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El asesinato del líder político de Hamás incendia Oriente Próximo y aleja las negociaciones de paz

Gwenaelle Lenoir (Mediapart)

Los asesinatos con misiles no son infrecuentes en Oriente Próximo. Es incluso habitual en la región acabar con tu vida de esta manera si eres un alto dirigente de un movimiento hostil a Israel. Lo que ya es más raro es ver, sólo en unas horas, dos asesinatos de personalidades importantes además de una provocación contra un país enemigo del Estado judío.

El final de julio pasará probablemente a los anales de la región.

En la noche del 30 al 31 de julio, hacia las 2 de la madrugada (hora local), un misil alcanzó un edificio en el norte de Teherán y mató al jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, y a uno de sus guardaespaldas. El líder palestino se encontraba bajo la protección del cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria, alojado en una residencia reservada a veteranos del ejército.

Israel no ha reivindicado la autoría del atentado, pero hay pocas dudas de que se ha ordenado desde Tel Aviv.

Pero lo que sí ha asumido el ejército israelí es la responsabilidad de otro ataque, llevado a cabo unas horas antes contra un edificio en los suburbios del sur de Beirut, feudo de Hezbolá. Su objetivo era Fouad Chokr, un alto cargo militar de Hezbolá descrito por el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari, como el “comandante responsable” del ataque con cohetes perpetrado el sábado 27 de julio contra la localidad drusa de Majdal Shams, en el Golán sirio ocupado por Israel, en el que murieron 13 niños.

Los dos objetivos no tenían la misma importancia, y la secuencia de los ataques se ha debido probablemente a una ventana de oportunidad. Pero los interrogantes que plantea este nuevo episodio y sus posibles consecuencias son un paso más hacia una posible explosión regional.

Un primer ministro israelí radical

“La impresión dominante es que Benjamin Netanyahu sigue una estrategia radical y está haciendo todo lo posible para desencadenar una guerra regional y llevar a Irán a cometer un error”, afirma Agnès Levallois, especialista en Oriente Próximo y Oriente Medio y vicepresidenta del Instituto de Investigación y Estudios Mediterráneos y de Oriente Medio (iReMMO). “Hubo una oportunidad cuando Ismail Haniyeh llegó a Teherán para asistir a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, y lo vio como una ocasión para mostrar su fuerza. Forma parte de la obsesión de los dirigentes políticos y militares israelíes por restablecer la capacidad de disuasión de Israel, superioridad que se vio socavada el 7 de octubre”.

Ismail Haniyeh era hombre muerto, como todos los dirigentes del movimiento palestino, y lo sabía. De hecho, había escapado a un primer intento de asesinato en Gaza en 2003, saliendo de un edificio unos segundos antes de ser bombardeado.

Su historia personal está estrechamente ligada a la historia de Hamás. Al igual que la organización islámica palestina, nació en la Franja de Gaza, en el campo de refugiados de Chati. Se unió a la organización en 1987, cuando se fundó al comienzo de la primera Intifada. Ascendió rápidamente en el escalafón y conoció el destino habitual de los palestinos que luchan contra Israel: encarcelamiento –tres veces–, deportación al Líbano en 1992 con cientos de otros miembros de Hamás y otras facciones y regreso a Gaza tras los acuerdos de Oslo.

Se convirtió en ayudante del líder histórico del movimiento islámico, Ahmed Yassin, tras la liberación de éste en 1997, ocupando su lugar tras su asesinato en 2004, tanto a la cabeza de Hamás como en la lista de hombres a aniquilar.

Hacer desaparecer a Haniyeh significa acabar con las negociaciones [...]. Netanyahu ha eliminado al hombre que transmitía las exigencias a los que estaban sobre el terreno, los verdaderos responsables de la toma de decisiones

Agnès Levallois, especialista en Oriente Próximo y Oriente Medio

Cuando Hamás ganó inesperadamente las elecciones legislativas en 2006, Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, nombró primer ministro a Ismaïl Haniyeh, iniciando así un gobierno de cohabitación. Pero ese gobierno de unidad nacional no duraría mucho: estalló bajo la presión de Estados Unidos y la Unión Europea, que no querían a Hamás como interlocutor.

Un año después, Hamás tomó el control de la Franja de Gaza e Ismail Haniyeh paso a gobernar solo ese pequeño enclave bajo bloqueo. Elegido jefe del buró político en 2017, abandonó el territorio en 2019 y se instaló en Qatar, que acogía la rama exterior del movimiento.

