La estampida ideológica del PP

Amador Ramos Martos

Quien monta un tigre corre el riesgo de no poderse bajar nunca. (Proverbio japonés) 

La RAE define ideología como el conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc. Lo que, de entrada, plantea un desafío de extrema complejidad: integrar de forma equilibrada, el caleidoscopio ideológico en un sistema de valores común, consensuado, válido para todos, pero no exclusivo de ningún colectivo.  

Como la historia nos ha demostrado, y nos sigue demostrando, reinterpretar la visión distorsionada de la realidad de cada colectivo ideológico, en una versión consensuada de aquella aceptable por la mayoría, es difícil cuando no imposible. El contraste de irrealidades ideológicas es fuente inagotable de conflictos no siempre resueltos, que persisten, latentes y en un contexto histórico diferente al original, en la memoria colectiva de cada grupo.  

Circunstancia esta última en la que, solapadamente, emergen discursos tóxicos de alto riesgo retroalimentados por la frustración. Determinantes de la radicalización ideológica corrosiva del presunto consenso previo y que justifican exclusivamente intereses colectivos minoritarios. Más tarde o más temprano, de forma más o menos larvada, o incluso violenta, el conflicto reemerge

El proverbio japonés que precede a este comentario refleja en la actual coyuntura, el relato y actitud de la oposición política del PP en nuestro país. Espectáculo bochornoso en las formas y degradante en el fondo; del que sus chuscos protagonistas bien en el Parlamento, en los medios o a pie de calle, a diario, de forma irracional y sectaria hacen alarde.  

Una estampida ideológica de alto riesgo y tóxica de los arrogantes partidos de la ultraderecha, que de forma alarmante está arraigando en España. El PP, cautivo voluntario de forma irresponsable de la ideología involucionista, retrógrada y parafascista de Vox, está conduciendo la frágil coyuntura política nacional a un callejón de difícil salida democrática.  

Ya que cualquier solución que de entrada implique el acercamiento, aberrante en mi opinión, a Vox por parte del PP y ¿también de Ciutadans? facilitando el acceso al poder de aquel, se deslegitima democráticamente. Circunstancia que, en contraste con el resto de las democracias en Europa, se ha producido en nuestro país. 

La democracia no se reduce al ejercicio periódico del voto. Su esencia y finalidad básica la contituyen la construcción, mejora y defensa del entramado institucional que, con respeto a las legítimas diferencias ideológicas, vigile de forma preventiva las tensiones entre los diferentes colectivos. Bloqueando democráticamente, si es preciso, el acceso al poder de modelos ideológicos anómalos que pongan en riesgo el frágil equilibrio democrático del sistema. 

¿Es consciente el PP de la peligrosa monta ideológica a lomos del tigre de Vox adoptada por el partido? ¿Son todos sus líderes, militantes, votantes o simpatizantes ciegos, sordos y mudos? 

Amador Ramos Martos es socio de infoLibre

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