Muy fan de...
Muy fan de... la izquierda desunida
Se confirma: el día en que Eugéne Pottier escribió la letra de La Internacional –“Agrupémonos todos”– el escritor y revolucionario francés iba hasta arriba de carajillo. Atendiendo a la afición de la izquierda por la atomización, puede que mucho antes de alcanzar el añorado deseo de “un hombre, un voto” –imposibilitado por la Ley Electoral–, la cosa llegue a “un votante, un partido de izquierdas”. Muy fan.
Habrá que empezar a cambiar la letra de algunas canciones para que resulten afinadas con el diapasón de la realidad. ♪ “El pueblo unido jamás será vencido”♪, de Quilapayún, podría ser corregido por ♪“La izquierda desunida jamás será elegida”♪. De métrica no va mal y el mensaje es mucho más acorde a sus desacuerdos.
El viernes 6 de noviembre, a la hora en que Cenicienta tenía que salir pitando pa’ casa, concluyó el plazo del registro de las coaliciones ante la Junta Electoral. En el asunto alianzas (je,je) de izquierdas, hace falta una pizarra para saber quién es quién, tarea más complicada que aquella a la que nos enfrentamos los frikis de Juego de Tronos para evitar perdernos entre la marabunta de personajes candidatos a reinar.
En los últimos meses, no ha habido día en que no nos hayamos despertado con un nuevo partido de izquierdas. Las formaciones han brotado como los níscalos: sí, estamos en temporada... preelectoral. Y atendiendo al paralelismo micológico, se prevé que la noche del 20-D, más de uno se quedará ante el recuento de votos solo como un hongo.
Uno de los aspectos más divertidos de esta proliferación de formaciones son los nombres elegidos para cada uno de los diferentes proyectos, compiten en ingenio y humor con los que suelen utilizarse para bautizar las operaciones policiales: Pokemon, Grillo, Nécora, Yogui...
Y si la poli se inspira en algún detalle de la investigación para ponerle nombre a cada caso, The left wing suele elegir el camino creativo del oxímoron:
Ahora en Común, Unidad Popular, Convergencia de Izquierda, Somos Izquierda... Brillante sarcasmo.
Nada que ver con la traducción literal que hicieron en Chile, allá por 1969, de lo que significaba Unidad Popular. La coalición formada por el Partido Radical, el Partido Socialista, el Partido Comunista, el Movimiento de Acción Popular Unitario, el Partido de Izquierda Radical y la Acción Popular Independiente a la que se sumaron en 1973 la Izquierda Cristiana y el MAPU Obrero y Campesino, con el apoyo de la central sindical nacional, condujo a la presidencia a Salvador Allende. Unieron fuerzas y dejaron al margen las diferencias para conseguir su objetivo prioritario. ¿Se les pelaron los alambres? (expresión chilena para definir que alguien enloqueció).
A la izquierda española le gusta más una escisión que una tapa del jamón que quiere amargar la OMS. Les cuesta más encontrar la convergencia que a algunos el punto G...
Así que, mientras los unos insisten en tratar de convencer de que han de seguir pilotando la nave para que España vaya bien y los otros se emplean a fondo en prometer una España mejor si ellos toman el mando, la izquierda se dedica al intercambio de pullas, cuales miembros y miembras del Sálvame.
Beatriz Talegón, exsocialista y fundadora de Somos Izquierda, abandonó la coalición Por la Izquierda –promovida por Baltasar Garzón y Gaspar Llamazares, líder a su vez de Izquierda Abierta– a los siete días de haber participado ilusionadísima en el acto de presentación.
La razón para desunirse: este proyecto de unión no pretende unir a la izquierda. Tenga razón o no, esto merece un chupito.
Talegón alegó que se marchaba porque ella no iba a ser la cara que usaran para robar votos a Alberto Garzón. La respuesta de la coalición Por la Izquierda, mediante comunicado: Talegón se había marchado tras el rechazo que recibió por parte de varios grupos para encabezar la candidatura en la circunscripción de Madrid. ¿Cuál de las dos versiones es la cierta? Este es un caso para la señora Fletcher.
Alberto Sotillos, líder de Decide en Común, se descolgó del espacio de confluencia entre Izquierda Unida y la plataforma Unidad Popular, justo en el último día para registrar las coaliciones.
Su razón: IU les había pedido que se hicieran corresponsables de un crédito bancario para costear la campaña, sin informarles del importe. La respuesta de Garzón: “Sotillos se ha descolgado porque buscaba un trato privilegiado”. No se vaya todavía, Miss Fletcher.
Se impone ya buscar un polígrafo para las poliversiones de los policandidatos de las poliformaciones de esta poliizquierda políglota que habla tan diferentes idiomas para definir un mismo asunto.
Los votantes de la izquierda deberían recibir un plus que compense el lío mental al que les someten a diario sus múltiples líderes y, de regalo, un mapa para orientarse en el colegio electoral y enfrentarse a la papeleta de tener que escoger ídem.
Muy fan de... la dinastía Pujol
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Yo, por entretenerme, he estado buscando nombres que definan la situación de la izquierda española y en la tormenta de ideas han salido:
“Ahora en común nos despellejamos entre nosotros”, “Somos izquierda, cada uno de la suya”, “Por la izquierda se pira Talegón”, “Divergencia de la izquierda”. Pero confieso que ninguno me convence, son todos un poco largos.
Así que, después de mucho pensar, he llegado a la conclusión de que la mejor manera para definir de un modo claro y contundente, en dos palabras, a la izquierda española es el modo María José Cantudos. La Izquierdas.