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Casado, en tierra de nadie una semana después de la moción: presionado por el Gobierno y denostado por Abascal

Pablo Casado, junto a la portavoz parlamentaria de su formación, Cuca Gamarra, durante el pleno del Congreso que debatió la prórroga del estado de alarma por seis meses.

"Parece que Pablo Casado está atrapado. Está en el medio de una especie de sándwich en el que el Gobierno de coalición y Vox aprietan. Pero no se dan cuenta de que no cuela. De que no puede ser el aliado de la extrema derecha, por un lado. O el aliado de socialistas y morados, por otro". Así define la situación que vive el líder del principal partido de la oposición en los últimos días un veterano dirigente conservador. Parece que ha pasado un siglo. Pero, en realidad, sólo ha pasado una semana de la moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez, una sesión parlamentaria de la que el presidente del Partido Popular salió como claro ganador por su discurso desmontando el argumentario de la extrema derecha. Un discurso que se llegó a calificar de "brillante" incluso desde las filas del Gobierno de coalición.

El jueves pasado, cuando Casado abandonaba el Congreso de los Diputados arropado por los aplausos del Grupo Parlamentario Popular, desde el Ejecutivo también ponían en cuarentena ese supuesto giro de Casado al centro. Y, a tenor de las manifestaciones de destacados miembros del Gobierno, esa cuarentena ha durado una semana.

Tras la fallida moción de censura, el Gobierno ha recurrido a la estrategia de utilizar la prórroga de seis meses del estado de alarma como prueba del algodón de su ruptura con Vox. A la Moncloa no le vale la abstención de Casado y le devuelven de vuelta a la foto de Colón. El encargado de dejar este discurso cristalino fue el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a quien le correspondió defender la extensión de esta herramienta extraordinaria hasta el 9 de mayo. 

A juicio del titular de Sanidad, en sólo un día, Casado había dilapidado todo el capital acumulado en el debate de la moción. "Todo lo que había ganado" lo pierde ahora, le vino a decir. "Casado censura a Casado", resumió. "Su abstención deber ser crítica, pero no vergonzante como parece", añadió. "Vemos que esto se ha convertido en unas primarias de la derecha. Usted y Abascal, Pili y Mili", espetó.

El PP apunta a que no el Gobierno no tiene intención de acordar nada

La sensación en el PP es radicalmente diferente. Fuentes de la dirección nacional destacan que han estado "hasta el último minuto intentando llegar a un acuerdo". Pero que el Gobierno no ha mostrado el más mínimo interés. "En cuanto vieron que tenía todos los apoyos necesarios no les interesamos. De lo contrario, no tiene explicación", destaca un diputado.

"Casado ofreció su apoyo para ocho semanas. Pero la respuesta que tuvimos del Gobierno fue que nada. Que lo de los seis meses era innegociable", añade la misma fuente.

En el Ejecutivo invierten todas estas críticas. "No es el momento de poner condiciones, ni palos en las ruedas, sino de contribuir entre todos", dicen. Y recuerdan que la intención de la prórroga es la de dar una cobertura legal a las comunidades a la hora de aplicar restricciones para vencer al virus. "El PP gobierna en varias comunidades debería ser responsable y estar a la altura", resumen.

De "Pili y Mili" a la "mili de Abascal"

Pero en el Ejecutivo no sólo creen que Casado no ha pasado la prueba por su papel en la moción. El miércoles, tras una sesión de control al Gobierno en la que el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, espetó al secretario general del PP, Teodoro García Egea, que daba "la impresión de que su discurso moderado" había "durado menos que la mili del señor Abascal", desde el Ejecutivo lamentaban que hubiese pasado casi una semana de la oferta de Pedro Sánchez de desbloquear la proposición de ley de reforma de la ley del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y no hubiese habido un solo avance. "No podemos esperar mucho más".  

En Génova, cuartel general de los conservadores, responden que habrá avances cuando el Gobierno cumpla las condiciones de Casado y que la primera es que la proposición se retire, no que se congele su tramitación. "Esa sería una muestra de que quieren negociar, para empezar", dicen.

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También responden a las críticas que desde la extrema derecha les lanzan de connivencia con el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos. "O estamos con Vox o estamos con el Gobierno. Las dos cosas, no. Al fin y al cabo esta estrategia cae por su propio peso y la gente ha visto claramente dónde está Casado", responde un dirigente territorial.

"Teniendo en cuenta cómo aplaudían la semana pasada al señor Casado tanto el Partido Socialista como Podemos, podemos hacernos una idea de cuál es la única derecha que para ustedes es admisible: esa derecha sumisa, complaciente, contemplativa, esa derecha lastrada por la corrupción como ustedes", disparó la diputada de Vox, Macarena Olona en miércoles en la sesión de control al Gobierno. Un ataque que remató este jueves el presidente de su partido, Santiago Abascal, desde la tribuna de oradores del Congreso en el debate sobre la prórroga del estado de alarma.

"Y el señor Casado sube a la tribuna a oponerse con sus palabras y a abstenerse con sus votos, una vez más, y a decir que va defender a los españoles en Venecia. Señor ministro de la oposición, hay más oposición ahí fuera, en las palabras del señor González, que ha dicho que este estado de alarma es una puñetera locura; hay más oposición ahí fuera", dijo dirigiéndose al líder de los conservadores.

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