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El nuevo gobierno

Sánchez se estrena en la sesión de control del Congreso pidiendo al PP que no vuelva a dividir España para hacer oposición

El presidente Pedro Sánchez se dirige al portavoz del PP, Rafael Hernando, en la sesión de control del Congreso.

Fernando Varela

La primera sesión de control en el Congreso del nuevo Gobierno socialista sirvió para dar pistas de lo que se avecina en la Cámara baja. El PP, a través de su portavoz, Rafael Hernando, especuló con los precios que el Ejecutivo, en su opinión, ha comenzado pagar por los apoyos que recibió en la moción de censura. Unidos Podemos, por boca de su jefe de filas, Pablo Iglesias, reclamó su parte, en este caso pidiendo al PSOE que respalde una proposición de ley para igualar los permisos de maternidad y paternidad. Y, en nombre de Compromís, Joan Balvodí empezó a mostrar la inquietud de quienes reclaman medidas urgentes a las demandas que representan —en este caso la infrafinanciación de la Comunitat Valenciana— y no encuentran la respuesta que esperan.

Hernando siguió el guión que ya apuntó en la moción de censura. Sánchez, aseguró, ganó la moción de censura gracias al “populismo” de Podemos, el respaldo del independentismo que acaba de dar “un golpe de Estado”, del PNV y de “los amigos de la vieja ETA”. Y ya “ha comenzado a pagar precios” por ello, sentenció. “Están dispuestos a modificar la Constitución“ y “tergiversar las sentencias del Tribunal Constitucional”; han cesado el control de cuentas de la Generalitat —lo que a su juicio permitirá la reapertura de las representaciones catalanas en el extranjero e “impulsar la máquina de propaganda de TV3”— y se disponen a usar la política penitenciaria “en favor de algunos”.

“Lo único que le pido”, concluyó Hernando, “aunque ya ha empezado con incrementos de gastos, es que no acabe como Zapatero, porque los españoles no se merecen eso”. Y remató con una nítida declaración de intenciones para lo que queda de legislatura: “Mi lealtad será con España, con los españoles, con la Constitución y con el rey, no como usted. Con usted, la lealtad, aquellos”, espetó señalando con la mirada a los grupos que apoyaron la moción de censura.

Sánchez, como ya hizo el martes en el Senado, volvió a pedir al PP la misma lealtad que el PSOE concedió a Rajoy cuando estaba en la oposición. Y pidió reiteradamente al grupo mayoritario de la Cámara que deje utilizar la confrontación territorial como arma política. “Los compromisos de este Gobierno”, subrayó, “son con la regeneración democrática, la reconstrucción de derechos y libertades que fueron desmantelados” durante el mandato de Mariano Rajoy “y sentar las bases para reconstruir la cohesión territorial dañada durante los Gobierno del PP”.

El presidente insistió en pedir al PP que haga “una reflexión” y que, aunque no quiera ser leal al Gobierno, lo sea con el Estado. “No alimenten el agravio territorial”, pidió. “Para eso están otros grupos”, explicó en referencia a Ciudadanos, “no porque griten mas ni tengan más razones”, sino por “una cuestión de credibilidad”, porque el PP gobernó en el pasado con los nacionalistas a los que ahora descalifica.

“La moción de censura supuso un cambio de época y tienen que aprender de esos errores”, recomendó. La estrategia que siguieron en el pasado, de“azuzar el agravio territorial”, es lo que “ha hecho que tengamos una crisis territorial de enorme envergadura”. “Les animo a que hagan oposición al PSOE”, concluyó, “pero no a costa de debilitar aún más la convivencia entre los pueblos y los ciudadanos de España”.

Deberes y “cosas históricas”

Sánchez lo tuvo más fácil en la siguiente pregunta. Pablo Iglesias, en nombre de Unidos Podemos, reclamó el apoyo del PSOE a una proposición de ley de su grupo que propone igualar los permisos de maternidad y paternidad para garantizar la igualdad haciéndolos además irrenunciables e intrasferibles. “Las mujeres de este país se lo han ganado”, subrayó, porque “solo en un 2% los hombres han hecho uso de sus permisos”. “Si nos apoyan”, explicó, “el PP, Ciudadanos y la caverna dirá que les ponemos deberes”, pero en realidad quienes “se los ponen son las mujeres de este país” y la “gente que empujó por una moción de censura”. “Creo que podemos hacer cosas históricas”, terminó Iglesias. “La gente que no perdido la esperanza, la gente que pensó que era posible echar al PP, se lo merece”.

El presidente agradeció el tono a Iglesias, apostó por aprobar medidas que garanticen la igualdad, defendió la intranferibilidad y la remuneración de los permisos y, aunque evitó contradecir al líder del Podemos, prefirió situar el debate en el ámbito de las leyes de igualdad —ambas de la izquierda— que se están tramitando en el Congreso. “Lo que animo es a la Cámara a hacer las mejores necesarias” a ambas iniciativas para “acabar con la lacra de la discriminación por género en el ámbito laboral. Este Gobierno va a gobernar con el Parlamento, no contra el Parlamento”.

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Menos contento se quedó Joan Baldoví (Compromís) con la respuesta de Sánchez cuando le preguntó por las medidas que va a tomar el Gobierno para solucionar la infrafinanciación de la Comunitat Valenciana. El presidente volvió a decir lo que ya avanzó el martes en el Senado: el Gobierno quiere a impulsar mejoras en la financiación de todas las comunidades pero da por imposible llevar a cabo una reforma completa del sistema en esta legislatura.

“Me recuerda a Montoro”, lamentó Baldoví, “cuando el exministro decía: ‘No hemos tenido tiempo o no teníamos dinero. No me gustaría que hiciera lo mismo”, subrayó. “No puede hacer un Montoro a los valencianos. Y no le votamos” en la moción de censura, advirtió, “para que hiciera lo mismo que el PP”.

Sanchez admitió la justicia de la demanda de Compromís pero no se movió un milímetro de su posición. “Somos ambiciosos y realistas. Estamos proponiendo la mejora” de la financiación, “pero hay que ser realista. La revisión a fondo sólo se va a poder culminar en la próxima legislatura”.

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