Cine

Almodóvar, ‘Julieta’ y la promoción imposible

A Pedro Almodóvar se le ha torcido la recta final de la promoción de Julieta, su nueva película, el viernes en sala. El regreso del director manchego era ávidamente esperado por sus seguidores después de Los amantes pasajeros (2013), su anterior comedia, mal recibida por la crítica y con una de las recaudaciones más bajas del cineasta en los últimos años. Pero la publicación el pasado domingo de los llamados Panama papers por La Sexta, El Confidencial y otros medios internacionales reveló que los hermanos Almodóvar (Agustín es el gerente de El Deseo, su productora) habían administrado una sociedad opaca en las Islas Vírgenes entre 1991 y 1994. El propio Agustín lanzó un comunicado el lunes asegurando que ambos, así como su empresa, estaban "al corriente de sus obligaciones fiscales" y que la empresa offshore se creó por consejo de sus asesores, excluyendo al director de cualquier decisión. El martes, El Deseo anunció que cancelaba la participación de Pedro Almodóvar en los eventos de promoción "ante la prioridad informativa en temas ajenos" al filme, noticia que ha llegado a recoger The New York Times. El cineasta tampoco acudió el martes a la premier en Barcelona. Quedan sus actrices para defender Julieta

Lo hacen en un intenso día de promoción en la sede de El Deseo, en el madrileño barrio de Salamanca. Las entrevistas estaban previstas originalmente en el Casino de Madrid, pero fueron desplazadas al centro creativo de la productora en lo que se ha interpretado como un intento de mantener un perfil bajo. La quietud de las oficinas, más bien vacías en la tarde del miércoles, solo se ve rota por el bullicio de los actores. "Vaya semanita", comenta un miembro del equipo. La noticia no podría haber saltado en peor momento para el director. La crítica ha recibido con amabilidad a la película, descrita por Almodóvar como un "drama seco" y leída como un ensayo de contención que le aleja de su imaginario y sus filias habituales. Incluso comienza a sonar para el festival de Cannes. Pero Panamá empaña Julieta inevitablemente. La máquina promocional del filme se ha tensado, y ya no es una fiesta.

Cuando la pregunta llega —"¿Está afectando a la película la publicación de los papeles de Panamá?"— los actores bajan la mirada y los responsables de prensa se ponen en guardia. Eso también es inevitable. La única que se atreve a contestar es Emma Suárez, que comparte la mitad de su Julieta con Adriana Ugarte: "Sería una pena [que lo hiciera]. Los espectadores van a ir al cine no por esto, sino por la película". La periodista de El Confidencial trata de insistir. "La pregunta ya ha sido contestada", zanja el jefe de prensa, "Podemos seguir hablando de la película". Pues hablemos de la película. Lo que sabemos es que Julieta iba a tener el revelador título de SilencioSilencio, que es una daptación de tres relatos de Alice Munro (los también reveladores Destino, Pronto y Silencio), que en el reparto reinan Emma Suárez, Adriana Ugarte y Daniel Grao, apoyados por Inma Cuesta, Rossy de Palma, Michelle Jenner y Darío Grandinetti. Esto es lo que el público encontrará en las salas a partir del viernes. 

De melodrama a drama

Almodóvar ha sido aficionado a un mestizaje de géneros muy concreto. Mucho de melodrama, un poco de comedia: así ha construido éxitos como Volver, Hable con ella, Todo sobre mi madre o, más lejanas en el tiempo, La flor de mi secretoMujeres al borde de un ataque de nervios (en la que se invierten las proporciones). En Julieta apenas hay comediaJulieta —aunque el personaje de Rossy de Palma provocó risas en algunos pases de prensa— y el drama no se expresa con lágrimas, por mucho que Emma Suárez abunde en los abismos que habita su personaje: "Un lugar extremo es aquel donde no hay luz, donde te sientes solo, donde eres frágil, vulnerable. Y por el que no te queda más remedio que transitar". Geográficamente, también hay cambios: Madrid se mantiene, aunque apenas se explore la vida de la ciudad, pero la iconografía manchega es eclipsada por Redes, un pueblo marinero en Ares, Galicia. "Cuando hablan del cambio de tono de Julieta, digo que quizás no sea tan almodovariana, pero es muy Almodóvar", dice Daniel Grao, el hombre —junto a Dario Grandinetti, que tiene un papel más pequeño— en este elenco femenino. 

