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Buzón de voz

Regañina, reformas y pasteleo

La Comisión Europea asegura que España sufre desequilibrios económicos “excesivos”, exige nuevas “reformas” y prevé que este país siga en recesión en 2014 y el paro suba hasta el 27%. Mariano Rajoy considera ese negrísimo dibujo como una simple “regañina” que se basa en “informes de años anteriores”, o sea que es culpa de la 'herencia recibida'. Pese a este panorama y a la supuesta alarma causada por el Tribunal Constitucional portugués al anular parte de los recortes dictados por la troika, la Bolsa se ha disparado, más atenta a Wall Street y a los planes de estímulo de Japón que a esta especie de “infinito pasteleo” en el que se ha enredado Europa.

Las mismas autoridades que han impuesto el recetario de la austeridad como única forma de superar la crisis van comunicando con gran solemnidad que la recuperación se atrasa pese a “los esfuerzos realizados por España en 2012”. ¿Cuántas veces se le ha escuchado a Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión, o a Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, o a la propia Ángela Merkel sentenciar que “España está haciendo sus deberes y va por el buen camino”? ¿Se dignarán al menos en algún momento a desvelar cuál es exactamente el final de ese “camino” que mantiene en el desempleo a más de la mitad de la juventud española y que está ensanchando la desigualdad económica hasta niveles desconocidos en décadas?

Nadie se equivoca

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Sonaría lógico que alguna de esas autoridades (o todas juntas) asumieran errores en el plan de reformas/ajustes/recortes que vienen imponiendo a España desde mayo de 2010 con resultados catastróficos. No ocurrirá. Al contrario, Rehn se ha atrevido a decir que “España sufre desafortunadamente un nivel muy alto de paro”, como si ese paro hubiera surgido por esporas y no como consecuencia del hachazo a la inversión pública, de la sequía de financiación a las empresas privadas o de la incertidumbre provocada precisamente por ese camino de 'austericidio'. Rajoy hace exactamente lo mismo. Reconoce (¡faltaría más!) que España tiene “un gravísimo problema de paro” (heredado, por supuesto), lo cual no le lleva a cambiar de políticas o a rectificar una reforma laboral que ha contribuido a destruir empleo en plena recesión, sino que le anima a continuar por “el buen camino” de la “política reformista” y se compromete a presentar el próximo día 26 un nuevo-viejo paquete de reformas/ajustes/recortes/privatizaciones... Vuelta a la carga con la ley de emprendedores, las políticas activas de empleo, la liberalización de mercados de productos y servicios, la reforma de la administración local, la “sostenibilidad” de las pensiones, etcétera.

La “regañina” de Rehn y la flemática reacción de Rajoy confirman esa impresión de pasteleo que tanto daño viene haciendo a la credibilidad de la UE. La Comisión amenaza con sanciones por graves desequilibrios y exige reformas; Rajoy hace como que cumple lo que se le pide, evita las sanciones y hasta puede que un mes más tarde la Comisión Europea relaje de nuevo el objetivo de déficit que, en cualquier caso, todo el mundo sabe que no se puede cumplir. Y adelante con las privatizaciones, desregulaciones y adelgazamiento de lo público.

Alfredo Pérez Rubalcaba, que ya no sabe qué hacer para no seguir cayendo en las encuestas, anuncia una coordinación de los partidos socialistas europeos para intentar cambiar las políticas de austeridad. Esa coordinación era la que se esperaba con la llegada de François Hollande a la presidencia francesa. Nunca más se supo. Hoy, cuando Izquierda Unida empieza a superar al PSOE en intención directa de voto, la coordinación europea para salir del 'austericidio' debería incluir no sólo a partidos socialistas, sino a otros grupos de izquierda, sindicatos y movimientos ciudadanos. Lo cual suena a mera utopía ante la falta de credibilidad de los actores principales. Para recuperarla, ya no sirven pasteleos.

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