobre el robo, Asalto al Banco Central con numerosos testimonios. Un compañero del asalto al Central entrevistado por Padilla para El país, Mariano B., niega lo que dice Martínez sobre los servicios secretos. “Ese tío es un fantástico que se cree sus propias mentiras” concluye. En España se hizo una película con este mismo título con críticas espantosas a pesar de contar como José Sacristán como protagonista. También se han hecho documentales y reportajes recurrentes sobre el robo y sobre su líder, que sigue afirmando que le pagaron un millón de dólares por adelantado para efectuar el asalto.
Espías y secretos de Estado
El atracador acusa a un espía de Barcelona que falleció cuatro años después del atraco, Miguel Vilagrán de haberle contactado, quien afirma además haber visto los documentos que se buscaba proteger con tanto ahínco. Sin desvelar nada, sí se puede decir que las conspiraciones que se apuntan en el argumento quizás no se puedan probar, pero no resultan ni descabelladas ni incongruentes respecto a las informaciones que emergen sobre aquel convulso período.
En 1981, justo tres meses después del intento de golpe de estado en el Congreso de los Diputados, una banda de once atracadores tomó las oficinas centrales del Banco Central en Barcelona y a las trescientas personas presentes como rehenes. Netflix presenta una serie en cinco episodios que recrea ese acontecimiento real que se produjo en una jovencísima democracia, que aún estaba en riesgo por culpa de fuerzas golpistas que no se resignaban a que acabase el franquismo.