Pedro se quedó

Cariño, démonos un tiempo: no es por ti, es por mí. El presidente salió hipervitaminado de sus ejercicios espirituales: tres años más y cinco legislaturas si hace falta. "Punto y aparte" a lo del fango, oiga: L'État, c'est moi, olalí, ohlalá. Si van a por mi contraria, vienen a por todos.

Nunca es tarde si la dicha es buena. Al jeto cariacontecido con el que compareció el lunes el señor don Pedro le hubiese venido de rechupete la famosísima rapsodia: primero fueron a por Iglesias, pero no dije nada porque no llevo coleta… Yo entiendo a Sánchez: no hay quien se resista a María Jesús Montero cantando La Internacional. Por purito masoquismo, me he tragado todas las explicaciones. Que ni lo consultó con Begoña, que tuvo al partido rezando novenas y que va a liderar la regeneración democrática –sea lo que sea eso–. ¿Cómo? Disculpen, no se aceptan preguntas

Yolanda Díaz soltó un suspirón: le convocan unas elecciones a destiempo y se le queda el escaño en las raspas. ¡Ahora que casi tenía armado el partido! Ha colocado de portavoz a Duval, que disimula su extrema juventud hablando como una locutora de Radio Pirenaica. Astuta maniobra para atraer al tradicional votante socialista, la verdad. La ocasión lo merece: el voluntarioso Tezanos ha parido un CIS flash donde asegura que el pe so e ganaría mil doscientos cuarenta y tres diputados gracias a la maravillosa jugada del presidente. (Entre nosotros, maravilloso chascarrillo que una encuesta apañada por un señor de Santander se llame chisflás).

En fin, que nos queda retórica arcillosa para rato. El jueves, donde Illa, Sánchez pidió a los catalanes que voten al pe se cé para "ganar al fango". Se ve que va a enmendar "su autocrítica" (estuve muy ocupado con la pandemia, el volcán y la guerra para, ¡ay!, fijarme en los tabloides que trituraban a mis adversarios) como todo un don Juan: con más provecho, más daño.

Sánchez pidió a los catalanes que voten al 'pe se cé' para "ganar al fango". Se ve que va a enmendar "su autocrítica" –estuve muy ocupado con la pandemia, el volcán y la guerra para, ¡ay!, fijarme en los tabloides que trituraban a mis adversarios– como todo un don Juan: con más provecho, más daño

Los del otro lado de la brecha cabalgan contradicciones: dicen que menudo paripé y que cuidado, que se nos viene la enésima dictadura sanchista. O lo uno o lo otro, amigos. Al presidente todavía lo están peinando, pero ellos tienen claro que se viene un Ministerio de la Verdad. Fui a ver qué se contaba el camarada Losantos. El pequeñín ha sacado el ábaco y asegura que, con este, van trescientos dieciséis golpes de Estado esta semana. Un contertulio de El Hormiguero asustó a los peluches del programa: ¡os van a decapitar! Quién nos iba a decir que dos bocachanclas de felpa serían el mismísimo contrapoder.

La pantomima presidencial (abro el paraguas: ¿enmierdar al adversario con bulos?, fatal; ¿sobreactuar tu aflicción teniendo a un país en vilo? ¡También mal!) nos ha puesto a fantasear con soluciones regenerativas. ¡Leyes, leyes, que es lo que les jode! Dejar que los políticos metan la cuchara en los periódicos es una ocurrencia extraordinaria: eso nunca ha salido mal. Leyendo sobre el asunto, creo ya existen herramientas para empurar a los juececillos que abren procedimientos cogidos por los pelos. Llámenme moderado, pero quizás convendría aplicar lo que tenemos antes de ponernos imaginativos.

Fortes y Carazo tuvieron que meterle el sacacorchos al entrevistado para que nombrase a esos otros enfangados de los que usted me habla. "Otros políticos progresistas, gentes de la cultura y demás". Capillitas, capillitas, la catedral soy yo. Esta misma semana, los compañeros de elDiario.es publicaban que Interior sigue teniendo agentes provocadores en los movimientos sociales. En septiembre, la Fiscalía desechó la querella por agresión sexual que cinco mujeres habían interpuesto contra un policía infiltrado y follarín (¿los nacionales?, gente estupenda). En marzo, una jueza tuvo la amabilidad de archivar un proceso que pedía hasta tres años de cárcel para cuatro periodistas que tenían grabado cómo los antidisturbios los majaban a palos. Los hechos ocurrieron en 2021 y la magistrada que les alargó la agonía luce en la pechera una chapita al mérito policial. Suma y sigue. Menos mal que esta vez han ido a por Begoña: seguro que Marlaska tiene los días contados.

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