¿Tiene arreglo RTVE? La enésima crisis en su cúpula visibiliza una televisión pública ingobernable

Concepción Cascajosa, en verano de 2021, cuando fue nombrada presidenta del Observatorio de Igualdad del ente público.

Un cierto alivio, en absoluto exento de zozobra y desconfianza, parecía cundir este miércoles en RTVE tras el nombramiento de una nueva presidenta interina, Concepción Cascajosa. No es mucho, pero es algo más que la gran decepción que cundía a primera hora del día en el ambiente interno de la empresa, y sobre todo, según podía constatar infoLibre, en los periodistas de Informativos, sin duda la parte más sujeta a vaivenes, y que con más preocupación mira cada vez que interviene la política pura y dura en su seno.

"Viajábamos en un avión con bastante estabilidad, de hecho hace ya muchos meses que habíamos remontado el vuelo y sobrepasado a Telecinco, no era una situación ideal, porque ahí está el incontestable liderazgo de Antena 3, pero ocho o nueve meses continuados en la segunda posición, estar siempre en doble dígito y recuperar espectadores y credibilidad hacía que la gente estuviera contenta. Y, de pronto saltan estas turbulencias, que son muy peligrosas, que ponen al avión otra vez a la espera de lo que decidan los políticos. Menos mal que, al menos de momento, se ha llegado a una decisión, aunque sea provisional, en el seno de nuestro propio Consejo de Administración".

Son palabras de uno de sus miembros, pero que resumen la sensación de buena parte de la redacción que, no obstante, pide ir mucho más allá, como manifestaban los Consejos de Informativos que insistían en que "para que RTVE pueda cumplir con el mandato de servicio público que tiene encomendado debe terminar esta situación de bloqueo, inestabilidad, inseguridad y sin rumbo claro". Un lamento en cierta medida similar al de la sección sindical de UGT en la empresa, que clamaba por "normalizar de una vez por todas el funcionamiento de nuestra radiotelevisión pública. Una normalización que solo tiene un camino posible, la reunión urgente del Congreso y Senado para alcanzar los consensos necesarios para el nombramiento de los miembros del Consejo de Administración que han quedado vacantes por caducarse su mandato, así como el que quedó vacante tras el cese del presidente Tornero". "Es necesario y urgente –continuaba su nota– que se inicie el proceso que nos pueda llevar a una presidencia de consenso para RTVE, tal y como marca la ley, y para ello solicitamos la voluntad necesaria por parte de todos los grupos políticos. De ello depende el avanzar y no retroceder hacia ese derecho de toda la sociedad a una información libre, veraz, objetiva y plural que nuestra legislación otorga a todos los ciudadanos y ciudadanas".  

Detrás de estos y otros testimonios recogidos no solo ahora sino en el pasado por infoLibre está una gran frustración, la perdida de la esperanza creada después de que el Parlamento aprobara trabajosamente aquella reforma "para devolver a RTVE su integridad como medio plural e independiente al servicio de todos", tras los dislates cometidos bajo el gobierno de Mariano Rajoy. En principio, después de la constitución del gobierno de coalición entre PSOE y Podemos se produjeron intentos de soluciones partidistas con el propio Pablo Iglesias ofreciendo la presidencia de RTVE a profesionales que consideraba afines, y que resultaron fracasadas.

Un punto de inflexión se produjo con la constitución del denominado "Comité de Expertos", que evaluó a más de noventa candidatos para dirigir RTVE. La solución parecía al alcance de la mano pero, otra vez más, se sucedieron las componendas partidistas

Quizás el punto de inflexión se produjo con la constitución del denominado "Comité de Expertos", que solicitó a más de noventa candidatos un historial profesional y un proyecto de futuro para RTVE que fue puntuado para que los veinte superiores comparecieran en sede parlamentaria para exponer sus proyectos y respondieran a las preguntas de los representantes políticos. Encabezaba la clasificación la tristemente desaparecida Alicia Gómez Montano, una gran profesional de la empresa, reconocida por todos. La solución parecía al alcance de la mano, pero, otra vez más, se sucedieron las componendas partidistas, los vetos cruzados, la nula capacidad de llegar al consenso que obligaba la ley reformada...

Y se llegó a un nuevo impás, roto por la decisión personal del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de nombrar a Rosa María Mateo como Administradora Provisional Única, con todo el poder de decisión en sus manos, incluidos los que competían a un Consejo de Administración inexistente. En la primera etapa, y con el nombramiento de Begoña Alegría como directora de Informativos de TVE, desaparecieron los viernes negros con los que la redacción clamaba contra la manipulación y la censura, las más de seiscientos casos documentados de malas prácticas informativas denunciados por el Consejo de Informativos, que elevó sus requisitorias ante el Parlamento español y las autoridades europeas, mientras se clamaba por una "RTVE de todos, y de nadie".

