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Asamblea fundacional

Las tres decisiones clave que definirán el futuro de Podemos

El momento de que los militantes de Podemos elijan las bases sobre las que se asentará el partido se acerca. Este fin de semana, la formación celebrará un encuentro en el madrileño Palacio de Vistalegre que marcará el ecuador del asamblea fundacional que está llevando a cabo y que girará en torno a la defensa de las más de 250 propuestas políticas, organizativas y éticas que los diferentes militantes han presentado.

Durante el sábado y el domingo, Vistalegre acogerá a unas 8.000 personas –según las previsiones del partido– que acudirán a presenciar la presentación de los borradores presentados por los diferentes grupos, unos documentos que han tenido que recibir el aval de un círculo de la formación para presentar su candidatura. Existen tres tipos de documentos, según su contenido: los carácter político –que plantean las líneas básicas que debería seguir Podemos–, los de carácter organizativo –que establecen las estructuras del partido– y los de carácter ético –el documento que toda persona que quiera ser miembro de Podemos deberá firmar–.

No obstante, en el encuentro del fin de semana no se votará nada, sino que servirá para realizar la última defensa de los borradores tras las dos semanas y media que los equipos han tenido para negociar con sus respectivos documentos, un período que ha servido para que muchos de ellos fusionasen sus propuestas. La verdadera elección comenzará justo al día siguiente del fin del encuentro, es decir, el lunes 20. Todos los militantes de la formación –para afiliarse tan sólo hay que inscribirse en su página web– tendrán derecho a votar los tres documentos que prefieran hasta el domingo 26.

Será el lunes 27 cuando se anuncien las tres propuestas ganadoras y, a partir de aquí, comenzará una segunda fase de la asamblea, consistente en elegir a las personas que liderarán las estructuras recién creadas y que culminará el 15 de noviembre, con la presentación de los resultados y la clausura de la asamblea. No obstante, para los tres ámbitos sobre los que se decidirá la semana que viene se han presentado multitud de propuestas, y entre ellas hay varias que se han destacado de las demás por el nivel de apoyos recibido o el consenso que han creado a su alrededor.

Borradores organizativos

Según recoge la web de la Asamblea Ciudadana Sí Se Puede –el nombre que Podemos ha dado a su congreso fundacional–, para definir las estructuras del partido se han presentado un total de 98 propuestas. La disyuntiva principal que se plantea en este ámbito es la que lleva ya varios meses dividiendo a las bases del partido: apostar por un modelo más tradicional o establecer uno más asambleario. Y en este sentido destacan dos documentos contrapuestos: el presentado por Claro que Podemos –el nombre adoptado por el grupo promotor, formado por Pablo Iglesias, Carolina Bescansa, Juan Carlos Monedero, Luis Alegre e Íñigo Errejón– y el que defiende Sumando Podemos –apoyado, entre otros, por los eurodiputados Pablo Echenique y Teresa Rodríguez–.

El documento de Iglesias plantea unas estructuras similares a las de un partido tradicional, aunque con algunas particularidades. En este sentido, el liderazgo estaría en manos de una sola persona: el secretario general, elegido por la Asamblea Ciudadana Estatal, el órgano supremo de Podemos compuesto por todos sus militantes. Esta Asamblea Ciudadana Estatal se reuniría de manera ordinaria cada tres años, unos encuentros que sevirían entre otros asuntos para renovar los cargos. No obstante, el conjunto de la militancia también tiene el poder indelegable de aprobar los pactos con otras fuerzas, elaborar las listas electorales o aprobar los programas electorales.

Serían igualmente los militantes los que, según la propuesta de Iglesias, elegirían a parte del llamado Consejo Ciudadano, el máximo órgano de Podemos entre congresos. Esta instancia estaría compuesta por 81 miembros: 63 escogidos por los afiliados, más el secretario general y los 17 líderes de los Consejos Ciudadanos autonómicos –a nivel territorial se replicarían las estructuras estatales–. De esta manera, se configuraría un sistema donde los barones territoriales adquirirían un poder considerable, una reivindicación que aceptó Iglesias después de que su propuesta inicial fuese criticada por no dar suficiente poder a los círculos.

