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Elecciones 20-D

Los partidos emergentes salen reforzados del debate

Cuatro participantes: Soraya Sáenz de Santamaría (Partido Popular), Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos). Y un gran ausente, el presidente del Gobierno y de los conservadores, Mariano Rajoy, que optó por mandar a su mano derecha en el Ejecutivo y número dos de la lista por Madrid para representarle como candidato. Durante dos horas, los representantes de las formaciones mejor ubicadas en las encuestas de cara a las generales del 20-D debatieron en la noche de este lunes en un encuentro organizado por Atresmedia, en el que se tiró más de argumentario de que de propuestas concretas y en el que el uno de los momentos más tensos que se vivió fue cuando se abordó el bloque dedicado a la corrupción. Corto, porque Santamaría se las ingenió para ir desviando el foco. Pero tenso.

A grandes rasgos, Ciudadanos y Podemos, las formaciones que se estrenan en estas generales, sacaron más partido a este debate televisado que Sánchez y Santamaría.

En el capítulo de corrupción, el dirigente más contundente fue Iglesias. El candidato de Podemos consiguió descolocar a una vicepresidenta del Gobierno que hasta ese momento había recitado todas las respuestas como si las llevase aprendidas de memoria, muy al estilo de sus intervenciones en las ruedas de prensa tras los consejos de ministros de los viernes.

"Luis, sé fuerte", llegó a decir Pablo Iglesias mientras intercambiaba algunas palabras sobre corrupción con la mano derecha de Mariano Rajoy en el Gobierno, algo que la indignó hasta el punto de levantar el tono de voz para espetar: "Pague, señor Monedero, pague". En unos segundos, ya estaban puestos sobre la mesa dos escándalos que afectaban a los partidos que en ese momento estaban monopolizando la conversación. El caso Bárcenas y el caso Monedero. Claro que el extesorero del PP está en la cárcel y es protagonista de uno de los mayores escándalos de corrupción política en 37 años de democracia y el político de Podemos solucionó su problema fiscal con la presentación de una complementaria.

El reparto de turnos otorgó a Santamaría la función de abrir el apartado del debate dedicado a la corrupción. No negó que en su partido había habido dirigentes implicados en este tipo de escándalos. Insistió en que en el PP están avergonzados por ello. Y, tirando de argumentario, señaló que en el Gobierno del que forma parte ha tomado medidas para que esto no se vuelva a repetir, "para ponérselo difícil a los corruptos".

Sin "impunidad"

No respondió cuando se le preguntó si desde el Gobierno se habían asumido responsabilidades políticas –podía escucharse a Pedro Sánchez de fondo decir que Rajoy debería haber dimitido–. Se limitó a decir que no ha habido "impunidad".

Precisamente a este bloque es al que más temían los estrategas del PP. Y algunas fuentes del partido apuntan a que Rajoy habría salido peor parado que la número dos de su lista en el supuesto de haber acudido él. Aun así, Santamaría no se libró de escuchar a Iglesias extrañarse de que nadie en el partido se hubiese dado cuenta de lo que estaba pasando cuando habían estado "tan cerca" de Bárcenas. De escucharle, también, decir que el PP tendría que haber pedido perdón "con otro tono" por haber sido "el partido de la corrupción en España".

Fue en ese momento cuando Santamaría se indignó para sostener que no se puede decir que el PP es un partido corrupto y recordar que en Podemos había gente que no pagaba impuestos, en alusión a Monedero

Iglesias, no obstante, se guardaba un as en la manga y retomaría de nuevo estos escándalos en su minuto final pidiendo a los ciudadanos que no se olvidasen de ello a la hora de ir a votar.

"El PP no está imputado"

Sánchez tomó el relevo de Iglesias en el bloque dedicado a la corrupción. Y arrancó recitando un largo listado de delitos –asociación ilícita, prevaricación, cohecho, estafa, financiación irregular– que, a su juicio, afectaban al partido de Rajoy. "El PP no está imputado por ningún delito", respondió Santamaría. 

