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Derechos civiles

La derecha italiana presiona para impedir las adopciones en las parejas gais

Italia, dividida por las uniones homosexuales

Belén Alarcón (Roma)

"El cuerpo de la mujer no es un horno que se enciende para hacer un pastel; el pastel de otro que, cuando ha crecido en su punto justo, apaga el fuego, coge el pastel y se lo lleva". Estas palabras las escribía días atrás en su página web la ministra de Sanidad italiana, Beatrice Lorenzin, del Nuevo Centro Derecha (NCD), socio de gobierno del Partido Democrático (PD) del primer ministro, Matteo Renzi. La metáfora del horno y el pastel es un llamamiento a las mujeres, y en especial a las parlamentarias, a reflexionar sobre la adopción en las parejas homosexuales y la consecuente posibilidad de recurrir a un vientre de alquiler, algo que Lorenzin calificaba de "ultra prostitución". "En juego están los derechos de los niños que todavía tienen que nacer a tener una madre y un padre y los derechos de las mujeres", sentenciaba la ministra italiana.

Su apelación invita a las senadoras y diputadas italianas a reflexionar antes de votar el proyecto de ley sobre las uniones civiles en Italia. Un texto que, en caso de ser aprobado, permitirá el reconocimiento legal de las parejas homosexuales y que, después de algunos meses de espera, este martes 9 de febrero empezará a ser discutido en el Senado para continuar con las primeras votaciones al día siguiente.

En las palabras de la titular de Sanidad puede leerse la polémica abierta a nivel político, especialmente por la posibilidad prevista en el texto, redactado por la senadora del Partido Democrático, Monica Cirinnà, de adoptar al hijo biológico del cónyuge. En la calle, se palpa una división similar entre detractores y partidarios de las uniones gays.

Con una semana de distancia tenían lugar en Italia dos manifestaciones sobre un mismo tema pero con distinto signo. El sábado 23 de enero, un millón de personas, según las asociaciones en defensa de los derechos homosexuales convocantes, se dieron cita en las plazas de más de 80 ciudades para pedir a su país que despierte. Bajo el lema Es hora de ser civiles: Despiértate, Italia, portando relojes y despertadores, los defensores de este proyecto de ley recordaron que si consigue ser aprobado "Italia podrá finalmente salir del aislamiento en tema de derechos en el que se encuentra dentro de Europa", tal y como apunta Gabriele Piazzoni, secretario nacional de la asociación Arcigay. "Desde que a finales de 2015 Grecia decidiera aprobar una ley sobre uniones civiles, Italia se ha quedado sola entre los países de Europa occidental sin un reconocimiento a las parejas del mismo sexo", subraya Piazzoni.

El pasado mes de julio, el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo condenó a este país por no reconocer los derechos de los homosexuales, incitándolo a crear un marco legal en el que se incluyan las uniones entre dos personas del mismo sexo. La senadora Cirinnà admite que "es lícito pensar que desde Estrasburgo haya llegado la señal definitiva" para poner en marcha este proceso legislativo. "Ha encendido definitivamente la brecha, certificando la ilegalidad de una discriminación basada en la orientación sexual", sostiene, y añade: "También nuestras cortes nacionales han lanzado señales de alarma: el primer pronunciamiento fue por parte del Tribunal Constitucional con la sentencia 138 del 2010".

Este mismo viernes llegaba otro mensaje desde Europa. En este caso transmitido por el comisario europeo de Derechos Humanos, Nils Muiznieks. En una entrevista a la agencia de noticias Ansa subrayaba que en las uniones civiles "Italia no está creando nuevos derechos, sino simplemente eliminando la discriminación basada en la orientación sexual". Sobre la adopción añadía que "si las parejas heterosexuales que no están casadas pueden adoptar hijos del compañero, lo mismo deben poder hacer las parejas del mismo sexo".

Tal y como nos cuenta el líder de Arcigay, en las plazas del pasado 23 de enero "la mayor parte de los manifestantes eran ciudadanos heterosexuales que han entendido que un país con más derechos para todos es un país mejor". Reconoce que una "una parte del país está en contra" de las uniones gays pero recuerda que "cuando el matrimonio igualitario fue aprobado en España también una parte de los españoles lo estaba, por miedo a que ese progreso pudiera amenazar a la familia tradicional". “Después de diez años diría que esos miedos en España han desaparecido. La familia tradicional todavía existe, simplemente convive con otras formas familiares y millones de ciudadanos viven más felices sin discriminaciones", afirma.

