El capricho de un niño malcriado de 89 años
La moción de censura presentada por VOX para que durante dos días se hablara de ellos ha conseguido que se hable mal de ellos y bien del Gobierno.
El Señor Tamames nunca debió prestarse a esa tomadura de pelo parlamentaria, pero como hemos ido sabiendo, su ego es tal que consideraba necesario sacar del error a todo un país con su clarividencia.
Él mismo ha dicho que era su última oportunidad, ¿De qué? ¿De que el pueblo de Madrid le lleve en volandas al palacio de gobierno como en su novela? ¿De explicar a todos lo que él solo es capaz de ver?
El señor Tamames hace muchos años que comenzó su desvarío político y no sólo cuando abandonó el PCE, viendo su trayectoria ideológica es lógico pensar que su primer bandazo es cuando se apunta al PCE, ¿Lo hizo por convicción o porque pensó que aquello podía darle protagonismo?
Estos días hemos podido leer muchas cosas de este personaje, entre otras que quería cobrar 100.00 pesetas por cada folio de un informe para las ilegales CCOO, que se supone que eran sus camaradas de clandestinidad.
Durante la parodia del Congreso de los Diputados, le hemos visto y oído decir que la Guerra Civil comenzó en 1934 y que todos eran igual de buenos y malos, todo ello siguiendo las tesis de los revisionistas más ultras. También le hemos visto y oído decir que lo más importante para la economía del país es potenciar el crecimiento y la aparición de grandes empresas multinacionales, porque las pymes no son capaces de generar la riqueza de la patria.
No he leído su famoso libro sobre la Estructura Económica de España, pero me da la impresión de que este economista es de los que estudian para hacer más ricos a los ricos en vez de hacer menos pobres a los pobres.
Acabada la votación y ratificado el resultado que todos sabíamos, el famoso comunista se hace la foto con los nuevos amigos, los neofranquistas españoles del siglo XXI, mientras se escuchan gritos de ¡Viva España!
En cualquier caso, es sabido que los economistas solo aciertan cuando cuentan el pasado, y no siempre, si alguno acierta sobre el futuro es porque son tantos y tan habladores que alguna vez tienen que acertar. Otra cosa que hacen mucho los economistas son las estadísticas, como si fuera la alquimia que nos lleva a la piedra filosofal de la verdad, y cualquiera que haya hecho en su vida una presentación con resultados numéricos sabe que los números se pueden retorcer hasta que dicen lo que cada cual quiere, se presenta de una forma o de la contraria, hasta que acaban dándote la razón.
Pido disculpas a los economistas serios y a aquellos que trabajan para hacer menos pobres a los pobres, que haberlos “haylos”, y aprovecho para recordar a uno muy grande, José Luis Sampedro, porque era un humanista, no un numerólogo.
Acabada la votación y ratificado el resultado que todos sabíamos, el famoso comunista se hace la foto con los nuevos amigos, los neofranquistas españoles del siglo XXI, mientras se escuchan gritos de ¡Viva España!, como si acabaran de tomar el Alcázar de Toledo del siglo XX.
Espero que al menos el señor Tamames se haya sentido satisfecho con su servicio a la patria, porque el resto de los españoles nos debatimos entre la lástima y el asco por una trayectoria vital de cartón piedra.
Se puede envejecer de muchas maneras, se puede ser el sabio venerable, el abuelo tierno, el viejo cascarrabias o el viejo chocho. No entiendo cómo la esposa y los hijos del señor Tamames no le han demostrado su amor ahorrándole semejante papelón.
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Ángel Díez de Miguel es socio de infoLibre