La vicepresidenta echó en cara al socialista que su Grupo Parlamentario no apoyara el paquete de medidas anticorrupción presentado por el Ejecutivo e insistió en que hasta "los nuevos" partidos se han visto afectados por escándalos de este tipo.

La imagen de la noche

La imagen de la noche fue la que llevó consigo Albert Rivera reservada para el momento en el que los moderadores, Ana Pastor y Vicente Vallés, abrieran el bloque dedicado a la corrupción. Una portada del diario El Mundo en la que la información principal aludía a que la contabilidad de Bárcenas incluía pagos a Rajoy en la etapa en la que éste era ministro. El líder de Ciudadanos la exhibió muy poco. Porque dijo que no quería entrar en ese juego, pero el gesto bastó para que la vicepresidenta se mostrase molesta. Pero aseguró rotundo que ese escándalo era la razón por la que Rajoy no había ido al debate.

Antes de que este capítulo derivase hacia la reforma electoral, Iglesias puso algunos ejemplos de exaltos cargos del PSOE, Felipe González entre ellos, que se habían visto beneficiados del fenómeno de la puerta giratoria, acusación que dio pie a que Sánchez recordase que si el PSOE gobierna, los políticos tendrán que esperar cinco años, no dos, antes de dar el salto al sector privado.

En dos ocasiones, Iglesias atacó directamente al socialista criticando su falta de liderazgo. 

De la corrupción, los protagonistas del debate saltaron a la reforma electoral, a la del Senado y a Cataluña. Aquí, de nuevo, Santamaría no se movió del argumentario: no hay consenso para reformar la Constitución a la hora de dar un mejor encaje a Cataluña. Y, como muestra de ello, puso las ideas contrapuestas que habían exhibido Sánchez, Rivera e Iglesias.

Rivera y los pactos

Recurrente en la noche fue el tema de los posibles pactos postelectorales. En un momento en el que el PP teme que Ciudadanos pueda sumar sus votos a los del PSOE para evitar que gobierne Rajoy, o, incluso, que se forme un tripartito PSOE-Podemos-Ciudadanos, Rivera esquivó decir claramente qué haría su formación el 21-D, un día después de las elecciones. "No bloquearemos al que sea el más votado, pero si no logra formar gobierno y hay alternativas nosotros lo intentaremos", subrayó. "El señor Rivera no se aclara", se quejó la vicepresidenta, insistiendo en que el PP mantiene su compromiso de dejar que gobierne la lista más votada.

"Yo aspiro a ganar las elecciones", dijo Sánchez, dando a entender que, en todo caso, Rivera apoyaría a Rajoy. Iglesias, por su parte, sostuvo que iba a trabajar por ganar las elecciones porque cuando el PSOE está fuerte suele ponerse de acuerdo con el PP.

Bloque económico

La noche había arrancado con la economía como plato fuerte. Ciudadanos, PSOE y Podemos sí estuvieron de acuerdo a la hora de criticar la actuación del Gobierno en los últimos años. Y frente a la avalancha de cifras que ofrecieron a Santamaría, la vicepresidenta tiró del discurso de la herencia recibida y recordó que el objetivo del PP es que en 2020 haya 20 millones de trabajadores en España. En la próxima legislatura, dijo, bajarán los impuestos. Porque se puede, dijo. "Cómo se nota que no estaban ustedes aquí hace cuatro años", les respondió. Es a lo que se agarra el Gobierno cuando se pregunta a alguno de sus miembros por los puntos fuertes de la candidatura de Rajoy. Gestión, dicen. Y el trabajo realizado.

Parte del debate económico estuvo monopolizado por la propuesta de Ciudadanos de implantar un "contrato único", medida que Sánchez e Iglesias criticaron con dureza como una forma de abaratar el despido

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