¿La discapacidad un constructo social? No, gracias

Víctor Villar Epifanio

Decía George Orwell: "En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario". Pues bien, actualmente, decir la verdad biológica, médica, parece ser un acto de valentía adogmática con riesgo de ostracismo profesional, quema en la hoguera mediática y tortura en las redes sociales.

A este respecto, muchos podrían ser los ejemplos polémicos que se podrían citar, con sus altares postmodernos, sus dogmas intocables, sus mesías de la modernidad y sus nuevas y nuevos mártires de la ciencia y la razón, pero me centraré en lo mío, en la discapacidad.

Es triste ver cómo, en la sociedad actual, la verdad sobre la discapacidad se ve eclipsada por discursos políticamente correctos y falsas narrativas. La realidad es que la discapacidad es una condición que afecta a muchas personas, y negarla o ignorarla no ayuda en absoluto.

Decir la verdad sobre la discapacidad no es un acto de discriminación, sino de reconocimiento y respeto hacia aquellos que la viven día a día. Es necesario entender que la discapacidad no define a una persona, pero sí influye en su vida y en las barreras que enfrenta.

Es importante romper con los estereotipos y prejuicios que rodean a la discapacidad, y eso solo se logra a través de la verdad y la educación. No podemos permitir que el miedo al ostracismo o la presión social nos impida hablar con honestidad sobre este tema.

En un artículo del 12 de noviembre de 2023, la psicóloga y madre de una niña con parálisis cerebral, Carola López Moya, en su columna para “El Común”, “Transdiscapacidad, otro disparate”, dice: “CERMI, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, publicó el 25 y 29 de mayo unos artículos hablando de “transdiscapacidad”. En dichos artículos informan de que el Consejo de Ética está elaborando un documento para posicionarse sobre este fenómeno social. ¿Existe realmente este fenómeno?”

Afortunadamente, estos artículos fueron retirados de la web del CERMI. Pero eso quiere decir que el CERMI se planteó el transhumanismo y la transdiscapacidad. Esto viene del mundo anglosajón, concretamente, de teorías como la teoría Crip.

Crear una fantasía de la voluntad, el típico "si quieres, puedes" va a crear una falsa autoimagen y una insatisfacción continua. Esto puede llevar a un enmascaramiento de su discapacidad o a automutilaciones en forma de operaciones por no querer aceptarse

Como bien dice la profesora Tasia Aránguez Sánchez, en su artículo Objeciones a la teoría Crip, esta teoría deriva del modelo social de la discapacidad, el cual excluye toda causa biomédica o psicológica del análisis de la discapacidad. De esta forma, carga toda la responsabilidad en la sociedad y en la exclusión social, ignorando la discapacidad en sí misma y los problemas psicológicos y médicos derivados de ella.

Como dice Aránguez en su artículo: "La teoría crip toma como punto de partida las reflexiones de Foucault sobre el par normal/anormal (Davis, 2017; Barton, 2008; Balza, 2011). Al igual que la teoría queer, la teoría crip parte de una crítica a los binarismos que, en el caso de la discapacidad, se dirige contra los pares conceptuales normal/anormal y capacidad/discapacidad. De acuerdo con esta teoría, todas las personas somos vulnerables en distintos grados y somos diversas en nuestro desenvolvimiento, de modo que la discapacidad debería llamarse “diversidad funcional” y el elemento central de la lucha debe ser la promoción de la autonomía del colectivo, acabar con el paternalismo y con la imagen social de personas desvalidas e incapaces. Esta teoría se enfrenta al modelo médico al afirmar que la discapacidad es una reacción cultural ante una diversidad humana y no una patología a curar, de modo que la discapacidad no es la desviación de una norma estándar (una “deficiencia”) sino una respuesta social prejuiciosa ante la diversidad. Esta perspectiva propone las nociones de autonomía y voz propia para las personas con discapacidad (Balza, 2011). Desde el modelo crip se rechazan los términos concomitantes al modelo médico, aún presentes en la legislación y las políticas públicas sobre la discapacidad: enfermedad, limitación funcional, minusvalía o deficiencia. En su lugar, se sugieren términos sin connotaciones negativas. En España, el término promovido por el Movimiento de Vida Independiente y Divertad es “personas con diversidad funcional”.

A partir de esta introducción, si analizamos el tema desde un modelo psicobiosocial de la discapacidad, veremos estas carencias y podremos hacer estas críticas:

La eliminación de los factores biomédicos impide una buena atención a las personas con discapacidad y su autocuidado, con los problemas de salud que esto genera.

En segundo lugar, aunque como educador social sé perfectamente que los factores sociales existen e influyen en la psicología de las personas con discapacidades, también sé que las enfermedades mentales existen y muchas personas con discapacidades hemos tenido o tenemos esas enfermedades. En mi carrera me enseñaron a no seguir con un caso si se presenta una enfermedad mental y derivar a un psicólogo clínico para no deteriorar más a la persona.

En tercer lugar, a nivel social, crear una fantasía de la voluntad, el típico "si quieres, puedes", va a crear una falsa autoimagen y una insatisfacción continuada. Esto puede llevar a un continuo enmascaramiento de su discapacidad o a auténticas automutilaciones en forma de operaciones por no querer aceptarse.

Por otro lado, está, aunque en menor grado, el efecto contrario. Personas que se sienten personas con discapacidades y se automutilan también para eso. Por cierto, esto me suena a algo, ¿no?

Todo esto lo provoca el hecho de no ver la discapacidad como tal, sino como una característica más, como el tener ojos verdes o ser negro, ignorando las dificultades físicas, los problemas médicos y las enfermedades mentales que derivan de esas discapacidades.

Por último, si todas las personas pueden tener discapacidad, esta se borra con las consecuencias que hemos visto. Además del libre acceso a las medidas sociales compensatorias para el colectivo por parte de toda la población.

Ignoro para qué hace esto el CERMI, aunque sospecho que es para generar una falsa imagen positiva, desviar los temas realmente importantes para el colectivo y aumentar su clientela. Pero espero que recapaciten y no vuelvan a decir barbaridades como esta.

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Víctor Villar Epifanio es socio de infoLibre.

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