LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

Club de lectura

Las sobrantes

La escritora Tracy Chevalier.

Begoña Curiel (El libro durmiente)

Los clubes de lectura forman un tejido muy importante en la vida cultural. Les dejamos esta sala para que comenten sus lecturas y nos ayuden a componer nuestra biblioteca. Si formas parte de un club de lectura, puedes escribirnos a contacta@infolibre.es para contarnos vuestra historia y hacernos llegar vuestras recomendaciones.contacta@infolibre.es

_______________

El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativa en dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura ha dado lugar a la creación de un foro literario donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.

Las mujeres de Winchester

Tracy Chevalier

Traducción de Catalina Ginard Féron

Duomo Ediciones

Barcelona

2020

Interesante el objetivo y mensaje, pero falla su ejecución narrativa. Chevalier cuenta a través de Violet la lucha de las mujeres sobrantes, las viudas y solteras que la sociedad aparcó tras la Primera Guerra Mundial. Si no se casaron, ¿para qué servían? Así lo entendía la Inglaterra de los años treinta.

El valor de la novela reside en la osadía que simboliza su protagonista en una época como la suya. Pese a sus 38 años y el prometido fallecido en la guerra, no está dispuesta a enterrar sus ambiciones como mujer. Deja la casa familiar, se traslada a Winchester donde trabaja como mecanógrafa y allí se une al grupo de bordadoras de la catedral.

Los hilos físicos representan la libertad que ansía, porque con ellos pretende tejer su futuro. Hace de la pequeña comunidad y su contexto laboral el centro de su vida, donde se cruza con amistades y enemistades que la enseñarán a desenvolverse y pelear cuando la miran de soslayo.

Otro de los pilares de su nueva existencia es el amor, o una relación sentimental imposible. No puedo desvelar mucho más, pero debo apuntarlo porque es otra de las claves de la novela. El varón en cuestión está relacionado con el peculiar universo de los campaneros en las iglesias, lo que da pie a la autora a explayarse en miles de detalles de dicha tarea que, pese a las pasiones que arrastra, al igual que el mundo del bordado, no ha hecho otra cosa que aburrirme.

Lógicamente la escritora necesita ambientarlos pero los excesos con ambas materias dan al traste con el ritmo de la novela. Puede ocurrir que te encante, pero de no ser así, como ha sido mi caso —especialmente con el ruido de las campanas—, puede producirse el efecto contrario: que lo aborrezcas.

Y sin embargo valoro la parte histórica que describe la novela: la guerra ha terminado, pero las secuelas se han colado en hogares y estados de ánimo que condicionan el presente. Este aspecto lo ha dibujado muy bien: de color gris, envuelto de tristeza y desesperanza. El libro persiste: no todas las mujeres se resignan a aceptar el futuro que implica.

Violet es una de esas valientes que, pese a su apariencia silenciosa y sumisa, busca su sitio y pone todo su empeño de hormiguita en abrirse un camino aunque se interpongan situaciones y personas. Es una feminista que no sabe que lo es en tiempos donde el papel de la mujer es "hacerles la vida fácil a otros".

No obstante, resulta curioso que, aunque sea una jabata, el personaje no me acabe de caer bien. Si la colocamos al lado de su insufrible madre (de tan insoportable, resulta cómico su papel), es para admirarla. Pero choca cómo trata de forma injusta en ocasiones a una de las amistades que hace en Winchester, aunque sea digna de admiración, ya que es otra de esas mujeres sobrantes que luchará por un amor que la sociedad no acepta.

Una bola de miedo

Una bola de miedo

Un apunte sobre otros dos personajes secundarios. Por un lado, la sobrina de Violet, que aporta un toque de ternura entre tanta frialdad. Por otro, el misterioso Jack Wells, representativo del peligro que acecha a las mujeres que van solas por la vida. Creo que podría haberlo aprovechado mucho más.

Otra cuestión llamativa: no entiendo muy bien el apelativo de los jerezanos con los que a lo largo de su vida se ha relacionado Violet (ya lo entenderán). Habla de ello con una naturalidad incompatible con la represión sexual que sufren las mujeres de su tiempo.

La acción en Las mujeres de Winchester es mínima. No aspiraba al frenesí, porque entiendo que no es el tono de esta novela, pero sí a algo más. La trama debe luchar con la lentitud que otorgan bordados y campanas. Pero hay que insistir en el buen trabajo de la escritora con la ambientación del entorno y contexto histórico en el que se desenvuelven su protagonista y el resto de personajes.

Más sobre este tema
stats