Cuando apenas han pasado tres días desde que los resultados de las urnas avalasen el éxito electoral de Isabel Días Ayuso, candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, e incluso en la misma noche electoral, se han apuntado varios motivos por los que ha ganado Ayuso. Motivos de los que también hablaré en este artículo, pero se ha dejado fuera uno, que sin duda es el más importante y que está estudiado desde la noche de los tiempos de la comunicación política, y es el “personalismo”.
En política, como en casi todo en la vida triunfa el/la diferente, triunfa el/la que aporta algo nuevo, puede ser juventud, simpatía, belleza –con perdón, nada más lejos de mi intención que ser machista– y también, por qué no decirlo en este caso, victimismo o heroicidad (David contra Goliat, Ayuso contra Sánchez). Son estos factores, junto con otros, los que están en la clave del porqué Ayuso ha ganado con tanta contundencia estas elecciones. Una buena estrategia de comunicación, diseñada por Miguel Ángel Rodríguez, y del resto de los medios de comunicación, han completado el cóctel político que han llevado al éxito a esta singular candidata, que probablemente ha tocado en Madrid su techo político. Pero antes de entrar a analizar el resto de los factores me gustaría decir algo sobre el personalismo.
Está demostrado que cuando los ciudadanos deciden su voto conceden más importancia al candidato/a que al propio partido. Si nos fijamos, en Madrid y fuera de Madrid, se lleva hablando de Ayuso desde hace tiempo, de sus meteduras de pata, de sus simplezas, de su arrogancia se ha convertido en los últimos meses en la protagonista de las tertulias televisivas, de los corrillos de la calle etc. Todo o casi todo se ha centrado en ella, para bien y para mal. Salomé Berrocal, profesora de Comunicación Política en la Universidad de Valladolid, apunta en 2003 en uno de sus trabajos: “Es una realidad constatada que los gobernados también participan en el desarrollo de la personalización cuando demuestran su atracción por conocer los detalles y anécdotas de los políticos”. Pero retrocedamos un poco a un momento importante de nuestra democracia, las elecciones generales de 1993, “una prueba evidente de la importancia de la personalización la encontramos cuando la valoración de un candidato se convierte en la cuestión fundamental para que el electorado decida en unos comicios qué partido debe gobernar.
Sin duda un buen ejemplo de ello se dio en las elecciones generales celebradas en España en 1993. En aquella ocasión, y según una encuesta postelectoral sobre las motivaciones de voto, el 23,2% (porcentaje más alto) de los votantes socialistas dijo que fue el propio Felipe González el motivo por el que se habían decidido por esta opción política. (Sánchez 2014:39). Dicho esto, y constatado el perfil singular de Ayuso como política y candidata electoral, vayamos al resto de los motivos que han influido a los madrileños para votar masivamente a la candidata del PP. La pandemia ha sido una eficaz arma electoral en manos de Ayuso. Los madrileños y por supuesto también muchos españoles, están cansados de las restricciones, del toque de queda, de las mascarillas etc. y esto es preocupante porque las medidas para prevenir los contagios no son un capricho de las autoridades sanitarias, son simplemente una herramienta imprescindible para combatir la pandemia. Ayuso ha ofrecido a los madrileños su receta de “libertad” de hacer lo que a la “gente le dé la gana”, y ello con un alto nivel de contagios, de ingresos hospitalarios y de muertes. Pero a los jóvenes madrileños, a los hosteleros (empresarios y trabajadores) les ha sonado a música celestial tanta libertad, les han llegado esos mensajes electorales de Ayuso como un maná caído del cielo, y en este tema ha funcionado lo que se denomina como “estómagos agradecidos”.
Pero veamos otros motivos que han influido a los madrileños para depositar su voto a favor de Ayuso. Uno de ellos es el miedo unido a la ignorancia, y siento decir lo de la ignorancia, pero es la realidad. El miedo, “comunismo o libertad”, airear el temor, en este caso falso, a la llegada de un régimen comunista, nada más lejos de la realidad política madrileña y española, siempre es eficaz. Lo ha sido a lo largo de la historia y parece que sigue siéndolo en la actualidad. Pero hay más factores que han influido, más vientos que han soplado a favor del barco madrileño del PP pilotado por Ayuso, y ha sido la débil competencia electoral que ha tenido. Gabilondo, candidato del PSOE, carecía de carisma y además su estrategia dio un bandazo cuando pasó de decir “con este Iglesias no” a “Pablo nos quedan doce días para ganar juntos las elecciones”. Sigamos, qué decir de Ciudadanos y de Edmundo Bal, su novel candidato.
Ciudadanos es, desde que fracasó estrepitosamente en las elecciones del 10N por culpa de Rivera, un barco a la deriva, que ahora ha naufragado, de momento en Madrid y es previsible que un efecto dominó le acabe borrando del listado de partidos políticos. Hay que detenerse en un partido que ha hecho frente exitosamente a Ayuso pero que no ha podido con ella, Más Madrid y su candidata Mónica García. Esta nueva cara de la política madrileña, es sin duda la esperanza de la izquierda y también un buen ejemplo de la personalización de la que hablaba antes al haberse centrada en ella la atención de muchos votantes. He dejado para el final a Pablo Iglesias, que por cierto ha puesto también “punto final” a su carrera política, que ha fracasado en Madrid, pero ha salvado los muebles de Unidas Podemos. Hay motivos para pensar que, si Iglesias no hubiera intervenido en Madrid, su partido habría tenido en la capital de España el mismo futuro que Ciudadanos; sin duda esto debe agradecérselo su electorado. Pero Iglesias se ha equivocado en su estrategia y Ayuso se ha beneficiado de ello. Contraponer su lema “fascismo o libertad” al usado por la líder madrileña del PP, ha sido un error.
Lamentablemente el simplismo en los lemas políticos siempre beneficia a la derecha. Además, y esto es preocupante, no se ha visto en Madrid el riesgo de un ascenso de Vox aupado al poder a lomos de Ayuso. Esto no ha ocurrido y en 2023 habrá una excelente oportunidad de revertir la realidad política de la Comunidad de Madrid. Hemos llegado al final, Ayuso ha ganado. Insisto ha ganado Ayuso, no el PP y ha ganado en Madrid, España es diferente, por mucho que Ayuso dijera una y otra vez que “Madrid es España y que España es Madrid”. He dejado aquí las claves, los factores para que Ayuso siga en la Puerta del Sol dos años más, algo que en cualquier caso tenía asegurado, aunque no hubiera convocado las elecciones. Se puede sacar después del 4M una conclusión positiva, un aprendizaje de lo que se debe hacer para que en 2023 las cosas sean diferentes en Madrid, y también en España. No olvidemos que, en ese año, que no está tan lejos votamos todos.
Rafael Sánchez Sánchez es analista político y socio de infoLibre
Cuando apenas han pasado tres días desde que los resultados de las urnas avalasen el éxito electoral de Isabel Días Ayuso, candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, e incluso en la misma noche electoral, se han apuntado varios motivos por los que ha ganado Ayuso. Motivos de los que también hablaré en este artículo, pero se ha dejado fuera uno, que sin duda es el más importante y que está estudiado desde la noche de los tiempos de la comunicación política, y es el “personalismo”.