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Crisis del coronavirus

Los contagios sin aplacar y el 50% de covid en las UCI ponen en alerta roja hospitalaria a Comunitat Valenciana, Castilla-La Mancha y La Rioja

Dos enfermeras atienden a un paciente.

La tercera ola del covid-19 en España ya ha superado a la segunda y amenaza a la primera en cuanto a la saturación de los hospitales en buena parte de las comunidades autónomas. Mientras los políticos hacen encaje de bolillos para intentar sostener la economía, las muertes diarias por coronavirus hace semanas que superaron las tres cifras y los sanitarios del país encadenan jornadas interminables, toman decisiones que no querrían tomar, vuelven a dar lo mejor de sí mismos a pesar de la ansiedad y el estrés y alertan: "Esto se parece a abril" o, en el peor de los casos, "esto se parece a marzo". La Rioja, Comunitat Valenciana y Castilla-La Mancha sufren dos circunstancias que, juntas, se asemejan a un cóctel letal: ocupación de pacientes covid de más del 50% en las Unidades de Cuidados Intensivos y una estabilización que, si bien ya se percibe, aún tardará días en llegar, elevando aún más la presión hospitalaria. 

"Tenemos la mayor ocupación hospitalaria desde abril. En UCI es del 40%, y de camas convencionales, es del 24%. En una ocupación muy alta. Nuestro sistema asistencial está otra vez en una situación de muchísima tensión", advirtió este lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón. Los datos de hospitalizaciones e ingresos en UCI en España arrojan que la tercera ola, aún lejos de terminar, ya impacta con cifras que representan, aproximadamente, la mitad de los registrados durante los peores días de la primera ola. Según el recuento de El País, la peor semana de la primavera se saldó con 27.000 nuevos ingresos: y la semana pasada se alcanzaron los 14.000. En cuanto a los hospitalizados, la cifra de los ingresados totales en hospitales españoles por covid se acerca a los 30.000, frente a los 47.000 que tuvimos entre finales de marzo y principios de abril.

Lo peor, sin embargo, está por llegar. Las cifras de contagios actuales, aún al alza en todo el país casi independientemente de la comunidad autónoma, tendrán su reflejo en estos datos hospitalarios en una o dos semanas, y, en promedio, hay que esperar una semana más para notar el ascenso en los fallecidos. España aún puede evitar el drama humano de los niveles de marzo; pero ya no tienen remedio no solo la tensión que se acrecentará en los centros en los próximos días, sino la consecuencia en vidas sesgadas. Los expertos en proyección de datos y epidemiología confían en que los datos de los últimos días indican una desaceleración, previa a la caída, aunque la situación es dispar en cada comunidad autónoma. 

En cuanto a nuevos ingresos, solo Extremadura, Cantabria y Murcia alcanzan cifras superiores a las de la primera ola. Pero los datos relativos a nuevos pacientes tanto en planta como en UCI –que son los únicos que podemos comparar, dado que Sanidad no ofreció hasta agosto el porcentaje de ocupación– son engañosos. En marzo, el tsunami hizo ascender de manera vertiginosa esta curva, pero bajó en la totalidad del territorio con la misma velocidad debido a la contundencia de las medidas de restricción de la movilidad y los contactos sociales. En la actualidad, la incidencia lleva semanas sin bajar y en los mejores momentos de la segunda ola, la transmisión nunca llegó a bajar a niveles considerados aceptables ni por las autoridades ni por los expertos: por lo que los pacientes se acumulan en los centros y, pese a que el pico de nuevas entradas quizá nunca se llegue a alcanzar, la saturación de los hospitales de los próximos días podría llegar a compararse con lo vivido al principio de la pandemia. 

En La Rioja, el 100% de las camas de Unidades de Cuidados Intensivos, también las habilitadas desde marzo, están ocupadas. El 64,10%, por pacientes covid. Es la comunidad autónoma que peor está: y un tétrico aviso a navegantes. Su incidencia, por encima de 1.000 casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días, está empezando a desacelerar, sin que por el momento se registre ninguna caída. Por lo que, aunque lleguen al pico de transmisión de esta tercera ola, aún quedarán semanas muy difíciles por delante. La Comunitat Valenciana, cuya gestión sanitaria fue muy alabada por esquivar con relativa facilidad tanto la primera ola como el comienzo de la segunda, está viviendo una pesadilla: es la segunda en cuanto a porcentaje de pacientes covid en sus UCI, un 61,37%. Su IA/14 días está cerca de estancarse, el primer paso para bajar: pero como aún no está registrando descensos significativos en la transmisión, ese 61,37% empeorará, como poco, durante esta semana. 

