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El futuro de Cataluña

De "charnegos" y "catalinos": el eje catalán-andaluz convoca en Sevilla una cumbre sobre el 'procés' para tumbar prejuicios

Sobre el mismo muro digital hay pintados múltiples puntos de vista. "La esfera emocional es hoy la dominante en el conflicto catalán y constituye la herida más difícil de curar, si es que ello es posible", escribe el catedrático de historia contemporánea Joan Maria Thomàs. Es fundamental, añade el académico catalán, la aceptación "del otro". El escritor andaluz Antonio Rodríguez Almodóvar muestra otras preocupaciones. "Es discutible que Cataluña sea una nación, pero desde luego no es una nación oprimida. Desde hace cuarenta años, Cataluña es respetada y goza de una autonomía política que ya quisieran para sí muchos territorios europeos. Nadie prohíbe a los catalanes, ni siquiera les coarta, expresarse en catalán, ni pone límites a su libertad de expresión", anota Rodríguez Almodóvar. El historiador andaluz Salvador Cruz Artacho propone un debate sobre "formas de construir y relatar la identidad". El filósofo del derecho catalán Josep Joan Moreso cree que hay que extraer conclusiones de Quebec.Quebec Y, como estos, hay muchas reflexiones más.

¿Qué tienen en común las aportaciones al vuelo de Thomàs, Rodríguez Almodóvar, Cruz Artacho y Moreso? Que están vertidas en la misma web: la de Diálogos Andalucía-Cataluña. Una iniciativa curiosa, que persigue lo que en democracia debería ser lo más normal del mundo: dialogar desde lugares y experiencias –quizás desde identidades– diferentes. Dialogar: un verbo que constituye casi una excentricidad en el espacio político-institucional que rodea al procés.

Andalucía, con 8,4 millones de habitantes, y Cataluña, con 7,5, son las dos comunidades más pobladas de España. Suman casi 16 millones de habitantes, más de un tercio del total. Están unidas además por lazos históricos. "La novena provincia", se le llama a Cataluña en Andalucía, tal fue la emigración durante el franquismo. Más de un millón de andaluces se instalaron en Cataluña. El vínculo familiar es estrecho. Y la huella demográfica y cultural, indeleble. Sin embargo, una nube empaña la relación entre ambas tierras. El afecto mutuo convive con un escepticismo observable en declaraciones políticas, en comentarios de la gente de a pie plasmados en las redes sociales o recogidos por los medios. El telón de fondo del malestar es el procés.

Ahora un grupo de intelectuales, profesionales de la cultura, políticos alejados del primer plano, sindicalistas, profesores, investigadores, editores y periodistas de las dos comunidades se han dado cita en un mismo espacio, bautizado como Diálogos Andalucía-Cataluña, que pretende alcanzar un punto de encuentro que ayude a resolver –o a paliar– la crisis política derivada de la tentativa secesionista. El primer encuentro tendrá lugar los días 26 y 27 de octubre en Sevilla.

Unas setenta personas se han subido al barco, timoneado por el andaluz Javier Aristu y el catalán Javier Tébar . El listado de participantes incluye escritores (Jordi Amat, Antonio Soler), sociólogos y politólogos (Ramón Alós, Astrid Barrio, Teresa Torns, Manuel Pérez Yruela), juristas (Laia Bonet, Antonio Madrid, Bartolomé Clavero), historiadores (Ángel Duarte)... Hay economistas. También periodistas, caso de Enric Juliana. Y hay políticos, aunque el requisito ha sido que no estén en primera línea. Ahí entra Joan Coscubiela, exportavoz de Catalunya Sí Que Es Pot en el Parlamento, cuya intervención contra la unilateralidad del procés alcanzó gran notoriedad. Y también el independentista David Fernández, que fue líder de la CUP y hoy sigue ejerciendo de referente político en la constelación independentista de izquierdas.

Los perfiles no han sido seleccionados en función de adscripciones ideológicas, pero sí con un requisito: la defensa del diálogo. Pese a la diversidad reinante, predominan los valedores del reformismo, sobre todo los partidarios de cambios en la Constitución en sentido federal, coinciden varios participantes al repasar el listado.

Prejuicios, clichés, clases sociales y 'endofobia'

La preparación del encuentro ha incluido la apertura de un espacio en el que los participantes pueden publicar "ideas y sugerencias" para el debate. De ahí salen los extractos del primer párrafo de este artículo. Hay más ideas, que empiezan a delimitar el terreno de juego. Enfoques, propuestas, críticas y réplicas que, antes de que se celebre el encuentro, ya demuestran cuánto se pierde por el camino de la política cuando se renuncia de entrada a escuchar.

El economista Joan Carles Gallego propone hablar de "corresponsabilidad fiscal, igualdad y solidaridad". El periodista José Luis Atienza reivindica la construcción de un "horizonte compartido", un "nosotros" de cuerpo federal que supere las identidades basadas en la "victimización". El economista Carlos Arenas quiere poner la lupa a la historia de los distintos modelos de capitalismo en Cataluña y Andalucía para encontrar las respuestas. "¿Es alcanzable la soberanía? ¿En qué escala es más o menos posible? ¿qué obstáculos la frenan, qué condiciones la hacen viable y de qué modo?”, se pregunta el también economista Juan Torres.

