Mi profesión aeronáutica ya en jubilación me hizo ver el nuevo mundo que llegaba. En aviación parece que los avances técnicos ocupan un lugar preferente o primario por lo que en aquellos 80 del siglo pasado fuimos viendo que las cosas cambiaban. El año 89 fui a hacer el curso técnico del avión A320 a Toulouse y nos encontramos con una máquina totalmente nueva. Habíamos trabajado en aviones mecánicos principalmente y llegaba el avión totalmente electrónico siendo un cambio ya profundo para aquellas épocas. Todo eran siglas de componentes con un software dentro que se unía a unas siglas desconocidas que tuvimos que ir aprendiendo. No era un curso norma al que habíamos acudido antes en otras flotas. Y cuando llego el avión tuvimos que vivir unos tiempos duros de adaptación a ese nuevo modo de operar o de mantener. Pilotos, ingenieros y mecánicos tuvimos un aprendizaje muy positivo para pensar que lo que llegaba con aquel cambio era muy profundo.
Si vemos que eso ocurrió antes del año 90 y estamos en el 21 habrán pasado ya 30 años desde aquello. En esos años se ha realizado un camino duro, pero en muchos casos positivo para un país como el nuestro en donde existe una creatividad enorme, algo importante para esa nueva era que un día se le dará un nombre, pero que ya es un periodo distinto en nuestras vidas. El covid-19 nos ha hecho ver este cambio de una forma más positiva a los ciudadanos, donde se han producido cambios en nuestras vidas, no ya por la tecnología, sino por la pandemia, que ha hecho cambiar muchas costumbres, pero entre ellas se ha generalizado ya el teletrabajo, algo que no es de ahora pero a lo que casi nadie se adaptaba. Pues bien, eso ha venido para quedarse por culpa de la pandemia. Pero es que al mismo tiempo ha servido para que veamos que el cambio en nuestras vidas es muy urgente. Y es un cambio que hará que alguien con empatía, con carácter, con carisma y con apoyos tenga que hacer de este país algo nuevo. La política ha lastrado demasiado tiempo los cambios necesarios y ahora es aún peor con la llegada de una ultraderecha nacionalista que nos quiere llevar a tiempos demasiado lejanos ya, pero Europa o el mundo nos llevara al nuevo lugar en el que luchan muchos empresarios pequeños de gran valor que están mejorando la digitalización de sus empresas con esfuerzo personal, únicamente, pero con casi nulo apoyo politico porque ese mundo esta a otras cosas perdiendo un tiempo precioso y hablando cada día sobre si son galgos o podencos.
Y estos cambios deben entrar en velocidad de crucero para no perder un tren que ya está pasando y al que hay que subirse. Los temas del cambio son fáciles de decir, aunque difíciles de hacer, pero siempre con líderes técnicos en cada materia. No podemos esperar a que los políticos se junten y decidan tal como ahora está ocurriendo en que solo la izquierda junta puede realizar algún avance, pero siempre con el no de la derecha. Hay que hacerlo dentro de la empresa, de las Universidades, de los Sindicatos si se despolitizan, del Deporte, de la Sanidad, la Cultura... Pero con gente dispuesta a ello y abierta su mente. Es, en resumen, preparar el proyecto y darlo terminado a aquellos que lo deben aprobar después. Porque ese es el problema. Tenemos demasiadas hipotecas y tabúes en nuestro país que hay que romper. Por ejemplo, el nacionalismo español, ese que solo tiene en su mente la palabra España y la bandera. Todos los que aquí vivimos somos españoles de un país plural y no de ese que quieren imponer que, con lo que viene, a veces da pena escuchar a sus profetas hablando de cosas que parecen de la Edad Media. No admiten ni siquiera bromas con sus excesos y ese es el tabú que nos impide avanzar entre otros nacionalismos. Pero hay otros, siempre pegados a la política, y eso impide llegar a cualquier acuerdo porque el secesionismo en la época de lo digital que ha roto fronteras es dieciochesco. Por eso creo que las circunstancias que pueden hacer cambiar a nuestro país deben ser a través de personas que sean capaces de llevar adelante profundas modificaciones sin rubor.
