Una buena tarde de junio de 1977, en el lugar de encuentro habitual en el paseo marítimo, descubrimos que dos de la pandilla habían puesto en sus ciclomotores una pegatina instando a boicotear el Mundial de 1978 para oponerse a la dictadura imperante en la Argentina de aquel entonces. Siguió una discusión sobre si era idóneo practicar este boicot y una mayoría se decantó a favor de que la selección francesa acudiese al torneo opinando que esta participación no significaba ningún apoyo a la dictadura, sino amistad para con los ciudadanos argentinos.
Durante la Copa Mundial de Argentina 1978, después de cada partido de la selección albiceleste una multitud se apoderaba de las calles clamando a su selección, a Argentina y su gente. Y eso toda la noche, hasta el amanecer. Ocurría en un Estado donde las manifestaciones políticas habían estado prohibidas desde la instauración de la dictadura en 1976.
Triunfó la bella Argentina del valencianista Mario Kempes, y la expresión algo desvanecida de Videla entregándole la copa contrastó fuertemente con la alegría del gran capitán melenudo. El día después leí a algún periodista francés que decía Argentina ya no era la de antes del torneo. Luego la dictadura, en su huida hacia delante, desencadenó la operación de las Malvinas que a la postre precipitó su caída.
Acaba de terminar este Mundial de 2018. Su organización ha estado impecable, ha habido muy buen ambiente y todas las impresiones que me han llegado, sean a través de las pantallas televisivas o de dimes y diretes, no pueden ser más positivas para la ciudadanía rusa y su futuro.
Sabemos que el Mundial de 2026 estará organizado conjuntamente por Canadá, Estados Unidos y México. Pero para el Mundial siguiente la decisión aún no ha sido tomada. A día de hoy, solo la Confederación Sudamericana de Fútbol –con Uruguay, Argentina y Paraguay– y la Confederación Africana de Fútbol –con Marruecos– presentaron sus respectivas candidaturas para ser la sede de la Copa Mundial de Fútbol de 2030.
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Pero el pasado 13 de junio, el presidente de la Federación Argelina de Fútbol, Khideredine Zetchi, dijo estar a favor de una candidatura conjunta de Marruecos, Argelia y Túnez. Y en esos últimos días, muchas personas de origen argelino me han comunicado su ilusión por una Copa del Mundo de Fútbol organizada por esos tres países del Magreb, e incluso uno de ellos me ha mostrado los grandes y bellos estadios que se están construyendo ahora mismo, haciendo desfilar sus imágenes en la pantalla de su teléfono inteligente.
Me gustaría que se formalice cuanto antes la candidatura conjunta de los tres países africanos, vecinos nuestros. El cuadro de una Copa Mundial de Fútbol organizada en 2030 por Marruecos, Argelia y Túnez sería de una belleza incomparable. Imagínense: ¡centenares de miles de europeos atravesando en cayucos el luminoso mar con el objetivo de animar a sus respectivas selecciones nacionales! ____________________
Thierry Precioso es socio de infoLibre y autor de la novela El desorden de toldos (Amazon, 2017)
Una buena tarde de junio de 1977, en el lugar de encuentro habitual en el paseo marítimo, descubrimos que dos de la pandilla habían puesto en sus ciclomotores una pegatina instando a boicotear el Mundial de 1978 para oponerse a la dictadura imperante en la Argentina de aquel entonces. Siguió una discusión sobre si era idóneo practicar este boicot y una mayoría se decantó a favor de que la selección francesa acudiese al torneo opinando que esta participación no significaba ningún apoyo a la dictadura, sino amistad para con los ciudadanos argentinos.