Un sábado después, el pasado 3o de enero, otra multitudinaria manifestación, el llamado Día de la Familia, llenaba el Circo Máximo de Roma de defensores de la familia tradicional para pedir que el proyecto de ley sobre las uniones civiles sea retirado.  "Han venido dos millones de personas de toda Italia para pedir al Parlamento que respete la Constitución, que prohíbe el matrimonio gay, y el derecho de los niños de tener un padre y una madre", sostiene Filippo Savarese, uno de los portavoces de la asociación organizadora del evento, el comité Defendamos a nuestros hijos. Junto a ellos estuvieron algunas organizaciones católicas y políticos de diferentes partidos del centro derecha italiano. Savarese sostiene que no están defendiendo la familia tradicional, sino "la familia tal y como está reconocida en la Constitución italiana, aquella que protege el derecho de los hijos de crecer con su padre y su madre".

El pulso vivido en la calle en las últimas semanas ofrece una fotografía de la división de la sociedad italiana que los sondeos traducen en números. Una reciente encuesta para el programa Agorà de la cadena pública Rai3 muestra como un 50% de los italianos votaría a favor del proyecto de ley sobre las uniones civiles, mientras que un 43% lo haría en contra. Pero, preguntados por las adopciones en las parejas gays, un 73% se opone y un 20 se manifiesta a favor.

¿Crisis de Gobierno?

La atención está puesta estos días en la divergencia de opiniones entre los dos socios de Gobierno –PD y NCD– frente al texto de las uniones civiles, contempladas como una "específica formación social" con derechos y deberes similares al matrimonio. El Nuevo Centro Derecha, partido del ministro de Interior, Angelino Alfano, se opone a la posibilidad de que los gays puedan adoptar al hijo de su compañero o compañera y a la equiparación de las uniones civiles al matrimonio.

La mayoría del partido de centro izquierda italiano, el PD, apoya el proyecto de ley. No obstante, existe un ala conservadora y católica (unos 30 parlamentarios de este partido han firmado un manifiesto para modificar el texto) que difiere también sobre las adopciones. Así, Matteo Renzi dejará libertad de conciencia a sus parlamentario para votar la ley, aunque el voto será secreto. Por su parte, el Movimiento 5 Estrellas había asegurado hasta este mismo fin de semana que votaría de manera conjunta el texto si este no era modificado, mostrándose a favor por tanto del polémico artículo 5 sobre las adopciones. Este sábado, a pocos días de la primera votación en el Senado, las palabras de Beppe Grillo en su blog cambiaban la línea del movimiento, anunciando también la libertad de conciencia para a sus parlamentarios a la hora de votar el proyecto de ley "en respuesta a las muchas peticiones por parte de los electores, inscritos y portavoces del Movimiento 5 Estrellas sobre esta cuestión ética".

Días atrás, el ministro del Interior italiano declaraba que una ley aprobada con los votos del Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático "sería un hecho negativo y traumático" aclarando no obstante que su partido no está amenazando con una crisis de Gobierno. El pasado viernes, en un programa de la televisión pública, dejaba claro que votarán sí al texto solo "si se eliminan las adopciones gays".

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Los organizadores del Día de la Familia no están de acuerdo con Alfano en este punto: "No basta con eliminar las adopciones del hijo del compañero, que incentivan el vientre de alquiler, hay que retirar todo el proyecto de ley porque equipara a la familia con las uniones gays y esto es profundamente injusto", afirma Filippo Savarese, quien añade: "Nosotros pedimos al NCD que reaccione antes de la votación de la ley y no después, porque sería muy tarde. El NCD es un partido de inspiración popular, que ha dicho siempre estar en el Gobierno para defender ciertos valores, ciertos principios. Si permite a Renzi y al Partido Democrático aprobar la ley, para los ciudadanos que se reconocen en esos valores no será ya un punto de referencia político" y sentencia: "El NCD debe amenazar con la crisis de Gobierno".

Respecto a la maternidad subrogada a la que hace referencia el portavoz del comité Defendamos a nuestros hijos o la ministra de Sanidad italiana en su llamamiento a las mujeres parlamentarias, el secretario nacional de Arcigay recuerda que efectivamente se trata de una práctica prohibida en Italia, castigada con dos años de cárcel y un millón de euros de multa, pero recuerda que "la ley sobre las uniones civiles no cambia de ningún modo esta situación". Explica que "en Italia existen miles de parejas que utilizan esta práctica en el extranjero, donde es legal, pero casi en el 95% de los casos son parejas heterosexuales con problemas de fertilidad, por tanto, este tema ha sido introducido en el debate público solo para intentar influenciar negativamente a la opinión pública frente a la ley de uniones civiles".

En pleno debate social y parlamentario sobre este proyecto de ley italiano, el papa Francisco, quien con anterioridad hizo declaraciones aperturistas en relación a los homosexuales, como el famoso "quién soy yo para juzgar a un gay", ha dejado claro que "no puede haber confusión entre la familia que Dios quiere y cualquier otro tipo de unión", subrayando que "la familia, fundada en el matrimonio indisoluble que une y permite la procreación, es parte del sueño de Dios y de su iglesia para la salvación de la humanidad".

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