Ni mejor atención primaria, ni más fondos: sólo se ha cumplido un 5% de lo pactado en pandemia para sanidad

Imagen de archivo de una manifestación para defender la sanidad pública, en Madrid.

Todo saldrá bien. Saldremos mejores en todos los sentidos. La crisis sanitaria provocó un aluvión de buenos propósitos que incluso en determinados ámbitos se acompañaron de propuestas destinadas a cumplir con un objetivo muy claro: si una pandemia vuelve a azotarnos, no nos encontrará con las mismas debilidades. La sanidad y salud pública fueron uno de esos ámbitos. El Dictamen para la reconstrucción social y económica recogió de hecho una decena de apartados dedicados exclusivamente a este tema. En total, 70 propuestas, 205 si se tienen en cuenta las que subyacen de las principales. Se aprobaron en el Congreso con 255 votos a favor, 88 en contra y tres abstenciones. Había consenso. Pero hoy, cuatro años después, apenas se han hecho los deberes. Sólo el 5,3% de todas ellas se han cumplido, según un análisis publicado este miércoles por la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FADSP).

Los números no dejan lugar a dudas. Para los defensores de la sanidad pública las cifras que se extraen de la evaluación de los compromisos adquiridos revelan, sencillamente, que "la sanidad pública no es una prioridad" y que el hecho de que los acuerdos sean amplios y transversales a la ideología no garantiza que los mismos se cumplan. Y eso tiene una consecuencia clara: "que nuestro sistema sanitario se está progesivamente deteriorando, poniendo en grave peligro la salud de la población y generando intolerables desigualdades en el acceso a las prestaciones asistenciales básicas". "Es por lo tanto un momento en el que se precisa una actuación urgente de las administraciones públicas, que como hemos visto no se está produciendo, para solventar esta situación", reclaman desde las organizaciones en defensa de la sanidad pública.

Pero volvamos al principio. El Congreso de los Diputados aprobó el documento el 22 de julio de 2020 y fue, junto al relativo a la Unión Europea, el único que alcanzó un gran consenso parlamentario dentro de todos los que elaboró la Comisión para la reconstrucción social y económica. Estaba claro lo que se buscaba. Según informó la propia web de La Moncloa, se pretendía resolver "cómo se debe abordar la gobernanza en materia sanitaria, cómo reforzar y mejorar los recursos humanos y profesionales, el impulso que dar a la atención primaria y a las políticas de salud pública, cómo abordar la investigación en I+D+i, la distribución, fomento y acopio de fármacos y vacunas, la profundización en la transformación digital, cómo coordinar los servicios sanitarios y sociales, la política farmacéutica, la industria biosanitaria y la reserva estratégica, cómo adecuar la financiación sanitaria a las necesidades reales y qué modelo de atención sanitario establecer". Cuatro años después, el 53,6% de medidas en este sentido no se han cumplido y el 41% sólo lo han hecho parcialmente.

Y lo más preocupante, señala el portavoz de la FADSP, Marciano Sánchez Bayle, es que lo relativo a la atención primaria y a los presupuestos públicos están dentro de estos porcentajes. Y es, a su juicio, lo más importante. "Si no hay un presupuesto finalista la situación no va a mejorar de ninguna manera. Pero además necesitamos una atención primaria que responda a las necesidades asistenciales y garantice una atención de calidad en un plazo máximo de 48 horas", reclama en declaraciones a infoLibre. Según el último Barómetro sanitario, actualmente la espera media para poder acudir al médico de familia supera los ocho días.

Lo que responde a los "intereses de las multinacionales", el mayor avance

En cualquier caso, hay algunas temáticas que sí han salido bien paradas en estos cuatro años. En concreto, la FADSP ha constatado un mayor grado de cumplimiento (concretamente, del 16,7%) en lo relativo a la transformación digital, puesto que ya está en marcha la Estrategia Nacional de Transformación Digital del Sistema Nacional de Salud (SNS), que se desarrollará en colaboración y coordinación con las comunidades autónomas para "mejorar la capacidad de respuesta del sistema sanitario". Junto a este compromiso, hay tan sólo otros dos que superan el 10% de cumplimiento: investigación de fármacos y vacunas (con un 15,2% de promesas cumplidas) y recursos humanos (12,5%).

Respecto a lo primero, la organización en defensa de la sanidad pública ha constatado por ejemplo "avances importantes" en lo relativo a reforzar el Plan para el Abordaje de las Terapias Avanzadas y la Estrategia de Medicina Personalizada o de Precisión para impulsar la investigación pública, así como en el refuerzo de la colaboración público-privada con la industria farmacéutica biotecnológica. ¿Y respecto al segundo? Pues han comprobado "algunos avances" en el impulso de medidas para acabar con la temporalidad y la precariedad, además del cumplimiento del compromiso de aumentar el número de plazas de formación sanitaria especializada. En concreto, este año se ofertaron 11.607 plazas, un número récord.

Sin embargo, no todo es positivo aunque lo parezca. La lectura de los defensores de la sanidad pública es que los mayores avances en los compromisos adquiridos se han producido en aquellos ámbitos, critican, que más responden "a los intereses de las grandes multinacionales farmacéuticas y tecnológicas", no a los de la población general.

Gobernanza y coordinación de servicios sanitarios y sociales, suspenso categórico

En la otra cara de la moneda se encuentran otros dos apartados que poco —o nada— tienen que ver con eso. Son el de gobernanza y el relativo a la coordinación de los servicios sanitarios y sociales, que tienen un porcentaje de cumplimiento del 0% pero cuya importancia, sobre todo en el segundo caso, se reveló vital en pandemia, cuando la organización entre por ejemplo los centros sociosanitarios y los hospitales se reveló claramente insuficiente.

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Para paliar eso el Gobierno se comprometió a elaborar "planes de contingencia para prevenir y abordar situaciones de rebrotes derivados de la expansión del SARS-CoV-2". O a "reforzar los servicios de atención primaria para prestar en las residencias los cuidados domiciliarios que se precisen". O a "establecer la correcta coordinación con la atención sanitaria primaria y hospitalaria con los centros residenciales". Pero no se ha hecho nada. Todo está pendiente, según denuncia la FADSP.

Lo mismo pasa con lo relativo a la gobernanza, donde la universalidad del Sistema Nacional de Salud, aunque está en marcha, todavía no se ha recuperado. O donde la promoción de la transparencia del sistema todavía no se ha llevado a cabo, al igual que la creación de un nuevo marco de cooperación y coordinación del SNS.

En cuanto a los demás apartados, el informe critica que la atención primaria tampoco se ha reforzado, al igual que no lo ha hecho la salud pública ni se ha adecuado la financiación sanitaria a las necesidades reales. Por ello y con este escenario, desde la organización reclaman que los próximos Presupuestos cambien el panorama. Porque el sistema sanitario, dicen, "es un elemento clave de la cohesión social y del estado del bienestar".

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