Este Consejo Ciudadano compartiría con el número 1 del partido –elegido por todos los afiliados cada tres años, coincidiendo con la celebración de las Asambleas Ciudadanas– las funciones ejecutivas de Podemos. Sin embargo, sería competencia exclusiva del secretario general elegir a su dirección –llamada Consejo de Coordinación–, compuesta por entre 10 y 15 miembros y cuyo nombramiento tendría que ser aprobado por el Consejo Ciudadano. Y en cuanto a la posibilidad de revocar los cargos, el secretario general, un miembro del Consejo Ciudadano o un integrante del Consejo de Coordinación podrían ser cesados si así lo decidieran más de la mitad de los militantes; para que esta votación tuviera lugar, deberían solicitarlo al menos el 20% de los afiliados o el 25% de los círculos de la organización.

Poder muy repartido en la propuesta de Sumando Podemos

La propuesta de Sumando Podemos, por su parte, plantea unas estructuras de carácter mucho más horizontal. El documento final ha sido conformado tras la fusión de las aportaciones de 30 equipos, entre los cuáles se encuentran los grupos Es la hora de la gente –promovido por el eurodiputado Pablo Echenique– o Profundización Democrática –que consiguió gran cantidad de apoyos en el ágora virtual de la formación–, y que también recoge propuestas del colectivo Podemos Participar Más, encabezado por Daniel Ripa y Diego Pacheco –integrantes del equipo organizador de la asamblea– y que finalmente ha retirado su borrador al haberse incluido sus iniciativas en varios de los que sí se presentarán.

La estructura planteada por este borrador gira en torno a las estructuras territoriales, organizándose "en una lógica de círculos concéntricos, donde los círculos de ámbito territorial menor están insertos a su vez en círculos de ámbito mayor" hasta confluir toda la militancia en Círculo Estatal. El total de afiliados se reuniría, según la propuesta de Sumando Podemos, en asambleas ordinarias –llamadas Asamblea Ciudadana Estatal– que se celebrarían bienalmente y que servirían para elegir y revocar a los líderes, aprobar los presupuestos y los programas y determinar la línea política del partido.

El Consejo Ciudadano también sería el máximo órgano entre congresos, si bien bajo esta propuesta estaría compuesto por 99 personas: 60 elegidas por toda la militancia mediante candidaturas individuales –no por listas–, 20 escogidas por sorteo de entre los voluntarios que se presenten, 17 que representarían a los círculos autonómicos, una por las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y otra que representaría a los círculos de Podemos en el extranjero. La elección se llevaría a cabo con el sistema de voto único transferible: el elector elegiría a su candidato favorito y, si este hubiese sido ya elegido o eliminado, el sufragio se trasladaría al siguiente de la lista de preferencias del afiliado.

Precisamente esta preponderancia de los círculos es una de las señas de identidad del documento: las estructuras territoriales, por ejemplo, podrán financiarse o elevar propuestas a los círculos superiores de manera independiente. Las estructuras replicarían a las estatales, aunque con algunas particularidades: a nivel municipal, por ejemplo, la existencia de un Consejo Ciudadano sería opcional para las localidades con menos de 500 inscritos en Podemos. Un 75% de los miembros de estos Consejos Ciudadanos serían elegidos directamente por los militantes del círculo en cuestión y el otro 25% sería escogido por sorteo.