El ingeniero agrónomo Joan Corominas, "catalán y andaluz desde hace 46 años", expone: "He vivido las dos caras del prejuicio, la desconfianza y en casos extremos el desprecio, entre los clichés de las identidades catalana y del resto de España (charnegos y catalinos). Por suerte, la convivencia rompe, generalmente, esta distancia y nos muestra iguales". A juicio de Corominas, "el procés ha cabalgado sobre las diferencias culturales e identitarias (y, no olvidemos, de clase social) y ha despertado la simétrica intolerancia de una parte significativa del resto de la sociedad española".

En las aportaciones a las puertas del encuentro se adivina ya algún pique. El economista barcelonés Jaume Lanaspa llama "la paradoja española" al hecho de que se gestione mejor en España "la diversidad cultural externa, la derivada de la inmigración reciente, hipotéticamente más difícil, que la diversidad cultural interna, con siglos de existencia". "A este respecto, cabría preguntarse hasta qué punto hemos sustituido la 'xenofobia' por la 'endofobia' y en qué forma podríamos aplicar, a la diversidad interna, el modelo intercultural que tan buenos resultados está dando en la gestión de la diversidad cultural externa". Manuel Peña, catedrático de historia moderna de la Universidad de Córdoba, con trayectoria docente en Cataluña, acepta el envite en estos términos: "Comparto plenamente el planteamiento de Jaume Lanaspa para la mesa 3, pero con un matiz. Además de debatir sobre la paradoja española, hacerlo por las mismas razones sobre la paradoja catalana".

Un filón para el diálogo

La idea de Diálogos Andalucía-Cataluña es evitar dos adjetivos: académico y político. En ambas esferas hay ya suficiente. Se trata de que el protagonismo recaiga en ese magma que suele llamarse "sociedad civil". Javier Aristu, coordinador de la revista digital Pasos a la Izquierda, impulsor desde Andalucía, ubica el origen de la idea en la preocupación por el recrudecimiento del conflicto a raíz del referéndum del 1 de octubre del año pasado. A raíz del mismo hizo caso a intelectuales como Jordi Amat, que venían defendiendo la necesidad de un sincero diálogo intercultural en España, y empezó a moverlo. "Hay un vínculo muy fuerte entre Andalucía y Cataluña. Hubo un millón y medio de andaluces que se fueron a currar a Cataluña, que participaron en la organización de Comisiones Obreras, un sindicato sin el que no se entiende nada de lo que ha pasado en en Cataluña. Hay un filón para que los andaluces y los catalanes nos digamos muchas cosas", explica.

Con los altibajos propios de la tarea, el empeño acabó fructificando. En Cataluña contribuyó el historiador Javier Tébar, que lamenta la escasez de diálogo en el espacio político-institucional. "Esta propuesta tiene la virtud de proponer un diálogo cultural, no partidista, con gente preocupada. El diálogo es, cómo decirlo, una herramienta, no un escenario. Queremos que sea un instrumento útil, no servir sólo a una retórica de confrontación, que es lo que estamos viendo", señala Tébar, que coincide con Aristu en el potencial de los lazos Andalucía-Cataluña.

El encuentro, que cuenta con el apoyo de Caixabank, la Fundación Cajasol y las universidades Oberta de Catalunya, de Sevilla, Pablo de Olavide e Internacional de Andalucía, se articula en torno a tres grandes mesas: historia, sociedad y salidas jurídicas a la actual situación de bloqueo. Este último es el punto más delicado, porque el diálogo es más sencillo conforme se aleja de las respuestas sobre el qué hacer. La mesa de las soluciones jurídicas la modera la profesora de derecho administrativo Laia Bonet, exportavoz del PSC en el Parlament, que participó en la redacción original del Estatut, y la constitucionalista Ana Carmona, coautora junto a otros catedráticos como Santiago Muñoz Machado, Eliseo Aja y Francesc de Carreras del informe Ideas para una reforma de la Constitución.

Diálogos se presenta como un espacio para "debatir y discutir" sobre "perspectivas futuras" y "desbloquear situaciones herméticas". "En un tiempo difícil, donde el diálogo político y de los grupos dirigentes casi ha desaparecido, el encuentro de voces de la cultura y de la reflexión teórica e intelectual puede abrir vías de encuentro y de clarificación a fin de promover un eje catalán-andaluz que contribuya a la construcción de un modelo de Estado más adecuado en un contexto europeo y globalizado", señala en su web. La plataforma se remite a los llamados "diálogos de las culturas" organizados por la revista Cuadernos para el diálogo en el monasterio de Montserrat en 1968. "Hoy no se trata obviamente de partir de las mismas bases ni de conquistar los mismos objetivos: lo que se busca es dialogar para hallar un punto de encuentro o acercamiento que haga posible una renovada convivencia en un marco jurídico y político integrador de las diferentes opciones territoriales", añade Diálogos. Sea cual sea la fórmula que finalmente se pueda alcanzar (Estado federal, Estado confederado, Estado autonómico renovado, independencia de Cataluña…), el diálogo y el encuentro seguirán siendo necesarios".

La iniciativa Diálogos tiene el interés –o el peligro– añadido de celebrarse en plena precampaña de las autonómicas andaluzas, cuyo debate está teñido, como toda la conversación política española, por el procés. Ahí han tenido puntería sus promotores.  

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