El futuro del PSOE

El 'no' de Susana Díaz sume al PSOE en la incertidumbre

Susana Díaz, en el palacio de San Telmo de Sevilla, este 10 de junio.

El PSOE está en estado de shockshock. Sumido en la mayor de las incertidumbres. A la pregunta de quién tiene más papeletas para hacerse con la Secretaría General tras el portazo de Susana Díaz, de cómo se reposicionarán las federaciones que habían animado su candidatura, de cómo saldrá el partido tras el congreso federal extraordinario del 26 y 27 de julio, no había respuestas diáfanas. "No sé". "Todo puede pasar". "Todos los escenarios están abiertos". "La competición estará reñida". Réplicas todas ellas muy semejantes, pronunciadas por distintos dirigentes. Barones y cuadros medios, miembros de la dirección federal. Nadie sabe qué pasará realmente a partir de ahora.

Se da por seguro que habrá dos contrincantes más fuertes. Dos diputados nacionales. Uno vasco, Eduardo Madina, de 38 años. Otro, madrileño, Pedro Sánchez, de 42. Más un tercero, José Antonio Pérez Tapias, portavoz de la corriente interna Izquierda Socialista, cuyo protagonismo es, en principio, más testimonial. Ninguno de los dos primeros, no obstante, ha dado aún el paso definitivo. Lo harán, si nada se tuerce (y en el PSOE todo es ya imprevisible), entre el jueves y el viernes. Todos tendrán que recoger los en torno a 10.000 avales requeridos para poder concurrir, y a partir de ahí seducir a los 200.000 militantes del partido, que son los que votarán el 13 de julio. Hacer cábalas de quién vencerá resultaba ayer de todo punto imposible, aunque en principio el paso atrás de Díaz parecía favorecer a Madina. Y por si fuera poca la conmoción, se sumó la filtración, a media tarde, del almuerzo entre la presidenta de la Junta y el líder de los socialistas vascos, Patxi López, que inmediatamente encendió todas las alarmas. El equipo del exlehendakari reconoció que estaba recibiendo "presiones" para competir, pero no había "nada decidido". 

El anuncio de Díaz, adelantado por la Ser a las ocho de la mañana y confirmado por ella misma media hora más tarde, sirvió para despejar una de las X de la ecuación socialista más importante. Y sorprendió, porque se esperaba que ella sí aspirase a la Secretaría General, alentada por un coro de voces de dentro y fuera del partido que la mentaba como la mejor solución para un PSOE catatónico. Pero en su entorno más cercano ya se habían encargado en los últimos días de enfriar las expectativas. Ella explicó que lo hacía porque estaba obligada a conferir "estabilidad" a Andalucía, porque no podría "defraudar" a quienes habían puesto la confianza en el partido y en ella, y porque los ciudadanos esperan de sus representantes públicos que "cumplan con su palabra". Por lo tanto, era mejor "ayudar" al PSOE "desde aquí". Desde Andalucía, la "columna vertebral" de los socialistas, manteniendo como oro en paño la Junta y no poniéndola en riesgo con ninguna operación. 

En manos de los militantes"

Durante toda la jornada se oyeron públicos elogios a la postura final de la presidenta, empezando por Madina y Sánchez y siguiendo por, entre otros, el secretario general dimisionario, Alfredo Pérez Rubalcaba. Y su partido, el PSOE andaluz, respiró tranquilo, porque era quien más tiraba de ella para que no escuchase los cantos de sirena. Pero poco más. Ninguna federación se inclinó por uno u otro candidato públicamente. Pero tampoco en privado. Dirigentes de tres territorios potentes, Andalucía, Madrid y Castilla-La Mancha confirmaron a este periódico que no tienen ninguna apuesta nítida por ahora y dudaban de que en los días siguientes se pudiera esperar un pronunciamiento claro. Sólo el valenciano Ximo Puig, uno de los que más empujó a Díaz, se comprometió a desvelar el nombre de su corredor favorito una vez que estén todos los caballos en pista. Aparte queda Extremadura, cuyo secretario general, Guillermo Fernández Vara, fue de los pocos que puso pegas a la postulación de Díaz y a quien se le sitúa más cercano a Madina. Un caso similar ocurre con Asturias y su presidente, Javier Fernández. 

