Dónde estamos

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Eduardo Vázquez Martul

“… Mientras que la democracia rica e ilustrada, constituyéndose en aristocracia de nuevo género, ocupa los puestos públicos y ejerce la acción directa de gobierno, es elegida para la organización y constitución de sus leyes, la democracia pobre e ignorante vive de una manera precaria, no ve asegurada su existencia y carece de los goces sociales a que tiene derecho por sus trabajos…” (La Sagra ; primera lección de economía, Ateneo de Madrid, 1.840).

En este párrafo ya escrito hace más de un siglo, se encuentra una de las claves de la deriva hacia un movimiento retrógrado, intransigente y antisocial que caracteriza a la ultraderecha. Vuelve otra vez la bestia negra que fue causa de una gran guerra que asoló al mundo desde Alemania hasta Japón. Esta bestia se derrotó con sudor, sangre y muerte, pero vuelve a resurgir y el mundo se pregunta por qué.

Una parte, por desgracia muy activa, de dirigentes, incluso algunos disfrazados de izquierdas, prefieren que el ciudadano vuelva a ser un súbdito sin derechos

Se esgrimen multitud de razones, pero el encabezamiento de este artículo recordando el discurso de La Sagra ayuda a entender lo que está pasando. Quizás todo se podría resumir en una falta de autocrítica de la clase dirigente que se vuelve a vestir ( o disfrazar) de aristocracia sembrando la semilla del rencor en muchos desheredados, apartados de la mesa y alimentados con migajas. Legiones de desclasados movidos por el resentimiento por no ser admitidos en sociedad ha sido el origen del fascismo, no lo olvidemos.

Esto está ocurriendo en el núcleo del imperio de occidente, la gran potencia de América en la que el desclasado “espalda mojada de color”, irracionalmente,  desea hacer méritos para ser admitido por el sajón que ostenta el poder. En Europa y España algo de lo mismo se extiende hasta contaminar el pensamiento conservador neoliberal que deja de serlo una vez que abraza, o lo que es peor, pacta, con una ideología que promueve un fascismo disfrazado que acabará devorándole.

España no se aleja de este peligro y lo observamos en discursos del ala derecha que, únicamente por no perder votos, se aleja de hacer política inteligente para retornar a un oscuro y trágico pasado. Prefiere el populismo de Trump movido exclusivamente por alcanzar poder. Otra gran razón que explica el uso de la mentira y el bulo. Todo vale. Pero, ¿por qué tanto ciudadano queda atrapado ante estas ideas que promueven el odio y el enfrentamiento? La respuesta está en la suma de una ignorancia de la historia por parte de unos, y de una desidia por parte de los dirigentes que han olvidado su obligación de resolver los problemas reales del ciudadano que tiene derecho a exigir ejemplaridad y ética en sus dirigentes. Pero el problema está en que una parte, por desgracia muy activa, de dirigentes, incluso algunos disfrazados de izquierdas, prefieren que el ciudadano vuelva a ser un súbdito sin derechos.

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Eduardo Vázquez Martul es socio de infoLibre.

“… Mientras que la democracia rica e ilustrada, constituyéndose en aristocracia de nuevo género, ocupa los puestos públicos y ejerce la acción directa de gobierno, es elegida para la organización y constitución de sus leyes, la democracia pobre e ignorante vive de una manera precaria, no ve asegurada su existencia y carece de los goces sociales a que tiene derecho por sus trabajos…” (La Sagra ; primera lección de economía, Ateneo de Madrid, 1.840).

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