‘Dheepan’, la imposible huida de la violencia

"Esto es puro cine. Cojo a alguien que no conocemos, que no tiene nombre, y es un inmigrante. Eso es un gesto político. Más que las gilipolleces de opinión". Las palabras del director Jacques Audiard son casi tan contundentes como sus imágenes. Habla de Dheepan, su última película, en un fugaz paso por Madrid. Más allá de la Palma de Oro ganada en la última edición del festival de Cannes, y aunque Audiard se resista a hablar de política, Dheepan es ante todo una película sobre la inmigración. 

Ese don nadie rescatado del olvido por la mano del realizador es, efectivamente, un inmigrante. Antiguo combatiende tamil en Sri Lanka, Dheepan decide exiliarse cuando vislumbra la proximidad de la derrota en la Guerra Civil. Llega a Francia acompañado de su (falsa) y su (falsa) hija, formando una familia de desconocidos unidos tan solo por la necesidad. Pero allí se impone la evidencia: dejar atrás el sufrimiento y la violencia es difícil cuando se forma parte del último escalafón del sistema. 

Audiard habla de un "mentir cierto" (utilizando la expresión del poeta Louis Aragon) para hablar de su filme. Podría hablar de cualquier inmigrante, pero eligió hacerlo proceder de la remota y desconocida Sri Lanka: "Quería a alguien que no tuviera ninguna relación con la francofonía. Por eliminación, llego a la India y, para sorpresa mía, decubro un conflicto que no se había tratado en absoluto en Francia. Me interesaba que hubiera un lugar que había sufrido una guerra espantosa de la que no sabía nada".

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