La enseñanza puede ser lo más difícil mientras existan esos complejos de la derecha, incluso con el apego a la religión que, por cierto, pasa por una crisis profunda como de hecho hace suponer el comportamiento de Francisco, un Papa que no gusta a nuestros ultras porque le consideran un poco rojillo. Y que está en silencio, pero haciendo pequeños cambios necesarios con el cuidado y temor a lo que tiene al lado, en su misma residencia, con un poder que no quieren perder, y es, vuelvo a lo mismo, el de una derecha ultra política que esta confundida en sus colaboradores con su misma doctrina. Jesús no creo que fuera fascista o similar para aquella época. Lo que se dice de él no lo avala, por lo que el comportamiento de la Iglesia Católica en su interior nada tiene que ver con aquel hombre que nos contaron. Igual que la política ultra que se niega a la eutanasia, pero les importa poco la muerte de hambre de muchos niños y personas mayores en el mundo. Por eso creo que debemos apartarnos de ellos para cambiar España, esa que aman tanto, pero para cambiarla de arriba abajo. Y cito la religión porque siempre está detrás de muchas pegas morales que hoy puede que haya que actualizar.
He comentado el problema de la enseñanza porque hay que volver a pensar en la ética y los valores humanísticos, porque, aunque parezca que nada tienen que ver con la tecnología, si la tiene y mucho. Los algoritmos y los datos que se manejan para cada cosa hoy en día los maneja un ser humano para llegar a un fin y si esa persona o lobby no tiene ningún principio básico y quiere forzar un resultado a su medida, ahora lo puede hacer. Porque ese es el problema de la IA para pasar a ser la IAG, o sea, la Inteligencia Artificial General, o total. Hoy se encuentra en profundos estudios como generar una IA con sentimientos humanos y ahí existe un parón que quizá se aclare pronto. El peligro es que esa IAG puede superar al hombre y hay que establecer un link capaz de poder dominar a esa fiera que nos puede vencer. Pero están en ello los científicos que estudian el proceso tecnológico a Altísimo nivel, como el manejo de la 5G o de la 6G que podría continuar. Es imparable el crecimiento de este proceso por lo que, repito, seguir en la política actual de nuestro congreso, sería morir pronto como nación competitiva.
Ver más“Todos los políticos son iguales”
Otro problema que hay que romper con inteligencia es los acuerdos con los grandes poderes nacionales. Creo que el poder supremo de USA se desvanecerá pronto con el legado de un Trump nacionalista ultra que se ha creído con el poder mundial, entre otras tristezas con ayuda en España de un Abascal que piropeaba a Trump en contra de España y sus decisiones, cuando hoy China tiene un potencial enorme aun de crecimiento con una población dispuesta a ello y a erigirse en la primera potencia mundial Eso unido a una Rusia que tiene una política particular y que puede estar a un lado o a otro según interés, hace que esos acuerdos comerciales existentes es necesario renovarlos sin complejos.
Podríamos seguir citando cambios. Pero todos los conocemos. La ecología y las energías renovables, los nuevos materiales en marcha, los países que detentan poder natural y que hasta ahora han sido tratados con demasiada arrogancia como África, la migración inevitable a la que es necesario darle una solución que les de una vida digna en sus propios territorios, a la larga…. en fin, una serie de problemas creados por la tecnología y la globalización en los que no podemos quedarnos atrás, y la derecha de este país va a tratar de evitarlo con una política nefasta del no a todo, pero, sobre todo, con unas ideas obsoletas en todos los terrenos que hay que separar de las decisiones que vengan. El problema es muy serio y difícil, pero es inevitable para no quedarnos mirando de nuevo a ver si son galgos o podencos.
César Moya Villasante es socio de infoLibre
Mi profesión aeronáutica ya en jubilación me hizo ver el nuevo mundo que llegaba. En aviación parece que los avances técnicos ocupan un lugar preferente o primario por lo que en aquellos 80 del siglo pasado fuimos viendo que las cosas cambiaban. El año 89 fui a hacer el curso técnico del avión A320 a Toulouse y nos encontramos con una máquina totalmente nueva. Habíamos trabajado en aviones mecánicos principalmente y llegaba el avión totalmente electrónico siendo un cambio ya profundo para aquellas épocas. Todo eran siglas de componentes con un software dentro que se unía a unas siglas desconocidas que tuvimos que ir aprendiendo. No era un curso norma al que habíamos acudido antes en otras flotas. Y cuando llego el avión tuvimos que vivir unos tiempos duros de adaptación a ese nuevo modo de operar o de mantener. Pilotos, ingenieros y mecánicos tuvimos un aprendizaje muy positivo para pensar que lo que llegaba con aquel cambio era muy profundo.