Pedro Sánchez y el chantaje de la administración Biden
No he escrito mucho sobre la política exterior de Joe Biden por dos razones: porque como ciudadano español no puedo influir en lo que el gobierno estadounidense haga en el mundo y porque la política exterior de la Unión Europea es lo suficientemente espantosa como para centrarme en lo que hacen otros países. La política migratoria europea es un ejemplo, pero pueden encontrar miles.
Sin embargo, debo concentrarme en la desastrosa política exterior de la administración Biden para pedirle a Pedro Sánchez que no se deje presionar por un cadáver político que no ha movido un dedo para evitar una masacre en Palestina. Todo es tan desastroso que las críticas a Biden no vienen de cabezotas idealistas, sino de los analistas más realistas, como puede ser el caso de Stephen Walt. Se argumenta que Biden es preso de la opinión pública, pero tampoco es cierto. La complicidad con la limpieza étnica que está llevando a cabo Israel está aumentando de manera considerable las opciones de que Trump gane en unos meses. El estado de cosas en la democracia estadounidense se puede resumir así: la extrema derecha puede volver al poder en Estados Unidos debido a que la opción liberal-progresista está apoyando un genocidio.
Según las informaciones de Ignacio Cembrero, el gobierno estadounidense lleva semanas presionando al Gobierno de España para que participe en una nueva aventura militar en Yemen. La participación del Gobierno español en estas acciones de guerra podría destrozar el relativo buen desempeño de Pedro Sánchez en la masacre que el gobierno israelí está cometiendo contra el pueblo palestino.
España no debe aceptar ningún tipo de chantaje de Biden, un señor que apoyó la guerra de Irak años antes de que George W. Bush destruyera Irak. Si aplicáramos los mismos principios morales que aplicamos a Putin, podríamos decir que el presidente Biden ya apoyó en su día a nuestro Putin occidental. Ahora lo ha vuelto a hacer con la versión del Putin israelí, Netanyahu, para mostrar que al fin y al cabo no hay tanta diferencia ética entre estos personajes.
Biden no tiene ningún tipo de credibilidad. A día de hoy su popularidad está por debajo del 39 por ciento (más baja que la que tenía Trump). Hay buenas razones para ello. Hay muchos ejemplos, pero me centraré en los menos conocidos: el inicial buen desempeño en política económica ha sido eclipsado por una nefasta política exterior que ha alimentado la catástrofe humanitaria en Afganistán. Tiene también el mérito de continuar con políticas muy peligrosas que inició Donald Trump. De nuevo, hay mucho donde arañar, aunque me limitaré a señalar lo más relevante: la nueva guerra fría entre Estados Unidos y China que incrementa las posibilidades de un nuevo conflicto y que complica la transición verde.
La única forma de pacificar Oriente Próximo es que Occidente no apoye las atrocidades de Israel. En el momento que Occidente deje de suministrar armamento y retire el apoyo diplomático, es más que probable que la guerra termine
Pedro Sánchez debe elegir si quiere estar en el lado correcto de la historia. A este respecto, conviene recordar el legado del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero que plantó cara a la administración Bush. El gesto que tiene que hacer Sánchez es mucho menor que el de Zapatero, ya que en este caso solo debe negarse a participar.
Frente a lo que dicen o sugieren algunas mentes lúcidas que parecen animar a una nueva guerra, debe tenerse presente que España es una sociedad pacifista. De hecho, tan pacifista que hay mucha gente en la derecha que ha apoyado que Sánchez haya pedido un alto al fuego en Gaza. Apoyar una aventura militar supondría no solo aplicar una medida impopular, sino una medida desmovilizadora dentro del espacio progresista. Todas esas almas brillantes que pretenden empujar a España a un conflicto deben recordar que el batacazo electoral en Galicia y en las europeas puede ser importante.
Es interesante que esas almas brillantes se interesen ahora por Yemen. Hace ya nueve años que los países occidentales apoyaron una guerra en la que han muerto cientos de miles de personas. He seguido el tema con bastante detalle y puedo decir que esas grandes mentes guardaban silencio. Ahora hablan para decir con voz experta que los hutíes son un títere de Irán. Y eso lo explica todo. Todo ello es una muestra de ignorancia y oportunismo. Simplemente no conocen la historia ni la llegada al poder de la milicia. Ignoran, como dice la investigadora Helen Lackner, la fuerte tradición en Yemen de solidaridad con el pueblo palestino.
Hay que ser muy claro: la única forma de pacificar Oriente Próximo es que Occidente no apoye las atrocidades de Israel. En el momento que Occidente deje de suministrar armamento y retire el apoyo diplomático, es más que probable que la guerra termine. Esta es la única forma de pacificar la región, no crear otro conflicto que vuelva a poner el mundo patas arriba.
Las relaciones internacionales son complejas, pero creo honestamente que el Gobierno enfrenta aquí una decisión sencilla. Ya sea en términos éticos o por oportunismo electoral, Pedro Sánchez debe decir no. Ceder significa facilitar que llegue al poder la extrema derecha debido a la previsible desmovilización. Si se comete tal error es muy probable que el muro del Presidente del Gobierno ya no sirva para frenar a los bárbaros de la extrema derecha.
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Isa Ferrero es escritor y activista.