¿Y en cuanto al líder? Esa es otra de las grandes discrepancias entre ambas propuestas. Y es que, si el borrador de Iglesias plantea un liderazgo fuerte y unipersonal, el defendido por Sumando Podemos establece la existencia de tres portavoces –el nombre con el que se denominaría a los primeros espadas de la formación– a nivel estatal, elegidos por toda la militancia; en las Asambleas Ciudadanas Territoriales se elegirían o 2 o 4 portavoces, según lo decida el Consejo Ciudadano. Sus competencias serían mucho menores que en la propuesta de Iglesias, ya que carecerían de atribuciones ejecutivas y su labor se reduciría a "representar" al círculo y sus posiciones y a elevar propuestas a la Asamblea Ciudadana –todos los miembros del círculo en cuestión– o al Consejo Ciudadano de su círculo.

El Equipo de Coordinación, por su parte, sería el encargado de ejercer las funciones ejecutivas. Estaría conformado por 15 personas, a las que se sumarían los portavoces y los coordinadores del Consejo Ciudadano del nivel territorial del que se trate. No obstante, la diferencia radica en el modo de elección: mientras que en el borrador del grupo promotor se establece que sus integrantes serían elegidos por el secretario general, en esta propuesta los miembros saldrían de entre los miembros del Consejo Ciudadano y serían escogidos por toda la militancia.

Borradores políticos

Si a nivel organizativo la disyuntiva se plantea entre asamblearismo y una estructura más tradicional, la gran discusión en los borradores políticos –se han enviado hasta 70– gira en torno a presentarse o no a las elecciones municipales bajo las siglas de Podemos. La propuesta de Iglesias fue la primera que planteó que el partido no se postulase a estos comicios, y desde que fue lanzada creó una gran división entre partidarios y detractores de concurrir a estos comicios. En este sentido, uno de los documentos que apuestan con más fuerza por que Podemos presente candidaturas propias a las municipales es el del grupo Construyendo Pueblo.

Ambos documentos políticos realizan un análisis de la situación actual y plantean que se dan una serie de situaciones –el empobrecimiento de la ciudadanía o la debilidad de los partidos tradicionales– que permitirían cumplir el objetivo último de Podemos: llegar al gobierno central. Sin embargo, ambos borradores discrepan sobre la conveniencia de presentarse a los comicios municipales previos. En este sentido, el equipo Claro que Podemos –el del grupo promotor– afirma en su propuesta política que su intención es "preservar la marca" de Podemos en estas elecciones porque, a juicio del grupo, llegan "pronto" para la formación, que no podría ofrecer "plenas garantías" a sus votantes.

Iglesias, por ello, defiende que los militantes apoyen, a título individual, las iniciativas municipalistas del estilo Ganemos que el partido considere que "cumplen a rajatabla con los requisitos de la nueva política, la transparencia, la regeneración y las posibilidades de victoria y cambio", si bien estos movimientos deberían presentarse "preferentemente" como agrupaciones de electores: formaciones políticas que sólo sirven para la cita electoral en cuestión, y que exigen para configurarse recoger un número de firmas que varía según el tamaño del municipio.

En las localidades donde no existan iniciativas del estilo Ganemos, la propuesta del grupo promotor plantea que sean los propios integrantes de los círculos de Podemos los que se rodeen de los colectivos sociales de la localidad –"desde asociaciones de vecinos hasta espacios de afinidad cultural", señala el documento– para crear candidaturas en las que el partido llevaría la voz cantante. No obstante, estas listas se configurarían igualmente a través de agrupaciones electorales, por lo que la formación no se presentaría oficialmente y serían sus militantes los que integrarían las candidaturas a título individual. Iglesias estuvo negociando hasta última hora incluir una propuesta de otro grupo para relajar estos términos, si bien finalmente esta transacción no llegó a buen puerto.

"Hay que empezar por la administración local"

Por contra, el colectivo Construyendo Pueblo –conformado tras fusionarse los borradores políticos avalados por los círculos de Economía, Ecología y Energía, Tetuán-Dehesa de la Villa, Lavapiés, Arganzuela, Ciudad Lineal y Rivas y que agrupa a militantes como Miguel Urbán, dirigente de Izquierda Anticapitalista (IA), uno de los partidos fundadores de Podemos– deja la puerta abierta a participar en candidaturas del estilo Ganemos, si bien "la línea fundamental de presentación" sería bajo las siglas de Podemos.

