Ya no somos los bichos raros. ¿Qué está pasando ahí? Es una pregunta que desde hace unos meses les toca a los argentinos. Aquí, en Italia, todo sigue igual. O sea peculiar, como siempre. Incluso, a pesar de la coyuntura, el ambiente parece más relajado de lo habitual. Será porque en muchas fotos Giorgia Meloni aparece con la cabeza un poco inclinada. Por ejemplo cuando Mario Draghi le cedió la campanilla, prerrogativa del encargo de Presidente del Consejo de ministros. Una actitud casi infantil, aún más con su estatura. Darle un besito en el pelo como a una nieta, para Biden, tuvo que ser espontáneo. Hace días, en el parlamento, Meloni manejó un estuche de esos donde los niños tienen los lápices. Era rosado, llevaba orejas y una carita de cerdo.
Tal vez, algún día, los libros de historia la recordarán así
Antes, en los comicios para las eleciones administrativas en Cerdeña y en Abruzzo, Meloni había mostrado talento cómico: pausas, mímica facial, tonos de voz. “¡Un programa muy concreto!”, comentó con respecto al antifascismo de los adversarios. En fin, chistes casi inéditos en comparación a los de Berlusconi.
En el último debate en la cámara de los diputados, nada más levantarse Meloni, ha empezado con “Os veo nerviosos, chicos”. En la misma ocasión reaccionó a la crítica de un diputado escondiendo la cabeza dentro de su chaqueta. Fue nada más que un rato, pero un fotógrafo lo pilló y la foto salió en un diario estadounidense. Tal vez, algún día, los libros de historia la recordarán así.
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Luca De Feo es socio de infoLibre.
Ya no somos los bichos raros. ¿Qué está pasando ahí? Es una pregunta que desde hace unos meses les toca a los argentinos. Aquí, en Italia, todo sigue igual. O sea peculiar, como siempre. Incluso, a pesar de la coyuntura, el ambiente parece más relajado de lo habitual. Será porque en muchas fotos Giorgia Meloni aparece con la cabeza un poco inclinada. Por ejemplo cuando Mario Draghi le cedió la campanilla, prerrogativa del encargo de Presidente del Consejo de ministros. Una actitud casi infantil, aún más con su estatura. Darle un besito en el pelo como a una nieta, para Biden, tuvo que ser espontáneo. Hace días, en el parlamento, Meloni manejó un estuche de esos donde los niños tienen los lápices. Era rosado, llevaba orejas y una carita de cerdo.