Construyendo la Escuela Diplomática Europea

Nacho Sánchez Amor

La lógica de la construcción europea ha comenzado siempre por el préstamo de instrumentos y personal de los Estados miembros. Pero, a medida que estos van ganando mayor autonomía, se convierten principalmente en europeos. Y esto parece ser el caso de la política exterior de la UE, que necesita abrazar completamente su creciente madurez. Para ello, la arquitectura diplomática europea necesita cambiar su configuración híbrida y ganar autonomía, y el primer paso en esta dirección puede ser la Escuela Diplomática Europea.

Muy a menudo nos vemos obligados en el Parlamento Europeo a enfrentar una crisis internacional tras otra sin tener la oportunidad de reflexionar sobre los aspectos horizontales de la acción exterior de la UE. No obstante, el hacerlo nos lleva a una conclusión clara: para convertirse en un actor global, no es suficiente desearlo, aunque sea fundamental. Los instrumentos para optar por esa posición necesitan ser ajustados, siendo uno de ellos el de la diplomacia europea.

La arquitectura diplomática europea actual está definida por una naturaleza híbrida: un mosaico de préstamos temporales de personal nacional y funcionarios de la Comisión y del Consejo. Cada uno de ellos, educado en 27 culturas diferentes de acción exterior. Además, en las Delegaciones de la UE parece haber ciertos sesgos geográficos (últimamente, en proceso de corrección): ibéricos en América o franceses en África. Si bien hay ventajas en tener diplomáticos de los Estados miembros sirviendo en la UE, también hay inconvenientes como su naturaleza temporal, la falta de incentivos y la tentación de mantener agendas nacionales.

El aparato diplomático de la UE, el Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), en funcionamiento durante más de una década, necesita adaptarse al cambiante panorama geopolítico y reconsiderar su composición híbrida moviéndose hacia un formato más independiente, tanto de los gobiernos como de otras instituciones. El objetivo sería crear una verdadera diplomacia europea, seleccionada y entrenada desde un inicio, en lugar del actual personal "en préstamo".  

Aquí es donde entró en juego mi propuesta de proyecto piloto Hacia la creación de una Escuela Diplomática Europea en abril de 2021. Su objetivo era que el SEAE analizara las posibilidades de crear una escuela de este tipo, donde la UE pudiera proporcionar la formación principal y establecer un proceso de selección para la admisión al Servicio y a las delegaciones de la UE.

En el intrincado tapiz del Parlamento Europeo, y con maniobras parlamentarias meticulosas, fue una de las pocas aprobadas en la Comisión AFET. Esta decisión y la excelente evaluación posterior que obtuvo por parte de la Comisión y el SEAE, allanaron el camino para su implementación. El paso final fue la lucha por incluirlo en el Presupuesto Anual de la UE a través de la posición del Parlamento, dotando de cerca de 1 millón de euros al proyecto, de lo contrario no se podría haber hecho nada.

Con los cimientos establecidos, el SEAE no perdió tiempo en emitir dos licitaciones públicas: un estudio de viabilidad y una prueba piloto. En medio de un mar de interés y competencia, el Instituto Europeo de Administración Pública (EIPA), en colaboración con el EUI-STG y el CEPS, aseguró la licitación para el estudio de viabilidad, mientras que el prestigioso Colegio de Europa asumió la responsabilidad de llevar a cabo la prueba piloto. Desde septiembre de 2022 numerosos jóvenes diplomáticos, procedentes de diversos Estados Miembros y de países candidatos e instituciones de la UE, han recibido una rigurosa formación de forma residencial en el Colegio.

Sin embargo, este no fue el final del proceso. En 2023, hubo una extensión de un año siguiendo los mismos pasos. Además, otro estudio está en marcha, donde se abordan los perfiles de los estudiantes de la Escuela, incluyendo aquellas personas interesadas en convertirse en diplomáticos de la UE que actualmente no son diplomáticos de los Estados miembros.

En este punto, el Consejo está debatiendo establecer permanentemente la Escuela, dando un paso significativo hacia adelante en el fomento de la próxima generación de diplomáticos. Ello, junto con otra propuesta que he presentado recientemente, marca un paso significativo hacia adelante en el fomento de la próxima generación de diplomáticos. También surge otra propuesta a raíz de un contratiempo en la implementación del proyecto piloto: los obstáculos logísticos enfrentados por los diplomáticos de países candidatos. De esta forma, la nueva propuesta tiene como objetivo crear un programa de formación y residencia solo para jóvenes diplomáticos de países candidatos que fomente una cultura diplomática común en toda Europa.

La arquitectura diplomática europea necesita cambiar su configuración híbrida y ganar autonomía, y el primer paso en esta dirección puede ser la Escuela Diplomática Europea

A medida que la Escuela Diplomática europea toma forma, surgen dos consideraciones cruciales. En primer lugar, la necesidad de garantizar el acceso para toda la ciudadanía europea que aspire a ser diplomáticos de la UE y, en segundo lugar, el reclutamiento directamente de exalumnos de la Escuela por parte del SEAE.

Indudablemente, la recepción inicial por parte de los Estados miembros se caracterizó por una actitud contemplativa, viéndolo a través del prisma de una potencial competencia. Mientras que los Estados miembros más grandes cuentan con grandes cuerpos diplomáticos y recursos, los más pequeños vieron en este proyecto una forma de cubrir mejor sus desafíos diplomáticos. Sin embargo, la exitosa implementación del proyecto y su innegable necesidad se ha vuelto cada vez más clara, lo que ha hecho que gradualmente gane un amplio apoyo entre los Estados miembros.

La creación de un instrumento diplomático como este es un paso crucial hacia una Europa más geopolítica e influyente. Solo al alejarnos del esprit de corps nacional hacia una cultura diplomática común desde una perspectiva europea, podremos contar con una auténtica diplomacia de la UE que converge en valores e intereses comunes.

____________________________

Nacho Sánchez Amor es diputado socialista en el Parlamento Europeo (PE) desde 2019: es miembro titular de la Comisión de Asuntos Exteriores, siendo el actual ponente permanente para Turquía; también es miembro titular de la Subcomisión de Derechos Humanos, donde es coordinador (portavoz) de su grupo político (S&D). Anteriormente ha sido Secretario de Estado de Política Territorial (2018-2019) en el Gobierno español; diputado en el Parlamento nacional (2011-2018); diputado en el Parlamento regional extremeño (2007-2011) y vicepresidente de la Junta de Extremadura (2004- 2007), el gobierno de su región natal.

Más sobre este tema
stats