La segunda temporada de White Lotus ha mantenido a sus espectadores expectantes, atentos al episodio semanal en HBO Max hasta descubrir por fin cómo se resolvía la intriga planteada en el primer episodio. Qué personaje había muerto.
Pero ese ha sido solo uno de los ingredientes para acudir a la cita con la serie. Para algunos, un mero accesorio. Lo que hace a la ficción imbatible es su capacidad para enganchar a su retrato de los comportamientos personales y de las dinámicas entre ellos.
Nacida como miniserie, demasiado buena para acabar
Ya lo consiguió en su primera y multipremiada temporada, para mi lo ha superado en ésta, que en un principio ni siquiera existía en el plan original. White Lotus se planteó como una miniserie cuando comenzó, en el verano de 2021, pero su éxito y la facilidad del formato para reproducirse la han convertido en una serie antológica, es decir, que cada temporada cuenta una historia independiente.
Uno de los rasgos que hacen más potente a la serie es la convicción con la que está contada. Concebida, escrita y dirigida por Mike White, exhibe la soltura de quien no necesita hacer concesiones creativas.
Y así, sin contemplaciones, White, que quiere a sus personajes, pero con cierta chufla, no tiene el menor escrúpulo en diseccionarlos para nosotros como si fueran una rana en su clase de ciencias.
Primero el dinero, ahora el sexo
Como el propio White cuenta, la primera temporada trató del dinero. En su paraíso hotelero de seis estrellas se libra una particular y soterrada lucha de clases. Una versión de la película coreana Parásitos, con cócteles y vistas al mar.
En esta ocasión, su bisturí ha atacado al sexo en un amplio repertorio de conflictos, casi todos, eso sí, relacionados con la clase alta a la que dirige su mirada. Y lo hace bastante ajeno a la enorme politización de lo sexual y de los comportamientos individuales en general que estamos viviendo.
Deseo y frustración en Sicilia
Aquí los personajes, encapsulados durante una semana en su paraíso de Sicilia, se sienten demasiado inmersos en su propio deseo y en su personal frustración como para convertirse en ejemplo moral de nada. Prostitución, homosexualidad reprimida, insatisfacción en la pareja, infidelidad, celos, deseo incontrolado o atracciones fatales aparecen como un juego incesante. Como la marea, que nunca para de subir y bajar y subir.
Al avanzar la temporada aparece por debajo el tema de la primera entrega. El sexo también es dinero, también es poder, es moneda de cambio y objeto de robo y estafa. Y crimen. Como el que evocan las omnipresentes testas di moro, que recuerdan el peligro de nuestros errores y nuestras traiciones.
Interpretaciones irresistibles
White ha sabido reunir gran cantidad de talento en la interpretación, empezando por la superlativa Jennifer Coolidge, única protagonista que ha repetido en las dos temporadas y cuyo personaje descomunal, más grande que la vida, como dicen los americanos, le ha logrado ya un Emmy.
Entre los actores de White Lotus 2 destacan dos conocidos para los y las amantes de las series, Michael Imperioli, Christopher Moltisante en Los Soprano y Aubrey Plaza, la chica enfadada, que ha recibido ya una nominación a los Globos de Oro por esta interpretación (al igual que Coolidge). La conocemos de la comedia Parks and Recreation especialmente, pero también ejerce como cómica, además de como actriz.
Impecable el oscarizado y siempre sutil F. Murray Abraham como abuelo con su lado sexual siempre despierto. Y delicioso como en tantos papeles Tom Hollander, aquí como exuberante divo gay.
Entre los descubrimientos se encuentra Will Sharpe, británico con raíces japonesas, que encarna al enigmático Ethan. Sharpe era hasta ahora más conocido como intérprete teatral o creador de la prestigiosa serie Flowers. Reprime con tal intensidad sus pensamientos y emociones que parece que vaya a deteriorarse la mandíbula al apretar los dientes.
Muchos espectadores, siempre agudos analistas en Twitter, se han maravillado con la interpretación de Meghann Fahy, la esposa consentidora, que brilla en algunas escenas, especialmente en el último episodio.
El guion y la interpretación se ven reforzados por un tempo en el que las transiciones visuales, descaradamente metafóricas, volcanes en erupción y oleajes nada menos, van incrementando la tensión.
Música italiana llena de emoción
La banda sonora de esta temporada aprovecha la expresividad italiana, desde una Rafaella Carrà introducida como homenaje a La gran belleza, ya que elige la misma canción que la película, A far l´amore comincia tu, hasta la ópera o el pop más romántico y arrebatado.
Música redondeada por la compuesta por Cristóbal Tapia de Veer y Kim Neundorf, autores también de la extraordinaria pieza de los títulos de crédito, con ilustraciones de Lezio Lopes (@leziolopez en Instagram).
Capas y capas que hacen más absorbente la serie. Sobre ellas la espuma de un diálogo lleno de frases brillantes y líneas de comedia perfectas. Como ejemplo varias de las que se le ofrecen a Coolidge, con su aniñada y torpe Tanya, en el último episodio, nada más ser oídas convertidas en clásicos instantáneos.
White ha sido actor y concursante de ‘Supervivientes’
Mike White, el creador de este universo lujoso y malsano, ejerce también como actor y ha sido participante en la versión americana del programa Supervivientes. Hijo de un escritor y pastor evangelista que declaró abiertamente su homosexualidad tras años de casado, Mike también ha hablado en público de su bisexualidad.
Ha escrito varias comedias más payasas que esta serie, algunas con Jack Black como protagonista como Escuela de Rock y Nacho libre. No todo han sido aplausos para su labor, también es ganador de un Raspberry Award, premio al peor guion, por el que coescribió para Emoji: la película.
Tercera temporada, la espiritualidad
Ver más‘Andor’: la forja de un rebelde galáctico
En declaraciones promocionales para HBO, el propio White explica su punto de vista sobre sus personajes en el cierre de la temporada. Solo apto para quienes han visto el final, no tiene desperdicio.
El autor avanza que la próxima entrega “puede ser una mirada satírica y divertida sobre la muerte, las religiones orientales y la espiritualidad. Creo que podría ser un tapiz interesante en el que tejer una tercera ronda de White Lotus”.
Con sus aclamadas dos temporadas ya entregadas y su fórmula de concentrar a una panda de ricos una semana en un hotel, fuera de su hábitat habitual, White ya tiene toda nuestra atención. Solo pensar en la mezcla de estos materialistas con una pretensión de trascender y “desprenderse” se abren un buen puñado de posibles conflictos y risas, un filón para la sátira.
La segunda temporada de White Lotus ha mantenido a sus espectadores expectantes, atentos al episodio semanal en HBO Max hasta descubrir por fin cómo se resolvía la intriga planteada en el primer episodio. Qué personaje había muerto.