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La XII Legislatura

Rajoy, atrapado

Quienes conocen bien a Mariano Rajoy destacan en el presidente del Gobierno en funciones una cualidad: la de saber medir bien los tiempos. La de manejar bien el reloj para ponerlo en marcha y acabar siendo beneficiado. Con esta "virtud", señalan, ha logrado vencer a pesos pesados de su partido como Esperanza Aguirre o José María Aznar, ignorándolos, dejando que se cociesen en su propia salsa. Y gracias a esta virtud esperaban que también acabasen rindiéndose sus rivales políticos para dejarle gobernar después de que el 26J obtuviese una clara –aunque no absoluta– mayoría en las urnas. A tenor de lo ocurrido en el último mes, el líder del Partido Popular está poniendo a prueba la que se suponía como su mejor virtud. Primero creyó que iba a ser posible una investidura a finales de julio, después que esto iba a poder ocurrir a principios de agosto. Y ahora nadie en su entorno se atreve a garantizar que vaya a suceder a finales de este mes.

Este martes, tras reunirse con el socialista Pedro Sánchez, dio muestras de que no tiene el control de la situación, de que nada se mueve y de que en el horizonte no se vislumbra un desbloqueo sencillo de la situación. 

A punto de cumplirse una semana desde que el presidente del Ejecutivo en funciones recibió el encargo del rey de formar Gobierno, todo sigue igual: Rajoy sólo puede contar con el apoyo de sus 137 diputados, sigue sin comprometerse a cumplir con la obligación constitucional de someterse a una investidura y no contempla dar un paso atrás para favorecer así un cambio en las posiciones de PSOE y Ciudadanos

A vueltas con la 'gran coalición'

Desde antes de las generales del 20D, anticipándose a un Parlamento muy fragmentado y al final del bipartidismo, Rajoy lleva vendiendo que lo que le conviene a España, y así ocurre en varios de los países de nuestro entorno, es un Gobierno de gran coalición entre los dos grandes partidos al que podría sumarse Ciudadanos. Desde esa misma fecha, los socialistas están instalados en el "no es no", pero el jefe de los conservadores sigue rescatando los mismos argumentos en todas sus comparecencias públicas.

Este mismo martes, tras escuchar la enésima negativa de Sánchez a ir de la mano del PP, Rajoy seguía insistiendo en la gran coalición como escenario preferente. O, como segunda opción, la búsqueda de fórmulas de colaboración en el marco parlamentario. Es decir, un Gobierno en minoría con apoyos externos puntuales para sacar adelante iniciativas clave en el Congreso como los Presupuestos Generales del Estado o la política exterior.

"Se trata de que quede claro que por nosotros no va a ser y que no somos nosotros los que hemos desterrado esa opción", explica uno de sus colaboradores.

"Repetiremos elecciones"

"España necesita de manera urgente formar un Gobierno que pueda cumplir con sus compromisos y hacer frente a los retos del futuro, y para eso se necesita algún tipo de compromiso del PSOE distinto a decir 'no'", señaló Rajoy en rueda de prensa. Un mensaje trufado de apelaciones a la responsabilidad de los partidos y de amenazas del estilo de 'o yo, o vamos a terceras elecciones': "Si Sánchez mantiene el 'no', repetiremos elecciones", dijo. "El acuerdo que yo ofrezco es la condición previa para formar Gobierno, el desacuerdo que Sánchez ofrece es la condición previa para repetir elecciones", resumió.

Sus rivales políticos llevaban meses pidiendo a Rajoy que llevase a sus reuniones propuestas concretas en señal de que sus intenciones de llegar a acuerdos tenían base. Es el peaje que el jefe de los conservadores tiene que pagar después de una legislatura, la X, en la que su partido se sirvió de sus 186 diputados para aprobar, obviando el rechazo mayoritario, leyes tan polémicas como la de seguridad ciudadana. No es que este martes llevase propuestas concretas a su encuentro con Sánchez. Pero sí un documento en el que se mostraba dispuesto a negociar sobre el pacto sellado entre PSOE y CiudadanosCiudadanos para la fallida investidura de Sánchez e incluso sobre los ocho puntos acordados por el comité federal de los socialistas del pasado diciembre con los asuntos que, a juicio de esta formación, requerían de pactos de Estado.

Nada más terminar la rueda de prensa desde el PP y desde el Gobierno se esforzaron en trasladar que la idea de Rajoy era la de entregar a Sánchez un documento con los puntos en los que pueden abrirse cuatro mesas de diálogo. Pero que la postura negativa del socialista le había hecho cambiar de intención, de forma que finalmente no le dio ningún documento.

"Ablandar"

En todo caso, este miércoles, cuando termine su reunión con el líder de Ciudadanos, desde el PP se remitirá a Ferraz el documento para que lo consideren si lo estiman oportuno. Las mesas que el PP quiere abrir estarían basadas en economía, educación y ciencia, estabilidad institucional y pacto social.

Los conservadores cruzan los dedos para que Rivera acepte sentarse a esas mesas y logre que Sánchez se "ablande". Lo hacen recurriendo al término empleado por el propio Rajoy en rueda de prensa después de que se le preguntase si no consideraba que someterse a una sesión de investidura fallida podría "reblandecer" las posiciones de sus rivales de cara a una segunda sesión de investidura.

Tras la reunión con Sánchez, destacados dirigentes del PP bromeaban con la idea de que Rajoy se había encontrado con un Sánchez que se le parece mucho. "La consigna de los dos parece resistir y ninguno de ellos quiere caer el primero", definía de forma muy gráfica un diputado regional conservador.

