El verano deja un récord de infecciones por dengue y virus del Nilo propiciado por el cambio climático
La expansión del virus del Nilo Occidental en Andalucía ha provocado un verano de terror en decenas de localidades de Sevilla, Huelva y Badajoz, y en los últimos días ha llegado el turno del dengue. Esta enfermedad, importada principalmente del sur de América, ha pasado desapercibida durante julio y agosto, pero esta semana se ha registrado un brote de ocho casos autóctonos en Tarragona. Las dos enfermedades llegan a los humanos a través de las picaduras de mosquitos, y ambas han alcanzado este verano una cifra de contagios autóctonos récord, lo que evidencia cómo el cambio climático está acelerando su expansión por la península.
Los ocho casos de dengue autóctono en Cataluña representan el único foco de este verano, y se han superado así las tres infecciones registradas en 2023, que hasta ahora era el récord de contagios en España. En el caso del virus del Nilo, los últimos datos del Ministerio de Sanidad, publicados este jueves, suman 95 casos, 83 en Andalucía y 12 en Extremadura. El máximo anterior se alcanzó en verano de 2022, con 77 casos autóctonos.
En cuanto al número de fallecidos, se cuentan este verano nueve víctimas por virus del Nilo, ocho en Andalucía y una en Extremadura, superando la cifra récord de 2022, cuando fallecieron ocho personas. Por otro lado, los ocho infectados por dengue en Vila-Seca (Tarragona) se han recuperado sin problemas, y solo dos necesitaron hospitalización.
El virus del Nilo, en rápida expansión
Los brotes de virus del Nilo de 2020 dieron la voz de alarma de lo que estaba por llegar. La enfermedad ya está asentada en el suroeste de España y en toda la costa mediterránea, y a medida que el cambio climático incrementa la temperatura media del país, facilita su asentamiento en nuevos territorios, ya que facilita la proliferación de mosquitos, los vectores que hacen de puente para esta enfermedad entre los animales (aves y caballos) y los humanos.
"Este año se ha juntado un invierno suave, una circulación temprana del virus, las lluvias de primavera y la inundación de los arrozales de Sevilla para cultivar", explica Jordi Figuerola, investigador del CSIC en la Estación Biológica de Doñana y referente en el estudio de las poblaciones de mosquitos. "Y como esperamos que las temperaturas mínimas sigan subiendo en los próximos años [por el cambio climático], la circulación de este virus seguirá creciendo", añade el experto.
Los mosquitos son animales ectotermos —de sangre fría— y su metabolismo se regula en función de la temperatura ambiente, de manera que el incremento de los termómetros facilita su reproducción. Por debajo de unos umbrales de temperatura, estos insectos se mantienen inactivos, pero cuando la temperatura oscila alrededor de los 20 °C los mosquitos viven en su estado óptimo y la población se expande, y eso aumenta las probabilidades de que piquen a animales infectados y luego a humanos. El virus del Nilo es transmitido por los mosquitos culex pipiens, el mosquito común que en las noches de verano se cuela en las casas, y el culex perexiguus, que habita en las grandes extensiones de humedad, por eso la inundación de los arrozales de Sevilla ha empeorado la situación. "Erradicar el virus del Nilo es imposible, pero si hubiera un plan de control exhaustivo y se fumigasen los arrozales podríamos estabilizar la enfermedad. Lo que no es normal es registrar 80 o 100 infecciones en un verano", critica Figuerola.
El dengue, más relacionado con el movimiento de personas
En el caso del dengue, su principal vector es el aedes aegepty, conocido como el mosquito tigre, que también se está expandiendo por España gracias al aumento de las temperaturas. El mosquito tigre no necesita grandes humedales, sino que es un insecto muy urbano que le basta con pequeños recipientes de agua estancada para poner huevos, y puede criar en terrazas, alcantarillas o jardines. El dengue se diferencia del virus del Nilo en que se transmite de animal a humano a través de un mosquito, si no que el aedes aegepty pica a humanos infectados y luego contagia a otras personas.
El mosquito tigre se ha expandido rápidamente en los últimos años por toda la costa mediterránea española, e incluso se ha avistado en Galicia, pero no hay focos de dengue esparcidos por la península porque no se han dado las condiciones, explica Alex Richter, doctor en Biología e investigador de Mosquito Alert. "Aunque haya infecciones autóctonas en España, el dengue depende de la importación de casos. Depende de que mosquitos que circulan por España piquen a viajeros que lleguen infectados por dengue, y que luego piquen a otras personas. Hace falta que haya grandes concentraciones de mosquitos en zonas donde además haya muchos turistas", relata.
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Este año ya se esperaba un número récord de infecciones por dengue, puesto que se ha alcanzado un récord mundial de casos, con más de diez millones de infecciones en el mundo solo hasta el 31 de julio. En todo caso, el cambio climático también estaría detrás del incremento de esta enfermedad, debido a que los cambios en los regímenes de lluvias aumentan el movimiento del mosquito tigre. Un estudio de la revista The Lancet, publicado en julio, lo describe así: "La tríada de urbanización, cambio climático y movimiento de personas y bienes está facilitando la propagación del dengue y su vector, el mosquito Aedes. Los episodios más extremos de El Niño y La Niña han provocado fuertes precipitaciones, humedad y aumento de las temperaturas que favorecen la reproducción del vector y la transmisión del virus".
Ninguno de los virus es altamente peligroso
La expansión del virus del Nilo y del dengue son un riesgo de salud pública creciente en Europa, pero son dos enfermedades con bajos índices de mortalidad. Según el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades, los efectos del virus del Nilo en un adulto sano no pasan de un catarro o una gripe, y el 80% de los infectados no tiene síntomas. Sin embargo, en personas con patologías previas y ancianos la fiebre puede complicarse, y el 1% de las infecciones desarrolla una fase avanzada del virus que incluye meningitis, con una mortalidad del 17%, según las estimaciones de este organismo.
En la infección por dengue, el 80% de los casos son asintomáticos, o producen una leve fiebre, y menos del 5% de los afectados desarrollan una enfermedad grave. Entre estos últimos, la letalidad es de aproximadamente el 30% o el 40%. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud tiene al dengue clasificado como un virus de grado 3, la mayor alerta, debido a que afecta a que los brotes en países del sur de América pueden afectar simultáneamente a cientos de miles de personas, causando una mortalidad elevada.