Auge y caída de Rosa María Mateo

Pero al cabo de un año, la máxima autoridad de la empresa demostró su dependencia del gobierno al contraprogramar un debate electoral a los dictados de Moncloa, Begoña Alegría fue apartada y los Informativos se desconectaron de la realidad y se limitaron a recoger lo que los políticos decían sin ninguna explicación, sin ningún contexto, tan aparentemente asépticos y respetuosos con el "este dice, aquel contesta", que los espectadores se quedaban huérfanos, sin entender otra cosa que la palabrería de unos y otros. Por fin, Rosa María Mateo fue apartada, sin recibir muestra alguna de apoyo. 

Retorno a las discusiones entre facciones políticas, sin atisbo de consenso, al punto que José Manuel Pérez Tornero, candidato in pectore a la presidencia de RTVE se ofreció a ser él mismo quién buscara el acuerdo, que obtuvo gracias a integrar en la primera línea de mando a profesionales cercanos al PP. Llegó así a un difícil equilibrio que le llevó poco más de un año después a perder la confianza del gobierno que forzó su dimisión. Con todo, en su etapa se formalizó la entrada del núcleo directivo con el que al final chocaría su sucesora y, a pesar de sucederse más errores que aciertos en la programación, se obtuvo los derechos de transmisión de las selecciones nacionales de fútbol, que serían la base de una posterior recuperación de la audiencia. 

En este año y medio, se ha producido un cierto repunte de la audiencia, con seis meses continuados por encima de Telecinco, pero no ha sido por la programación diaria, sino por la transmisión de eventos en directo, con los partidos de fútbol

Le sucedió, no ya como presidente formal, sino como presidenta interina Elena Sánchez Caballero, veterana periodista de la casa, y que había sido la secretaria general durante buena parte del mandato de Rosa María Mateo. Lo cierto es que se trató de una elección in extremis y de un mandato en precario, con todos los altos mandos elegidos por Tornero y sin posibilidad real de hacer cambios, de modo que la presidenta se fue encerrando cada vez más en un reducido grupo de su confianza e intentando tomar decisiones que competían a sus mandos orgánicos.

Los enfrentamientos entre directivos y presidenta se fueron incrementando y tuvieron la espoleta final cuando Sánchez boicoteó la contratación del programa La resistencia que encabeza en Movista + David Broncano, en el seno del Consejo de Administración, al no querer romper el empate sobre la decisión que habían votado el resto de consejeros. Inmediatamente después se produjo la rebelión de estos directivos que plantaron a la presidenta y no acudieron a un comité de Dirección formalmente convocado, y al que sucedió su destitución como presidenta.

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En este año y medio, paradójicamente, se ha producido un cierto repunte de la audiencia, con seis meses continuados por encima de Telecinco, pero no ha sido por la programación diaria, con más sombras que luces, y un solo estreno de éxito, la telenovela La promesa contratada por Pérez Tornero, sino por la transmisión de eventos en directo, con los partidos de fútbol de las selecciones nacionales –también herencia de su antecesor– en primerísimo término.

El otro puntal de recuperación de TVE durante este periodo ha sido, sin duda alguna, los Informativos, comandados, ya con Tornero, por Pep Vilar, un veterano periodista que ha realizado en la casa la mayor parte de su trayectoria profesional, y que ha sido capaz de aportar a los telediarios el contexto de las noticias, la interpretación periodística tan lejos de la antigua asepsia, como de la manipulación interesada, y los especiales -casi monográficos- en el telediario de noche, cada vez que la actualidad lo demandaba. No se ha producido una explosión puntual, sino un a modo de lluvia fina de recuperación de espectadores y credibilidad, que se tradujo al pie del verano en el adelantamiento de los espacios similares de Telecinco, y que ha continuado hasta el día de hoy. 

Con todo, y cómo afirmaban los implicados directamente al principio de este análisis, lo que se ha producido este miércoles a la hora de comer ha sido solo la resolución de urgencia de una crisis puntual, dentro de una enfermedad crónica, como ellos mismos apuntan, parece que la curación real se producirá cuando los partidos políticos se convenzan de que un medio público con estabilidad y futuro solo será posible dejando de lado lecturas partidistas y dando la primacía en las decisiones a los profesionales. Quizás bastaría con atender a lo que clamaría un castizo: "Saquen sus manos de RTVE". 

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