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Muros sin Fronteras

El enemigo público número uno

El primer ministro británico, David Cameron, sostiene que Jeremy Corbyn, el nuevo líder del Partido Laborista, representa un peligro para la seguridad del Reino Unido. En España, Mariano Rajoy es menos preciso: considera que cualquiera que no sea él al frente del Gobierno pone en riesgo la recuperación económica que, de momento, solo se aprecia en algunas estadísticas sacadas de contexto. Es cierto que la crisis parece haber tocado fondo, pero el precio pagado por gran parte de la sociedad es mayúsculo y, al parecer, irreversible.

Este discurso, el de "no hay alternativa", que inventó Margaret Thatcher, es el que crispa a una sociedad harta de trilerismos y de ver cómo los ricos son cada vez más ricos y pagan menos impuestos, mientras los demás somos cada vez más pobres y con menos derechos sociales.

Es esta hartura la que ha aupado a Corbyn al liderato de un partido de 115 años de historia que lleva dos derrotas electorales consecutivas, eso sí desde un discurso moderado, comprensivo con el ajuste, con el "esto es lo que hay".

A la revista The Economist, liberal en el sentido más amplio y británico del término, es decir más de centro que de derecha y bastante inteligente, no le gusta Corbyn. En uno de sus tuits le sentencia como “inelegible”, no tanto por sus posiciones políticas sino porque, dice, es aburrido. Tampoco al conservador Telegraph, que ya dijo en agosto que Corbyn debe ser frenado, supongo que democráticamente.

Esta opinión no coincide con la del joven gurú de la izquierda británica, Owen Jones, ni con la de los 251.417 votantes (el 59.5%) que han elegido a Corbyn. Le consideran un tipo honesto con un historial de decencia que ha estado en todas las causas posibles: contra el apartheid en Sudáfrica, contra la guerra de Irak, contra las políticas que generan pobreza.

En sus 32 años de diputado ha votado 500 veces contra su partido, algo común en el Reino Unido; los parlamentarios dependen de los votantes de su circunscripción y de un hacedor de listas. En el escándalo de los excesivos gastos de los diputados, que publicó el Telegraph, Corbyn aparecía como el parlamentario que menos dinero público gastaba, el más austero. Eso es una virtud en estos tiempos.

Otra de las informaciones del Telegraph -que como se puede leer está más empeñado que Esperanza Aguirre en deponer a Manuela Carmena-, apunta la posibilidad de un golpe de Estado interno en el laborismo contra Corbyn. A no ser que el nuevo líder cometa algún error de bulto en los próximos meses, esto supondría un suicidio del partido. Es lo que busca Cameron.

Su ascenso ha sido meteórico. Logró la nominación minutos antes del cierre del plazo para inscribir a los candidatos. Necesitaba el apoyo de 35 diputados y partía con 22, incluido el suyo. Fue una sorpresa. Ha recogido el descontento y el desencanto dentro de su partido. Le ha beneficiado que saliera contra él Tony Blair y su troupe de la Tercera Vía, que resultó una estafa mayúscula para la izquierda. Tony Liar, como le llaman sus enemigos, es posiblemente el político mas desprestigiado del Reino Unido.

Blair movió el partido al centro, alejándolo de la tradición unionista y de los últimos líderes como Neil Kinnock y Michael Foot, con el fin de ganar las elecciones. Venció en los comicios de 1997, arrasó más bien, pero traicionó a sus votantes en 2003, al sumarse a la aventura de Irak. Hay una escena en la película The Queen que explica la transformación. Cuando el joven Blair, reciente ganador de las elecciones, entra en el palacio de Buckingham y se deslumbra ante el poder de siglos. Esto no le va a pasar a Jeremy Corbyn.

Uno de los argumentos más repetidos es que Corbyn no va a ganar las elecciones generales. Lo más curioso es que este argumento procede de las filas conservadoras. Es posible que así sea, ya se verá. La clave será recuperarse en Escocia donde casi han desaparecido del mapa. De momento, su discurso sirve para agitar la política del Reino Unido. Las próximas elecciones generales están previstas en 2020. Hay tiempo.

La fuerza de Jeremy Corbyn

Su primer reto será la elección del alcalde de Londres, el 5 de mayo de 2016. Frente al conservador y populista Boris Johnson, que aspira a medio plazo a la silla de Cameron, el partido Laborista presenta a Sadiq Khan, de origen paquistaní e hijo de un conductor de autobús. Lleva 10 años de parlamentario; ya fue ministro con Gordon Brown. Corbyn y Sadiq están en el mismo barco.

¿Es tan peligroso Corbyn? ¿Qué es lo que piensa? The Guardian, responde. Lo que más temen los conservadores y la City son propuestas económicas, que incluyen algunas nacionalizaciones y subidas de impuestos. La nacionalización de algún banco suena bien en una crisis originada por su apetito voraz; en España sonaría bien lo mismo, pero con las eléctricas.

Esta es una canción compuesta y cantada por un taxista que resume bien todo lo anterior: Corbyn, un hombre como nosotros. Esa es la clave.

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