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La Toma, una "fiesta" indecente

José Ferrer Sánchez

Perdón, que nadie se ofenda, déjenme explicar. Indecente en la segunda acepción del término que define la RAE: "Dicho o hecho vituperable o vergonzoso". En este sentido sí es indecente, y me explico.

Hace ahora un año tuvo lugar en la Facultad de Derecho, y organizadas por el Centro UNESCO Andalucía, unas jornadas sobre esta celebración dentro de un ámbito académico y científico, muy interesante, a donde asistieron eminentes historiadores, antropólogos y expertos en Patrimonio Cultural, con motivo de la solicitud del Senado español (a propuesta del PP), de declarar a la Toma de Granada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. De esas intervenciones saqué algunas conclusiones; la primera es que no ha sido una ceremonia "ininterrumpida" como algunos creen, pues en varios años no se ha celebrado. Otra es que no es original, algunos de sus elementos se copiaron de la Toma de Sevilla (Noviembre de 1248) como quedó demostrado en dichas jornadas. Otra falacia es sostener que ha permanecido "inalterable", pues no, a lo largo de la historia se han producido cambios y desaparecido eventos y costumbres vinculadas a esta fecha histórica (corridas de toros, juegos de cañas, etc…) y también ha experimentado cambios en su duración, al principio un día, luego dos días, luego un día otra vez. También cambió en el lugar de celebración, en la Torre de la Vela, en la Capilla Real y como ahora, en el balcón del Ayuntamiento; al igual que los gritos que se acompaña a la tremolación del pendón, con vivas al Rey, a la República o a Andalucía libre, en función de cada época. Cambios también en las comitivas que se acompañan…, y más recientemente con la ridícula idea de introducir un "figurante musulmán" (sic). También quedó patente que no fue una Toma, fue una Capitulación, muy diferente, y término que fue sustituido apenas unos pocos años después. Algunos de los expertos intervinientes en esas jornadas abogaron por la desaparición de tal "fiesta" y otros por la modificación, pero ninguno optó por mantenerla tal como está.

Pocas veces, en mi opinión, es aconsejable exigir el olvido, y en los hechos históricos nunca. Humildemente creo que no se debe discutir un hecho histórico, ni cerrar falsamente heridas históricas, pero sí se debe sacar todo aquello que pueda servirnos para construir un futuro integrador de convivencia entre pueblos y culturas. Otra cosa que quedó patente en las mencionadas jornadas, es que esta mal llamada "fiesta" es más bien una celebración y por lo tanto debe regirse por otros instrumentos que no precisamente aquellos que son Patrimonio Cultural.

Esta "fiesta" tiene un componente cívico-religioso que se contrapone al carácter aconfesional de los poderes públicos que establece nuestra Constitución. En la Toma, he de indicar que se celebra la aprobación de la Constitución, después de una larga y penosa dictadura, otro hito histórico sin duda, y esa celebración está exenta, como no puede ser de otra forma, de componentes religiosos.

La celebración se ha ido envolviendo de ciertas connotaciones políticas extremistas. Durante el franquismo, se veía la imagen perfecta de la idea fascista y excluyente, manteniendo el argumento para la continuación y mantenimiento de los valores de la religión católica y el Ejército. Otra izquierda radical usa esa celebración para la reivindicación, a mi juicio anacrónica y pintoresca, de no sé qué Andalucía independiente…que parece que es lo que finalmente ha quedado de esta celebración, una exaltación al extremismo en Granada que queda patente cada 2 de enero y que los granadinos no nos merecemos, y eso ciertamente me avergüenza. En ese sentido es indecente, como decía mas arriba.

Esta mal llamada "fiesta" no reúne las condiciones para ser declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (PIH), por vulnerar la "diversidad cultural", "el respeto mutuo entre comunidades e individuos" y carecer "de marcos colectivos consensuados" que es y debe ser hoy nuestra sociedad. No tiene "una amplia participación social", más bien tiene una nula participación social, además de no ser "integradora", sino más bien es excluyente, tanto en su organización como en su celebración. Todos estos requisitos son imprescindibles para ser declarado PIH (Convención par la Salvaguarda del Patrimonio Cultural e Inmaterial de París 17/10/2003 de la UNESCO).

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No todo lo antiguo o tradicional merece ser preservado, las celebraciones que sean excluyentes, xenófobas y que no animen a la pacífica convivencia de los ciudadanos no deben preservarse por muy antiguas y tradicionales que sean (recuerden lo antiguo y tradicional que era, hasta hace unos años, tirar una cabra desde un campanario en un pueblo de Zamora para conmemorar no sé que milagro…, afortunadamente ya no es así). Como granadino no opto por su total desaparición, pero sí por su radical reforma donde se promuevan valores que todos podamos aceptar, muy en consonancia con los Derechos Humanos, donde se anime a la convivencia con otros que no son como uno, a aceptar esa alteridad y esa diversidad que enriquece y potencia nuestra sociedad y que anima a la convivencia entre nosotros. Y animo a los representantes públicos a que no acudan a actos religiosos como tales, y si se asiste sería deseable, plural y democrático que asista a otras celebraciones religiosas, no sólo de una religión concreta, en la que participan también granadinos como es el Ramadán musulmán o el Yon Kippur judío… por poner un ejemplo.

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José Ferrer Sánchez es socio de infoLibre

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