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Literatura

¡Editoriales, el futuro ya está aquí!

Editar desde la periferia

Venía yo pensando en ese aserto político, "el que se mueva no sale en la foto", y en que resulta imposible traducirlo al mundo editorial donde, para salir en la instantánea, hay que moverse. Y rápido.

Resumen de lo publicado (sólo en los últimos días): Penguin Random House, que como su propio nombre indica no es española, sino germano-británica (53% Bertelsman, 47% Pearson), ha finalizado la compra de los sellos comerciales de Santillana; y Planeta acaba de adquirir el 100% de Círculo de Lectores a Bertelsmann y de fagocitar Tusquets. Eso por hablar sólo de editores XL y no abrumarles con los despidos, mudanzas y asociaciones que se registran en el resto de las tallas.

¿Y ahora? Hemos pedido a tres observadores de esta industria que compartan con nosotros sensaciones y certezas.

El curso en el que todo cambió

De entrada, que nos digan dónde tenemos que mirar: de los muchos cambios que se han registrado, ¿cuál es el más relevante?

Manuel Gil, veterano del gremio y responsable del blog Antinomias libro responde tajante: "Obviamente el aumento de la concentración, que estrecha todavía más el canal a la pequeña edición independiente".

Más expansivo se muestra Martín Gómez, que analiza las tendencias de este mercado en El Ojo Fisgón: "La compra de la división de Ediciones Generales de Santillana por parte de Penguin Random House y la creación de la agencia Balcells & Wylie son los dos cambios más relevantes". Aquélla porque supone que de ahora en adelante Santillana se centrará en el libro de texto, y que "los tres grandes grupos editoriales del ámbito hispanohablante se han reducido a dos, replanteando el balance de fuerzas entre Planeta y Penguin Random House"; ésta, porque supone el nacimiento de "una agencia literaria con un alcance más global constituida por los líderes únicos de los mercados anglosajón e hispanohablante".

El tercer experto, Javier Celaya, socio fundador de Dosdoce, un observatorio que analiza las nuevas tecnologías en el sector cultural, nos invita a ir más allá. Lo más relevante, afirma, es eso de lo que casi nadie habla: "El auge de la autoedición y la creciente apuesta de las bibliotecas por fomentar la lectura en pantallas".

Y se explica. 1) En Reino Unido la autoedición representa un 12% del total de las ventas, cuando hace apenas tres años no superaba el 1%. "En España, como siempre, hay pocos datos, pero varias fuentes indican que en 2013 las ventas de contenidos autoeditados (papel y digital) superaron los seis millones de euros. No hay más que mirar las listas de los ebooks más vendidosebooks para ver cómo los autoeditados ocupan tres o cuatro de los diez primeros puestos." 2) "La creciente apuesta de las bibliotecas por ofrecer contenidos digitales a sus usuarios (no solo ebooks, también apps, videojuegos, pelis, etc.) supone que muchos de los lectores que se descargan ilegalmente todo tipo de contenidos se convertirán en usuarios legales, dado que podrán acceder gratuitamente a los mismos de una manera amable y sencilla".

Y ahora, ¿qué?

Se podría creer que los cambios servirán al menos para afrontar el futuro con garantías de éxito. "Para nada —ataja Gil—. Sin hoja de ruta de la crisis ni de la transición digital esto empieza a parecer un camposanto".

Además, el terremoto aún registrará réplicas. "Veremos más operaciones similares en el mundo editorial, librerías, plataformas de distribución, agencias literarias, etc. —dice Celaya—. La nueva economía digital exige economías de escala y alianzas internacionales para competir contra las grandes plataformas como Amazon, Apple, Google... El tamaño (volumen) es una de las claves de éxito (supervivencia) en Internet. En el otro extremo de esta nueva economía, veremos florecer una amplia gama de pequeñas editoriales muy nicho, así como librerías muy especializadas. Todo lo que quede en medio desaparecerá."

Hablando de desapariciones

Nos falta saber si la industria editorial española, que todavía no se ha enfrentado a Amazon como sí están haciendo (véase el pulso con Hachette) las de otros países, está en condiciones de plantarle cara al gran minorista on line.

Manuel Gil cree que no. "La edición española ha abdicado. La debilidad de la edición española es bocatto di cardinale para Amazon. Rendición incondicional con la complicidad de toda la industria y el ministerio de incultura."

"¿Es posible imaginar al ministro José Ignacio Wert plantándole cara a Amazon como viene haciéndolo la ministra Aurélie Filippetti?", se pregunta Gómez, quien vuelve la vista hacia Francia y piensa que las políticas de nacionalismo económico y de protección a la producción cultural puedan ser una piedra en el zapato para Amazon.

Entonces... ¿otra vez David contra Goliat, ahora sin final feliz?

Ediciones a medida

Ediciones a medida

"La única manera de plantarle cara a Amazon es apostando firmemente por la definición de un nuevo modelo de negocio en vez de empeñarse en mantener el viejo mundo", sostiene Celaya, quien saca de su error a todos los que piensan que la contienda no llegará a España porque nos protegen leyes como la Ley del Precio Fijo: "Esta guerra comercial nada tiene que ver con los precios de los libros".

En efecto, lo que el gigante global cuestiona es el valor y el papel del editor en la era digital; en este contexto, "quiere aumentar su margen del 30% al 50% a su favor argumentando que su plataforma aporta más valor a los autores que las editoriales tradicionales en temas tan importantes como visibilidad de sus obras, distribución mundial, creación de comunidades de lectores, etc.". Así las cosas, lo razonable sería que el sector empezara a pensar cómo depender menos de Amazon. "Puede hacer muchas cosas —prosigue Celaya—, pero tendrá que tomar decisiones más allá de hacer declaraciones a prensa y presentar demandas en tribunales, decisiones de negocio como crear nuevos canales de venta más allá de las librerías, crear ecosistemas abiertos en vez de cerrados con DRM, fomentar la demanda con precios dinámicos, apostar por las bibliotecas como generadoras de demanda, ofrecer más servicios a sus autores, crear comunidades alrededor de sus contenidos, invertir en nuevos modelos de negocio..."

La lista de deberes es interminable, a la altura del reto. De lo que se deduce que, a pesar del camino recorrido, aún queda mucho por hacer. Algunos cambios están ya en el horizonte: en 2015, Feltrinelli consumará su toma de Anagrama, culminando una operación que se gestó en la Feria del Libro de Fráncfort de 2009. Sea como fuere... continuará.

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