"Los gestos y los ritos"

No obstante, las mismas fuentes hacían hincapié en que su jefe había dado un giro importante en lo que se refiere "a los gestos y a los ritos". En los últimos cinco años jamás se había visto a Rajoy ofrecer una rueda de prensa en la sala que el Congreso de los Diputados tiene destinado a este fin. Este martes lo hizo. La convocatoria supone una enmienda a la totalidad a su actitud durante la breve y extinta XI Legislatura, cuando él mismo y desde el PP se calificaba de "teatro" y "espectáculo" cada comparecencia de los otros partidos tras las reuniones encaminadas a formar Gobierno. 

La misión de esta estrategia es doble: de un lado, presentarse como un candidato más sin parapetarse en La Moncloa; de otro, ser él, sin intermediarios, el que traslade a los ciudadanos que está trabajando para romper el bloqueo. Así lo justifican en su entorno. Lo suyos se quejan de que Rajoy es retratado siempre como un líder pasivo que no toma decisiones ni hace propuestas. Señalan que "nada más lejos de la realidad" y que ha llegado el momento de combatir ese "estereotipo". En Génova no sentó nada bien que Ana Oramas (Coalición Canaria) declarara después de reunirse con el rey que el PP no había hecho nada desde el 26J para atraer los apoyos de las formaciones de la oposición.

Como trasfondo está también la preocupación ante unas terceras elecciones. El PP no quiere aparecer bajo ningún concepto como responsable de que los ciudadanos tengan que votar otra vez.

Investidura en el aire

Pese a la polémica suscitada por lo que, a ojos del grueso de los constitucionalistas, es una burla a la Carta Magna, el líder del PP lleva desde el jueves, cuando el rey le encargó formar Gobierno, alimentando la tesis de que puede evitar ese trámite. 

"La investidura es para formar Gobierno y no tiene mucho sentido que demande la investidura quien no quiere colaborar para conseguir el objetivo de la investidura", declaró este martes. Esta declaración fue completada con una sospecha: "Tengo la sensación", dijo, "de que Sánchez la reclama [la investidura] para que no haya Gobierno".

Rajoy no quiso mojarse sobre si cree que Pedro Sánchez puede intentar una investidura si él fracasa. Pero en la rueda de prensa deslizó esta posibilidad, que en el PSOE no desmienten: "La única alternativa a esto sería la repetición de elecciones, salvo que Sánchez tenga en mente otra cosa que yo desconozco".

El PP lleva más de una semana agitando la idea de que Sánchez estaría buscando lograr 178 diputados para plantearle al rey que tiene esos apoyos una vez que Rajoy hubiese fracasado en una investidura. "Lo primero que quiere Sánchez es que Rajoy sea derrotado; después no se descarta ningún escenario", señala un miembro del Comité Ejecutivo Nacional.

La suma de PSOE (85 diputados) más Unidos Podemos (71) es de 156 escaños, por encima de los 137 que tiene Rajoy ahora. En el PP no descartan que Sánchez esté trabajando para atraerse a Unidos Podemos, PNV (5), CDC (8) y ERC (9). Ahí la suma ya daría 178 parlamentarios.

Fuentes de la dirección nacional del PP consultadas por este medio se muestran convencidas de que su jefe de filas no tendrá más remedio que ir al Congreso, pero que lo hará midiendo los tiempos, estirando los plazos hasta ver que ya no hay forma de variar la posición de sus rivales. En este contexto, Génova, el Gobierno y el Grupo Parlamentario estudian alternativas a una sesión de investidura en sentido estricto que acabe por lesionar el liderazgo del presidente.

El PP 'blinda' a Rajoy

Hasta la fecha, la única línea roja clara que ha fijado el PP y el Gobierno es que su candidato es "innegociable". Lo defienden señalando que con él como cabeza de lista el PP ha mejorado sus resultados del 20D en 14 escaños, de 123 a 137, y que ya en los comicios de diciembre fue el más votado. También hasta la fecha ha sido Ciudadanos la formación que con más insistencia ha demandado al PP que aparte a su jefe para facilitar que gobierne su partido. Señalan que mantenerlo es un claro mensaje en contra de la "regeneración". En defensa de Rajoy, el PP insiste en que en ninguno de los encuentros y conversaciones que éste ha mantenido con Rivera, el líder de Ciudadanos se ha atrevido a plantear un ultimátum de este tipo.

El PP no quiere bajo ningún concepto abrir este debate ni puertas adentro ni puertas afuera porque va parejo al del liderazgo de Rajoy. En Génova coinciden en que el jefe de los conservadores es el "pegamento", el "nexo" que mantiene unido al PP. Y que un cambio de papeles provocaría un "terremoto interno".

Precisamente, para evitar esto, Rajoy lleva meses aplazando el XVIII Congreso Nacional hasta que haya Gobierno en España. Si él permanece en La Moncloa no tendrá obstáculos para seguir al frente del partido o de elegir a un sucesor para que el proceso sea "ordenado". De lo contrario, comenzarán a aflorar los sectores críticos.

Este miércoles, tras reunirse con Rivera, Rajoy reunirá a su Comité de Dirección para trasladarles su primera impresión tras la ronda con los partidos constitucionalistas. El PP quiere un 'sí' de Rivera para mover a Sánchez a la abstención. Pero el líder del partido naranja no está dispuesto a moverse de la abstención.

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