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Una persona del entorno de Netanyahu testifica en su contra en un nuevo caso de corrupción

El presidente israelí­, Benjamin Netanyahu.

El guion es digno de la serie norteamericana House of Cards. Benjamin Netanyahu, ya implicado en dos casos de corrupción por los que la Policía ha recomendado su inculpación, está siendo investigado por una tercera causa. Y la acusación no proviene de un don nadie. El pasado martes, los medios de comunicación israelís publicaban que uno de sus confidentes, Shlomo Filber, iba a testificar en su contra.

El exdirector general del Ministerio de Comunicación, Shlomo Filber está acusado de corrupción, de fraude, de abuso de confianza y de obstrucción a la Justicia. Y supuestamente pudo haber negociado con Shaul Elovitch, el accionista mayoritario de la principal compañía de telecomunicaciones israelí, Bezeq, también propietario de la web de información Walla!, para lograr que ofrecieran un tratamiento favorable al primer ministro. A cambio, Bezeq pudo haber obtenido ventajas financieras y trato de favor por parte del Gobierno israelí, recibiendo informaciones confidenciales.

Shlomo Filber es un hombre cercano a Netanyahu desde hace dos décadas y con fama de leal y discreto. Hace meses que tiene problemas con la Justicia por este asunto y, según algunas fuentes, rechazó el verano pasado cualquier implicación del primer ministro. “Nunca hablé con él de esas cosas. En nuestras conversaciones nunca abordamos el asunto”, señaló entonces en la cadena Arutz 2.

Sin embargo, tras quedar detenido el domingo pasado, Shlomo Filber ha cambiado su versión inicial y aceptado un acuerdo con la Policía. Así las cosas, todo apunta a que declarará que actuó en nombre del primer ministro, que entonces se había atribuido la cartera de Comunicación y que por tanto era su superior directo. A cambio, Shlomo Filber puede evitar el ingreso en prisión.

En un vídeo publicado en su cuenta de Facebook, Netanyahu defiende su inocencia y se mantiene en su línea habitual de defensa. En su opinión, estas “alegaciones delirantes” se inscriben “en el marco de una campaña de persecución contra [él] y [su] familia”. “Todas las decisiones sobre Bezeq las han tomado comités profesionales [...]. Esto no es el Far West. No hay decisiones privadas. Todas las decisiones son transparentes y están sometidas a control. Por tanto, la afirmación según la cual trabajé en beneficio de Bezeq y en perjuicio de consideraciones de fondo es simple y llanamente absurda”, dice.

Sin embargo, el domingo, la jueza del Tribunal de Tel-Aviv, Ronit Poznanski-Katz, encargada del dossier, declaró que las sospechas que pesan sobre Shlomo Filber y Shaul Elovitch, que también ha sido detenido, “parecían razonables y bien fundadas”.

En una investigación publicada en 2015, el diario Haaretz desvelaba que el accionista mayoritario de Bezeq, Shaul Elovitch, dio órdenes a Walla! para que cuidase a Netanyahu y, sobre todo a su mujer, Sara. De modo que algunos temas quedaron censurados, mientras que los artículos lisonjeros, procedentes directamente del gabinete del primer ministro, se publicaban en web. Todo ello son hechos corroborados gracias a la correspondencia, hallada por la Policía, mantenida entre el primer ministro y los equipos de Shaul Elovitch, así como por el director de Walla!, Ilan Yeshua.

A esto se suma ahora el testimonio de Shlomo Filber. Existe una “ocasión no desdeñable de que la Policía encuentre suficientes pruebas como para inculpar a Netanyahu” en relación a este caso, dice Haaretz. La cadena Arutz 10 también anunció el miércoles que el primer ministro sería interrogado la próxima semana.

Como poco, Netanyahu puede ser imputado por abuso de confianza. En 2015, dos meses después de su reelección, el primer ministro omitió de su declaración de intereses mencionar sus vínculos con el accionariado mayoritario de Bezeq. El controlador del Estado enseguida descubrió de inmediato que, sin embargo, era un viejo amigo de Shaul Elovitch y que los dos hombres trabajaron juntos en 12 ocasiones.

Un incidente de una gravedad sin precedentes

No cabe duda de que el martes fue un mal día para Netanyahu y su clan. Poco antes de saltar a la luz estas revelaciones, una exjueza testificó que otra persona cercana al primer ministro israelí, Nir Hefetz, le había ofrecido el puesto de fiscal general si aceptaba, una vez ascendida, enterrar el caso que incriminaba a Sara Netanyahou.

Cabe señalar que la inculpación de la esposa de Benjamin Netanyahu la anunció la Policía en septiembre pasado: está acusada de fraude y de abuso de confianza por malversar presuntamente 4000.000 séqueles, unos 100.000 euros, de fondos públicos con fines personales, sobre todo para fines personales facturados con cargo a la residencia del primer ministro.

La información, publicada por el diario Maariv el martes por la mañana, fue confirmada parcialmente por la Policía israelí. En 2015, la exjueza, Hila Gerstl, aspiraba a convertirse en fiscal general y asegura que Hefetz, entonces portavoz personal de Netanyahu, se puso en contacto con ella a través de un experiodista, Eli Kamir, convertido en asesor de numerosos políticos. Una versión confirmada por este último.

Según Maariv, la magistrada se mostró sorprendida por la propuesta y rechazó. De hecho, el puesto de procurador general no fue para ella, sino que se nombró a Avichai Mandelblit, conocido por su cercanía con Netanyahu. Preguntado por los medios de comunicación, Avichai Mandelblit ha asegurado que no recibió ninguna proposición de ese tipo.

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Por su parte, el primer ministro israelí ha denunciado “una segunda alegación, no menos delirante y no menos malintencionada”. “Nunca hablé con Nir Hefetz de ese asunto, nunca me propuso nada en ese sentido y lo que es más, no creo que se hablase de esta posibilidad con nadie”, espetó Netanyahu.

En aquella época, Hila Gerstl parece que habló del caso, sin mencionar abiertamente a Nir Hefetz, a una de sus colegas, Esther Hayut, hoy presidenta del Tribunal Supremo. No obstante, Hayut rechazó el martes comentar los hechos pero puede ser interrogada próximamente por la Policía.

Resulta imposible saber de momento hasta qué punto este cuarto asunto puede salpicar a Netanyahu. Para ello, hace falta que los investigadores logren demostrar que Hefetz, que niega los hechos, actuó a las órdenes del primer ministro. Pero el caso se toma muy en serio. Según Haaretz, un fiscal israelí insistió el martes en que el “incidente es de una gravedad sin precedentes” y suponía hechos “de corrupción al más alto nivel”. _____________Traducción: Mariola Moreno

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