La postura del equipo, reflejada en su propuesta política, es clara: "Si hay que desalojar a la casta, hay que empezar por uno de sus principales escondrijos: la administración local". "Obviar las elecciones municipales y autonómicas sería olvidar por un lado las aspiraciones e ilusiones de centenares de miles de personas que ven en esos comicios la primera gran ocasión de comenzar a desalojar de las instituciones a la casta", argumenta Construyendo Pueblo, que asimismo alerta de que no presentarse "sería equivalente a pensar que el electorado va a esperar pacientemente un año y medio a Podemos en la cita de las generales sin demandarle avances previos, mientras las cosas siguen gobernadas por los mismos".

Según explicó Urbán a infoLibre, la decisión acerca de si presentarse en solitario o en confluencia con otras plataformas sería del círculo de la localidad en cuestión –algo que rechaza expresamente la propuesta de Iglesias– siguiendo "una serie de pautas". "El círculo tendría que hacer un proyecto de por qué y para qué se quiere presentar, y hacer un estudio de su territorio que permita dar una solidez a esa propuesta", relata el dirigente de IA, que explica que el segundo paso sería resumir las conclusiones en un manifiesto e iniciar una recogida de firmas; si se llegase al 1% del censo electoral del territorio, la propuesta –sea la de presentarse en solitario o en confluencia con otros grupos– quedaría validada.

Borradores éticos

Los borradores éticos son los que menos controversia y más acuerdo han generado, y también los más sencillos. Plantean las normas básicas que los militantes de Podemos deben respetar, y la inmensa mayoría de documentos presentados –85– comienzan por la apelación al respeto a los derechos humanos. Sin embargo, cada propuesta plantea diferentes obligaciones tanto para los afiliados como para los eventuales cargos públicos que consiguiera el partido, y en este sentido destacan tanto la propuesta de Iglesias –enriquecida por varios acuerdos con otros equipos– como la del grupo Podemos Participar Más de Ripa y Pacheco, que pese a haber retirado su borrador organizativo sí presentan sus planteamientos éticos.

En este sentido, ambos equipos coinciden en varios de los puntos incluidos, como la prohibición expresa de que Podemos se financie a través de los bancos o el veto a que cualquier cargo público del partido pueda ejercer cargos ejecutivos en una empresa relacionada con su gestión hasta diez años después de haber abandonado su puesto. De igual forma, ambos proponen como condición obligatoria para entrar en Podemos "exigir y respetar que la elección de candidatos o candidatas a cualquier institución de representación política se lleve a cabo mediante elecciones primarias abiertas a toda la ciudadanía".

Los dos documentos recogen, igulamente, que será obligatorio aceptar que sean los militantes los que decidan sobre eventuales pactos y alianzas con otras fuerzas políticas, así como que el máximo tiempo que una misma persona podrá ocupar cargos públicos o del partido será de ocho años –doce en casos excepcionales–. Y a nivel judicial, otras dos coincidencias: el rechazo al aforamiento y la obligación de que los eventuales cargos públicos que la formación consiguiese dimitieran automáticamente en caso de ser imputados, procesados o condenados.

A nivel salarial también hay limitaciones. No obstante, las propuestas de ambos grupos difieren en este ámbito. Podemos Participar Más aboga por limitar el sueldo que pueda percibir un cargo público al triple que se establezca como Salario Mínimo Interprofesional; el resto del salario debería ser rechazado por el militante de la formación y destinado a las arcas del partido o a una ONG. Por su parte, el grupo promotor plantea que los afiliados que ocupen puestos en la Administración o en empresas públicas no puedan cobrar un salario superior a los recogidos en el convenio colectivo o en el régimen retributivo del resto de empleados.

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