PRECARIEDAD LABORAL
La crisis deja la tasa de contratación femenina en el nivel más bajo de toda la década
La incipiente recuperación del PIB ha traído consigo un aumento del número de contratos que en 2014 alcanzó el 11%. Sin embargo, ni su calidad garantiza un empleo estable ni su reparto resulta homogéneo. Así, la tasa de contratación femenina se encuentra en los niveles más bajos de la última década, con un 43,64%, lo que se traduce en una brecha de género de casi 13 puntos porcentuales. Lo revela el Informe del Mercado de Trabajo de las Mujeres que elabora el Ministerio de Empleo. Un documento que reconoce la “tendencia a la precarización del mercado laboral femenino”, producto de un índice de rotación –relación entre el número de contratos firmados y el de personas que los firman– que crece, del aumento de los contratos de duración inferior a un mes entre las mujeres y del alza de los empleos a jornada parcial.
Con el apogeo económico la mujer se incorporó con entusiasmo al mundo del trabajo, de forma que en 2008 la tasa de contratación femenina alcanzó su máximo del siglo, un 47,09%. Pero la crisis ha reducido la cifra de contratos femeninos hasta quedarse en 7,3 millones en 2014, frente a los 9,4 millones que suscribieron los hombres. Sólo en 2012 hubo un repunte, hasta el 47,07%, que el informe atribuye a la contratación de empleadas del hogar fruto del Real Decreto de 2011 que regulaba la relación laboral de estas trabajadoras.
Como resultado de la recesión económica, desde 2005 se han perdido 369.000 contratos y más de medio millón de mujeres contratadas. La diferencia entre ambas cifras se mantiene en 2014, puesto que ni la reforma laboral ni la recuperación económica han cambiado el modelo: el año pasado aumentaron un 11% los contratos, mientras que la cifra de mujeres contratadas creció sólo el 7%. En realidad, se trata de una pauta que siguen también los hombres. Mientras que sus contratos subieron un 15% en 2014, el número de varones que los firmaron sólo medró un 8%. El motivo estriba en el carácter temporal y poco estable de esos contratos. El índice de rotación femenino es de 2,53. Lo que significa que, por ejemplo, 45.479 mujeres suscribieron más de 15 contratos cada una en 2014. Otras 40.368 firmaron entre 11 y 15 contratos ese año. Pero es que ascienden a nada menos que 212.685 las mujeres que trabajaron con entre cinco y 10 contratos. Curiosamente, Navarra es la comunidad autónoma con mayor índice de rotación femenina, 3,50 contratos por trabajadora.
Además, los contratos temporales son más frecuentes entre las mujeres, destaca el informe del ministerio. La tasa de temporalidad femenina descendió sólo 35 centésimas en 2014, después de que aumentara cuatro puntos porcentuales el año anterior. El 89% de los contratos que suscriben las mujeres son eventuales, de obra o servicio y de interinidad. De todos los trabajadores que firman esta última modalidad, casi el 70% son mujeres.
Por si fuera poco, los contratos temporales de las mujeres son de menor duración y cada vez con mayor frecuencia con jornadas a tiempo parcial. Según el estudio, los contratos femeninos de menos de un mes crecieron un 12% en 2014, y los que duran entre tres y seis meses aumentaron un 11%.
Más a tiempo parcial
El empleo a tiempo parcial ha sido tradicionalmente copado por las mujeres, una tendencia que se ha acrecentado con la crisis. El informe revela que los contratos eventuales a tiempo parcial se dispararon un 46% desde 2009, mientras que los de jornada completa cayeron un 7%, y los de obra y servicio por horas aumentaron un 23,36% –los de ocho horas sólo el 8,4%–. La misma tendencia se observa en los contratos indefinidos: los de tiempo parcial firmados por mujeres se han duplicado en los últimos cinco años. En 2014, el 20,3% de los contratos que firmaron las mujeres fueron por horas, mientras que los hombres suscribieron un 14,63%. La diferencia es más acusada si la lupa se pone sobre los contratos a jornada completa: los hombres firmaron el 41,75%, mientras que las mujeres se quedaron en casi la mitad, el 23,3%.
Otro dato de la radiografía que el estudio hace del empleo femenino se refiere a las Empresas de Trabajo Temporal (ETT), que dan trabajo en España a un total de 857.604 mujeres, lo que representa el 12% de la contratación. Con contratos de apoyo a los emprendedores, la modalidad creada por la reforma laboral en 2012 y que incluye un periodo de prueba de un año, trabajaron en 2014 apenas 42.378 mujeres, de las que el 41% lo hicieron a tiempo parcial. El 92% de ellas corresponden al sector servicios y los empleos donde más se recurrió a este tipo de contrato fueron los de dependientas y camareras.
Eso sí, el año pasado las mujeres suscribieron un mayor número de contratos que requerían desde el bachillerato hasta el título universitario, incluidos posgrado y doctorado, mientras que los hombres sumaron más contratos con niveles formativos inferiores al bachiller. Lo que no cambia son las titulaciones feminizadas: Ciencias Sociales y Jurídicas, Ciencias de la Salud y Artes y Humanidades. Ingeniería y Arquitectura están copadas por los varones.
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Con las cifras de paradas, la crisis ha obrado un fenómeno que el informe del Ministerio de Empleo destaca: se redujo la brecha entre sexos desde los 20 puntos en que superaban las mujeres en desempleo a los hombres en 2006 hasta invertirse la tendencia y superar en 2014 los parados a las paradas en 15 décimas. “No es que durante la crisis las mujeres mejoraran su situación frente al paro”, aclara en seguida el estudio, “sino que empeoró en menor medida que la de los varones”.
También son más precarias sus condiciones cuando pierden el trabajo. El 41% de las mujeres desempleadas tiene más de 45 años, ocho puntos porcentuales más que en 2009; de hecho, son el único grupo de edad cuyo número aumenta. Y tardan más en encontrar un nuevo empleo. La proporción de mujeres entre los parados es mayor cuanto mayor es el tiempo de desempleo. El 47,88% de los parados de larga duración –quienes llevan más de un año sin trabajar– son mujeres, el porcentaje más alto de la última década. En 2009, no superaba el 32%. De las 2,33 millones de mujeres encuadradas en esa categoría, 733.797 llevan más de dos año en el paro, el 31,4%, dos puntos porcentuales más que en 2013. Y de éstas, el 63,3% superan los 45 años.
Una consecuencia de la mayor permanencia de las mujeres en el desempleo es que están menos protegidas por las prestaciones estatales. La tasa de cobertura femenina –el número de paradas registradas que cobran alguna ayuda pública– es del 52,95%, casi 10 puntos porcentuales inferior a la de los hombres. Al igual que ocurre con los varones, cada vez son menos las mujeres que perciben prestaciones contributivas –cuya cuantía se calcula a partir de los últimos sueldos cobrados–, al tiempo que crecen las que reciben subsidios asistenciales –426 euros al mes–. Donde sí aparece una distancia reseñable es en el subsidio para trabajadores eventuales agrarios: sus beneficiarias duplican al de los hombres que lo cobran.