En calidad de tal, él no decidía sobre las operaciones llevadas a cabo en y desde la Franja de Gaza, ya que este mando operativo recaía en el jefe de la rama interior, Yahya Sinouar, y en el jefe de las Brigadas Al-Qassam, el brazo armado, Mohammed Deïf.

Pero Haniyeh era quien dirigía las relaciones con los Estados regionales y Occidente, así como de las negociaciones sobre la liberación de rehenes y prisioneros palestinos y el alto el fuego.

“Hacer desaparecer a Haniyeh es acabar con las negociaciones, al menos durante un tiempo, porque era él quien participaba en las conversaciones con los distintos servicios de inteligencia que se reúnen periódicamente para intentar alcanzar un alto el fuego”, afirma Agnès Levallois. “Netanyahu ha eliminado así a la persona que transmitía las exigencias de las distintas partes a los actores sobre el terreno, que son los que realmente toman las decisiones. Se ha privado de un intermediario indispensable si es que realmente quería negociar”.

Qatar, que acoge a la rama exterior de Hamás y desempeña el papel de intermediario en las negociaciones entre el movimiento palestino e Israel junto a Egipto, ha fingido preguntarse. “Los asesinatos políticos y los continuos ataques contra civiles en Gaza, mientras prosiguen las conversaciones, nos llevan a preguntarnos cómo puede tener éxito la mediación cuando una parte asesina al negociador de la otra”, publicó el primer ministro Mohammed bin Abderrahman al-Thani en la red social X, añadiendo que “La paz necesita socios serios y una postura global contra el desprecio a la vida humana”.

“Si yo tuviera a un miembro de mi familia prisionero en Gaza, estaría muy preocupado”, corrobora desde Jerusalén Menachem Klein, profesor de Ciencias Políticas y ex negociador israelí para Jerusalén. “Este asesinato podría tener un impacto muy negativo en el acuerdo sobre los rehenes y en las negociaciones de alto el fuego. Pero el objetivo de esta acción es interno: el primer ministro y el servicio de seguridad quieren recuperar el apoyo popular que perdieron el 7 de octubre. El ejército quiere mejorar su imagen y Netanyahu consolidar su liderazgo. Y está funcionando: en las redes sociales, incluso centristas que criticaban duramente el gobierno de Netanyahu se enorgullecen de esta operación”.

La extrema derecha, aliada indispensable de Benjamin Netanyahu en su coalición, está exultante. El ministro israelí de Patrimonio, Amichay Eliyahu, escribe en X : “Esta es la manera correcta de limpiar el mundo de esta basura. No más acuerdos imaginarios de 'paz'/rendición, no más piedad por estos mortales. El puño de hierro que los golpeará es el que traerá paz y un poco de consuelo y fortalecerá nuestra capacidad de vivir en paz con quienes desean la paz». La muerte de Haniyeh hace que el mundo sea un poco mejor».

"Ismail Haniyeh no es el primer dirigente de Hamás asesinado por Israel. Al contrario, la lista es muy larga. Esto no ha traído seguridad a Israel e Israel no está más seguro tras el asesinato de Haniyeh. Al contrario", según Menachem Klein.

Tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania, el ambiente era de unidad y de condena unánime. En Ramala se congregaron cientos de manifestantes en apoyo de Hamás, a pesar de que la Autoridad Palestina suele impedir cualquier acto de este tipo y de que Hamás tiene oficialmente prohibida la entrada en Cisjordania.

Incluso los críticos del movimiento islámico se manifestaron en contra del ataque. Moustafa Barghouti, figura de la sociedad civil, rindió homenaje a Haniyeh, describiéndolo como “un líder valiente y combativo que siempre se ha distinguido por su patriotismo, integridad y honestidad, así como por su sincera preocupación por la unidad nacional y la protección de los intereses del pueblo palestino”.

Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina y enemigo acérrimo del movimiento islámico, consideró necesario condenar el ataque como un “acto cobarde“ y una ”evolución peligrosa”.

Como era de esperar, el brazo armado de Hamás, las Brigadas Al Qassam, esgrimieron la amenaza de venganza, en su retórica habitual. Pero su comunicado, traducido al inglés en la web de Al Jazeera, subraya el carácter insólito del ataque israelí: El asesinato criminal del líder Haniyeh en el corazón de la capital iraní es un acontecimiento importante y peligroso que da una nueva dimensión a la batalla y tendrá repercusiones importantes en toda la región.”

Ataque directo a Irán

Los dos atentados, el perpetrado contra el comandante de Hezbolá en Beirut y el perpetrado contra Haniyeh en Teherán, afectan de hecho a Irán y dan una dimensión regional a las operaciones de asesinato israelíes.

