Un mes después de la crisis del ébola en España, con Teresa Romero ya recuperada de su contagio, tras haber estado atendiendo a uno de misioneros repatriados desde África, hay nuevos responsables tanto en el Ministerio de Sanidad, como en la consejería del ramo en la Comunidad de Madrid, con seguridad no hay nada casual y habrá un hilo conductor entre ambos ceses, seguramente incubado en áquellos días, aflorado ahora, y en el que sucesor de la primera haya tenido mucho que ver en el cese del segundo, a modo de pequeño emperador romano indicando con su dedo pulgar hacia abajo, buscando una atmosfera sanitaria más razonable, con un aire más respirable.
Es evidente que la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid se ha revelado como uno de los puestos más “delicados”, no sé si de gestionar, pero desde luego sí de ser nombrado para ella, hagamos repaso, en los tres años de Ignacio González al frente de la autonomía madrileña, tres han sido sus consejeros de Sanidad, Fernández-Lasquety dimitió por la desautorización que supusieron las sentencias de los tribunales respecto a la privatización de varios hospitales, su sustituto, el ínclito, desafortunado, locuaz y poco contenido Javier Fernández Rodríguez no ha llegado a cumplir un año en el cargo, habiendo sido reemplazado por Javier Maldonado, lo cual, a su vez, ha propiciado la dimisión de la viceconsejera, Belén Prado, quizás sintiéndose ninguneada al no ser la elegida.
Pero en tiempos de Esperanza Aguirre como presidente de la Comunidad de Madrid la sucesión fue también más que llamativa: Manuel Lamela, Juan José Güemes, José Ignacio Echániz, el propio Fernández-Lasquety, etc. no parece anecdótico que el presupuesto de la consejería de Sanidad suponga el 45% del total de la Comunidad de Madrid, quizás en ese importante peso cualitativo resida la persistencia del modelo de gestor buscado para ella.
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Sea como fuere la colección de frases que nos ha regalado Javier Fernández en relación a la crisis del ébola, y a Teresa Romero, justificarían por si mismas la decisión de su cese, desde la que le atribuyó el error de ponerse mal el traje protector, de mentir, o las de autofelicitarse porque esta profesional sanitaria no hubiese muerto gracias a su gestión. Este señor es, efectivamente, un médico con años de experiencia, pero al tiempo es un político de carrera que lleva más de 25 años como portavoz de Sanidad en la Comunidad de Madrid y que ha llegado a ser designado vocal, por el PP, en RTVE.
La pasada semana, Ignacio González anunció el cese de Javier Rodríguez cómo consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, como si fuera una decisión propia, pero no debemos perder de vista que ello fue al día siguiente de que el nuevo ministro de Sanidad tomase posesión del cargo y nada mejor para su llegada que eliminar el ruido que hacia Rodríguez con cada una de sus manifestaciones, cómo aquella en la que dijo: “…si tuviera que dimitir, dimitiría, no le tengo apego al cargo y afortunadamente tengo la vida resuelta. Yo llegué a la política comido”, ahora tiene una buena oportunidad de, efectivamente, dejar la política del todo, y no sólo la consejería de Sanidad.
Mario Martín Lucas es socio de infoLibre
Un mes después de la crisis del ébola en España, con Teresa Romero ya recuperada de su contagio, tras haber estado atendiendo a uno de misioneros repatriados desde África, hay nuevos responsables tanto en el Ministerio de Sanidad, como en la consejería del ramo en la Comunidad de Madrid, con seguridad no hay nada casual y habrá un hilo conductor entre ambos ceses, seguramente incubado en áquellos días, aflorado ahora, y en el que sucesor de la primera haya tenido mucho que ver en el cese del segundo, a modo de pequeño emperador romano indicando con su dedo pulgar hacia abajo, buscando una atmosfera sanitaria más razonable, con un aire más respirable.