El terreno de juego ha cambiado por completo, y distintas fuentes piden esperar a que la polvareda se asiente y se vea primero, quién se postula finalmente, qué discurso lidera y qué equipo conforma. Algunas fuentes creían que Madina podía partir con ventaja, alzarse con la condición de favorito, pero tampoco estaba claro, porque falta por ver la recomposición del tablero y la campaña que ambos hagan, que se presume determinante. "Y aun así, todo estará en manos de los militantes", advertían distintos responsables, desde distintas federaciones. Nadie sabe con exactitud cómo se moverán las bases, porque este será el primer congreso en el que previamente votarán los afiliados. "Además, después de que la mayoría de barones se decantara a favor de Susana, y que ella haya dicho que no, no parece muy previsible que se vuelva a reproducir la operación", confiaba un responsable madrileño que se reconocía desconcertado por el nuevo clima. 

La maniobra que sí se intentó fue la que situó como protagonista a Patxi López. Un despacho de la agencia Efe adelantó que el exlehendakari había almorzado ayer mismo con Díaz en Sevilla, justo en la jornada en la que se conocía su desestimiento. Luego, tanto desde el Ejecutivo andaluz como desde el PSE confirmaron la cita a este periódico, aunque no adelantaron su contenido. No obstante, fuentes oficiales del partido en Euskadi advirtieron de que la comida estaba "concertada con antelación", así que no había relación de causa-efecto. Y añadieron que "tras el descarte" de López –él mismo dijo que se veía más "ayudando que compitiendo" por el cargo de secretario general, una vez convocado su propio congreso en el País Vasco–, había "comenzado a tener presiones de nuevo", para que diera el paso. "Pero no hay nada decidido", concluyeron estas fuentes. Detrás de esa nueva invocación se situarían dirigentes territoriales. La vieja guardia era la que en un principio había apostado por el exlehendakari. Fuentes cercanas a Díaz negaron que detrás del encuentro en Sevilla estuviera un intento de la presidenta de promover al líder de los socialistas vascos. 

Sin embargo, la resurrección de López se vislumbraba anoche complicada. Él mismo se había apartado de la carrera hace días (como lo hizo Carme Chacón), él mismo decidió irse de la cúpula del PSE y convocar un cónclave extraordinario a la vista de los pésimos resultados del partido en Euskadi. Y se cree, además, que tendría "menos posibilidades" en un congreso abierto, en el que votan todos los militantes, el formato finalmente elegido. 

El caudal de apoyos de Andalucía

En los entornos de Madina y Sánchez, consideraban que la retirada de Díaz multiplicaba sus opciones. El equipo del diputado vasco insistía en que su competición es segura, y que contaba con más opciones para ganar, por la "acogida de la militancia". Aunque recelaban de la maniobra a favor de López. "El objetivo es que Edu no sea el secretario general, y harán lo que sea para impedirlo, porque él supone la renovación completa, y tiene a gente muy potente detrás. Pero nosotros somos los únicos que no nos hemos movido. Los únicos que hemos estado quietos, pese a las presiones que hemos recibido para dejar paso a Susana. Así que no nos pongamos nerviosos", señalaba uno de sus colaboradores. 

Sánchez, mientras, dio a entender que su candidatura ya es irreversible, por lo "determinante" que había sido en él la posición final de Díaz. En su círculo reconocieron que el diputado madrileño tenía la "intuición" de que la presidenta se iba a retirar de la carrera, pero no tenían claro que los apoyos previstos para ella fuesen a caer de forma automática de su lado. 

La pelea entre los dos, según distintos responsables, se presenta bastante "ajustada". Porque ambos tienen perfiles semejantes –pertenecen a la misma generación–, son diputados, sin mochila de Gobiernos anteriores, sin una vinculación estrechísima con Ferraz, aunque Madina ha sido vocal en la ejecutiva federal desde 2008 y secretario general del Grupo Socialista desde 2009

Ayer había quien avanzaba que Andalucía podría dar cobertura a Sánchez, una vez retirada Díaz, dado el enfrentamiento con Madina de los últimos días, pero desde la federación lo negaban. "Cuando llegue el momento, habrá quizá un pronunciamiento del partido, se intentará que en la misma dirección, pero aún es pronto", templaba un alto cargo del Ejecutivo. "Ninguno nos genera una ilusión bárbara. Por el desconocimiento de ambos, parten desde una situación pareja. Edu además ha cometido el error de pactar con Rubalcaba, y se ha equivocado, y esa sensación se ha transmitido hacia abajo", coincidía un secretario provincial muy cercano a la baronesa. De cualquier modo, lo que no se prevé es que Díaz dé respaldo público a un aspirante. La posición de Andalucía, la más grande en número de militantes (más de 45.000), vuelve a ser decisiva. 