De Palma, única chica Almodóvar de los primeros tiempos del cineasta que aparece en el filme, no lo ve tan claro. "Yo no noto tanta diferencia", dice, "pero es cierto que voy a las películas de Pedro sin mochila". Con el director ausente, la intérprete se convierte en una suerte de portavoz artística, de médium a través de la cual se manifiesta la voluntad del director. Y apunta otro género que también se deja notar en Julieta: la tragedia. La estructura narrativa del filme, construida con un largo flashback que explican los acontecimientos que han llevado a la protagonista a su estado actual, se presta a ella. Lo ocurrido a Julieta durante su juventud se presenta como un relato que lleva inevitablemente al dolor. "Lo más terrible de esta película es la fatalidad", apunta la actriz. El círculo de culpa que es el corazón de la película se genera con una especie de aparición sobrenatural. La joven Julieta es profesora de clásicas, la vemos hablar de mitología griega a sus alumnos y leer La tragedia griega, de Albin Lesky. 

Sobre la soledad y el paso del tiempo

De nuevo, Rossy de Palma da la clave: "Creo que Pedro ha sido muy valiente en mostrar su soledad. En la soledad de Julieta hay mucho del lobo solitario de Pedro". La Julieta madura hace de su casa su refugio, y se aísla por voluntad propia. Camina por la calle como en trance —"es un fantasma", dicen Rossy de Palma e Inma Cuesta—, y el exterior no es su hábitat natural. No es difícil imaginar a un Almodóvar que se ha alejado progresivamente de la vida cotidiana, y cuyo contacto más cercano con la realidad de sus espectadores son sus frecuentes visitas a los cines Renoir. 

Los paseos de Emma Suárez no ocupan mucho metraje, pero son reveladores. En torno a ella, los jóvenes charlan, ríen, pero entre ellos y Julieta parece mediar un abismo. "Al comienzo de la película, Julieta tiene una sed de vivir, te crees que al fin tienes la vida por delante, para ti, y te lanzas", dice Adriana Ugarte. Pero el tiempo pasa. Y la vida hace estragos. En medio del dolor, Ugarte se transforma en Suárez. La juventud y la felicidad perdida la persiguen. Si la Julieta de Adriana Ugarte está entregada a la vida, la de Emma Suárez está entregada al recuerdo. Rossy de Palma sigue iluminando: "En el aniversario de Mujeres al borde de un ataque de nervios [en 2008 cumplió 20 años], me decía: 'Ay, cómo me gustaría escribir una película así'. Pero uno cambia, y tiene otras vivencias". 

Silencio y naturaleza

Hay dos elementos que sorprenderán a cualquier que conozca la filmografía de Almodóvar. Primero, el silencio que evidenciaba el título provisional que tuvo que cambiar para evitar confusiones con el proyecto homónimo de Martin Scorsese. No está solo en los sobreentendidos de este drama familiar que se desvela poco a poco y que deja voluntariamente vacíos narrativos, ni en el estilo que bebe del también parco en palabras Bergman (Emma Suárez señala Persona y a Liv Ullmann como una de sus principales inspiraciones), ni en la contención formal que impregna la película. Está en la música, concisa y sutil, compuesta enteramente por Alberto Iglesias y sin concesiones a esos estilos tan del gusto de Almodóvar, de la ranchera al bolero. Solo en los últimos planos se permite el cineasta soltar la voz de Chavela Vargas en "Si no te vas". 

Más destacable aún es la importancia que toma la naturaleza en el filme. Hasta ahora, Almodóvar se había sentido cómodo en entornos urbanos o rurales, pero la naturaleza —y con ella lo sobrenatural, lo misterioso— había quedado fuera de su campo de interés. En Julieta hay un páramo helado en medio de la noche, la simbólica carrera de un ciervo, el mar embravecido. "Utiliza un lenguaje simbólico que hace que la película habite en ti", apunta Daniel Grao, señalando una de las principales novedades de este Almodóvar.  ¿Qué se esconde detrás de esas montañas inmensas, casi incomprensibles para el ojo humano, que cierran el filme? Es Emma Suárez quien responde mientras Ugarte y Grao asienten: "Esperanza". 

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