El rey de la dana tiene una memoria muy selectiva Daniel Basteiro
La doble vida de Santa Teresa de Jesús
Anoche fui a ver una lectura dramatizada de la obra de Paco Bezerra Muero porque no muero (La doble vida de Teresa). La obra ha ganado el premio SGAE, (entre cuatrocientos aspirantes) e iba a ser coproducida por la Comunidad de Madrid, para los Teatros del Canal; el autor incluso había conseguido un coproductor internacional para que la obra viajara fuera de nuestro país. Esto ocurrió en junio: la Comunidad de Madrid, vía su consejera de cultura o la directora de los Teatros del Canal, le comunicó a Bezerra que su obra no sería representada ni producida por la Comunidad a principio del 2023 como le habían prometido.
Desde entonces el autor clama al cielo, desde la tribuna que se le permita, exigiendo una explicación que no llega, mientras la obra parece condenada a la no existencia.
En la Sala Berlanga se ha llevado a cabo una lectura de la obra de Bezerra por cinco actrices: Julieta Serrano, Aitana Sánchez Gijón, Nathalie Poza, Gloria Muñoz y Ana Belén. El teatro a rebosar, la convocatoria se ha convertido en una manifestación contra la censura. La obra es respetuosa, nada ofensiva y muy divertida. De nuevo aparece, como en una pesadilla, la garra irracional de la censura, algo que esta sociedad no puede permitirse, hace demasiado tiempo luchamos para que desapareciera y lo conseguimos.
De nuevo aparece, como en una pesadilla, la garra irracional de la censura, algo que esta sociedad no puede permitirse
Le recordé a Paco Bezerra, después de felicitarle, que hace 40 años yo hice Entre tinieblas y no ocurrió nada, no hubo ninguna reacción en contra. Es muy mal síntoma que cuarenta años después se impida el nacimiento de una obra de teatro, y que se haga de este modo, sin dar ninguna explicación.
Al final he ido a felicitar a las actrices, en el bar de al lado. Con todas ellas he trabajado, Gloria Muñoz salía del bar y aproveché para saludarla. En el 95 trabajamos juntos en La Flor de mi secreto, ella interpretaba a una editora de novelas femeninas, que ante el sesgo realista que está tomando la literatura de una de sus escritoras estrellas, interpretada por Marisa Paredes, Amanda Gris, se lo recrimina y le indica el camino del sentimentalismo del que la escritora se ha alejado y al que debe volver. Amanda Gris reconoce que, en ese momento de su vida y de su carrera, es la realidad lo que la inspira y en vez de novela rosa le está saliendo novela negra. Entonces Gloria, furiosa, le replicaba: “La realidad, ¿qué realidad? ¡La realidad debería estar prohibida!”.
Mientras nos despedimos, la actriz me comenta la cantidad de veces que la gente le ha recordado esa frase. En efecto, es una de esas frases que aunque no naciera con esa intención, le va como anillo al dedo a los políticos que pretenden enterrar la obra de Bezerra. La censura, de cualquier tipo, debería estar prohibida. La paradoja es que ya lo está, desde 1977, pero ellos no se dan por aludidos. Recordémoselo.
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