Presiones institucionales sobre Díaz

El problema, según diagnostica un cargo de mucho peso dentro del partido, en Andalucía y en Madrid, es que se llega a una final "absurda", con dos candidatos "de segunda fila". "Este paso atrás ha demostrado que ella es la verdadera número uno", según esta fuente. Ese ambiente de pesimismo, de futuro incierto, también se cierne en otras esquinas del partido. "Todo es susceptible de empeorar", deslizaba un dirigente. El miedo es que la votación de los militantes arroje un resultado estrecho, que reproduzca la fractura interna del congreso de Sevilla, de 2012, el que enfrentó a Rubalcaba como Chacón. 

Esos nubarrones contribuyeron a que Díaz desistiera. Según el relato enhebrado por una fuente muy cercana a la presidenta, tras el derrumbe del 25-M, ella tenía "muy claro" que no iba a aspirar a la Secretaría General. Pero en medio se cruzó la "trampa hilvanada por Edu, Alfredo y Elena [Valenciano]", la petición de Madina de que se hiciera un congreso abierto que el secretario general aceptó casi de inmediato. Después, el pronunciamiento público de los barones a favor de la jefa de la Junta, el "juego sucio" de Extremadura –Vara reiteró que no veía compatible compaginar el Ejecutivo andaluz y Ferraz–... La lideresa sopesó entonces pujar por el trono vacante de Rubalcaba. Luego desechó la idea. "Si se retrasó el anuncio de su rechazo fue por las presiones institucionales. Altísimas personalidades que la llamaban para pedirle que diera el paso", narraba ayer este cargo. 

Pero en el ánimo de Díaz también pesó que Madina resistió y desoyó las presiones que a sus oídos llegaban para que renunciara a jugar la partida. Dicho de otro modo, en cuanto se vio que no era posible un "congreso de unidad", no tenía sentido que ella concurriera. "No ha habido sinceridad en este proceso. No había conciencia de la urgencia de tener un proyecto común, al final cada uno primó sus intereses personales. En esas condiciones, no era lógico poner en riesgo la Junta. Este partido está muy roto. ¿Adónde vamos? Si nos vamos a pique, no tiene sentido hacer peligrar tu baluarte, el único que te queda, que es Andalucía", reflexionaba, muy duro, un cargo próximo a la presidenta. Sus compañeros remarcaban que no tenía "miedo" a lidiar con otros candidatos, convencida como estaba de que tenía las de ganar, pero sí le frenaba tener que emprender una campaña por toda España, desatendiendo sus obligaciones en el Gobierno. 

Renovación y proceso, las fortalezas

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También influyeron las peticiones de la gente. Ella misma lo contó en la Ser: ciudadanos que la paraban y le decían "¡Presidenta, quédate!". A modo de ejemplo, sus colaboradores se referían a lo ocurrido el último fin de semana, cuando Díaz bajó al Rocío y vio reiteradas esas peticiones. "El remate", para una veterana del PSOE-A, fue la pelea de Madina y Sánchez por hacer guiños a las bases desmarcándose del guión oficial sobre la abdicación del rey. Sobre todo el segundo, que el lunes pidió acabar con la inviolabilidad del rey. Al final, con todos esos mimbres la jefa del Ejecutivo consideró que era más prudente guarecerse en el palacio de San Telmo, esperando mejor ocasión para dar el salto a Ferraz, pirueta no descartada. Y así se lo trasladó a sus hombres y mujeres de confianza durante el fin de semana y durante el lunes. Todos guardaron el secreto. 

En el equipo de Madina barajaban hipótesis contrapuestas para la retirada de Díaz: "Ella no tenía tan claro que arrasaba, sabía que podía perder. Y tenía miedo de someterse a la urna". 

Ayer en el partido muchos resoplaban cuando se les preguntaba qué pasará. Difícil de pronosticar. Unos pedían hacer "de la necesidad virtud", centrarse en el proceso, inédito en la historia del PSOE, y trabajar por la unidad, por la cohesión, porque tan importante es el congreso "como se salga de él", decían en la federación manchega. Y otros se congratulaban de que un escenario abierto visualizará que no hay partida ganada, sino verdadera competición, que hay urnas, que no hay paseo militar, y que la renovación se producirá porque tanto Madina como Sánchez son dos hombres jóvenes que no tienen ligazones con el pasado. Y había quien se fijaba en las primarias abiertas, como si el cónclave de julio mantuviera al PSOE en la interinidad. 

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