Hezbolá esperaba una operación israelí tras el ataque en los Altos del Golán ocupados, aunque negó toda responsabilidad en la tragedia de Majdal Shams. Forma parte del peligroso pero contenido juego de hostilidades entre el movimiento libanés y el Estado hebreo desde que se efectuaron los primeros disparos contra el norte de Israel el 8 de octubre de 2023.

No se trataba pues sólo de un ataque contra Haniyeh, sino también contra el nuevo presidente iraní

Bernard Hourcade, especialista en Irán

La declaración de Ali Ammar, jefe del Partido de Dios –el otro nombre de Hezbolá– en la televisión Al-Manar, entre las ruinas del edificio alcanzado por el ataque, es la clásica: “El enemigo exige la guerra y estamos dispuestos a librarla, si Dios quiere, estamos dispuestos a librarla», pero es anterior al ataque que mató a Ismail Haniyeh en suelo iraní.

El atentado ha sido una bofetada para los dirigentes de la República Islámica. Por un lado, es un golpe al “eje de resistencia” del que es el centro y que incluye a Hamás, Hezbolá, los hutíes en Yemen, Siria y las milicias iraquíes. Además, el líder palestino era un invitado, bajo la protección de la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de élite del régimen. El asesinato se produjo pocas horas después de la toma de posesión del nuevo presidente, Massoud Pezeshkian, y circulan imágenes de su encuentro con Haniyeh.

“El nuevo presidente quiere modular las relaciones de Irán con sus apoderados, porque a pesar de su adhesión a la causa palestina, la prioridad del régimen es hoy salvar la república islámica», afirma Bernard Hourcade, director de investigación emérito del CNRS y especialista en Irán. “Pero este ataque pretende impedir que cambie de política y obligarle a apoyar a Hamás y Hezbolá, a ceder ante los radicales de Irán que, como Netanyahu, buscan el conflicto. Así que no es sólo un ataque contra Haniyeh, sino también contra el nuevo presidente iraní”.

Una vez más, Netanyahu vuelve a su obsesión por Irán y lo sitúa de nuevo en el centro del tablero. La cuestión, por ahora sin respuesta, es qué va hacer Irán. Porque tendrá que haber una respuesta. Teherán no puede permitir que se viole su soberanía.

El miércoles por la tarde, pocas horas después del ataque, el Guía Supremo Ali Jamenei presentó sus respetos ante el cadáver de Ismail Haniyeh. Anteriormente, había dicho en un comunicado: “El régimen sionista criminal y terrorista ha martirizado a nuestro querido invitado en nuestro territorio y nos ha causado dolor, pero también ha allanado el camino para asestarle un severo castigo.”

Por su parte, la misión iraní ante las Naciones Unidas ha prometido que “la respuesta a un asesinato será, en efecto, una operación especial, más dura y destinada a provocar un profundo arrepentimiento a su autor”.

Tras el bombardeo de su consulado en Damasco el 1º de abril, Teherán lanzó un ataque aéreo contra territorio israelí. Como había advertido de una represalia, fue interceptado el 99% de los cerca de 300 misiles y drones, sobre todo por los sistemas de defensa americanos y franceses, antes de llegar al Estado judío.

¿Qué ocurrirá esta vez? "Irán tiene capacidad para causar daño, puede enviar misiles, pero como podemos ver una vez más con este ataque, no tiene protección aérea, es vulnerable”, afirma Agnès Levallois. “Es difícil saber si se ceñirá a una respuesta gradual. Pero si Irán reacciona, Estados Unidos, incluida Kamala Harris, que toma distancias un poco con Netanyahu y con Occidente en general, estarán detrás de Israel porque Israel estará en peligro”.

Ismail Haniye, líder de Hamás, asesinado durante un ataque ligado a Israel en Teherán

Ismail Haniye, líder de Hamás, asesinado durante un ataque ligado a Israel en Teherán

Con cautela, el secretario de Estado americano, Antony Blinken, declaró que Estados Unidos no estaba al corriente del ataque contra Haniyeh y que, por tanto, no estaba implicado. El mensaje es por tanto que Washington quiere evitar una guerra total.

"Una guerra total implicaría a las milicias iraquíes, Hezbolá, los hutíes, con un intento de cerrar el Mar Rojo a toda navegación, así como movimientos de tropas sobre el terreno. No creo que hayamos llegado aún a ese punto”, afirma Ziad Majed, profesor de la Universidad Americana de París. “Pero sin duda habrá un enfrentamiento importante".

Traducción de Miguel López

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