Castilla-La Mancha y Cataluña son las siguientes en porcentaje de enfermos por el nuevo coronavirus en sus Unidades de Cuidados Intensivos, con un 52,89% y un 49,87%, respectivamente. En Cataluña, "la presión hospitalaria seguirá repuntando algo esta semana", pero en los próximos días "deberíamos ver ya un cambio de tendencia", alentada por la tímida bajada en el número de nuevos contagios, asegura el usuario de Twitter JorgeGD, que analiza concienzudamente cada día las cifras de la pandemia. Sin embargo, en Castilla-La Mancha aún hay margen para unas cifras hospitalarias mucho peores. La incidencia parece decrecer su ritmo, pero los datos hospitalarios han crecido a un ritmo del 50% semanal, por lo que, debido a la tímida contracción de los datos de contagios, esta semana que entra será especialmente dura.  De hecho, subieron tres puntos entre el pasado viernes y este lunes. 

En cuanto a ingresos diarios, Madrid está muy lejos de los registros de la primera ola. No porque la segunda ni la tercera hayan sido benévolas con la comunidad autónoma que preside Isabel Díaz Ayuso, sino por la hecatombe que supuso la primavera en la región, con las cifras más altas del país con diferencia de contagios, hospitalizaciones, saturación en Unidades de Cuidados Intensivos y fallecidos. El colapso, investigado por la justicia, de las residencias de ancianos tuvo mucho que ver. Ahora cuenta con un 49,63% de pacientes covid en sus UCIs, pero las proyecciones dan buena cuenta de lo que podría pasar, no solo en la capital sino en buena parte del país, si la deseada y predicha estabilización de los contagios a lo largo de esta semana no termina llegando. 

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El modelo SCIR de proyección de cifras muestra que, de seguirse la tendencia actual de transmisión en la Comunidad de Madrid, el 4 de febrero no solamente estarían ocupadas todas las camas UCI de la región, sino que todos sus pacientes serían enfermos de covid-19, lo que no dejaría ningún espacio a ingresados por otras dolencias. Los datos actuales parecen indicar una ligera estabilización que sortearía ese escenario, pero muestran que, en todo caso, tanto Madrid como otras comunidades sufrirán fuertes tensiones hospitalarias tanto esta semana como las próximas hasta que la incidencia dé un respiro. "Esa dinámica puede cambiar", confirma el científico del CSIC y experto en datos de la pandemia Saúl Ares, que advierte: "En el escenario más optimista, el pico de hospitalizados se daría entre el 11 y el 12 de febrero, con 800 camas de UCI ocupadas por pacientes covid. La capacidad es de 1200. 800 solo de covid es un problema". Madrid no es ni la comunidad autónoma donde más rápido crecen las cifras ni la que registra un mayor porcentaje de ocupación, por lo que el "problema" podría trasladarse a otras muchas regiones. 

Los expertos huyen de la simplificación que conlleva pensar que un sistema hospitalario solo se encuentra en apuros cuando llega al 100%. En La Rioja están adaptando quirófanos para convertirlos en salas de UCI, con las lógicas consecuencias que conlleva. En la Comunidad de Madrid, pese a que aún no están al límite, los sanitarios ya denuncian que se abren nuevos espacios para críticos que se llenan en apenas 24 horas y que faltan manos para atenderlos a todos con rigor, ya que muchas enfermeras y médicos han sido trasladados –forzosamente– al hospital de pandemias Isabel Zendal.

Cataluña, como otras muchas comunidades, ya atrasa y suspende operaciones "no urgentes". La ciencia ha demostrado que la mortalidad covid y no covid se dispara cuando la presión hospitalaria se eleva: faltan manos, recursos, tiempo y capacidades. Y a pesar de todo, muchas comunidades autónomas siguen sin tomar todas las medidas a su alcance para reducir la transmisión, como el cierre de la hostelería, y el Gobierno, con un ministro de Sanidad al borde de la dimisión, sigue con su discurso oficial durante las últimas semanas: las medidas de la segunda ola pueden doblegar la tercera. 

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