Hace algunos días recibí una felicitación navideña para este año nuevo 2017 de una familia estadounidense que yo la considero como una extensión de la mía en España. La tarjeta de Unicef que me enviaron tiene una paloma –símbolo universal de la paz- y unas palabras: Peace on Earth [Paz en la Tierra]. Esto me hizo reflexionar. Todo el mundo celebra siempre un año nuevo con dos grandes deseos: paz y salud. Como sabemos, Unicef trabaja para dar a los niños lo esencial para que puedan disfrutar de una vida sana y feliz.
La tarjeta me hizo recordar el día que vi en televisión las imágenes de seis niños, creo, muertos por la metralla en el este de Alepo, controlado por los rebeldes en la guerra de Siria. Ese mismo día, consciente de la propaganda a la que estamos expuestos, me entretuve en contrastar con mi antena parabólica las informaciones. No me sorprendí al comprobar que nueve niños, creo, también habían muerto por las malditas armas en el oeste de Alepo, controlado por el Ejército de Bachar el Asad. En las cadenas de España y de EEUU, solo aparecían los niños ensangrentados del este de Alepo. Los niños del oeste de la ciudad no tenían alma: no existían. La imagen de la presentadora en la cadena CNN, una rubia con un vestido rojo, llorando al hablar de un niño del este, asustado y lleno de polvo, sentado en una ambulancia, salvado gracias a las tropas de EEUU y la coalición, me causó mucha pena. Pero, ¿quién lloraba por los niños del oeste de Alepo? El mensaje era claro. El régimen de Bachar el Asad y los rusos eran los malos, los que matan. EEUU y la coalición eran los buenos, los que llevan a los niños en ambulancias a que sean atendidos.
¿Cómo vamos a vivir en paz en un mundo de fake news [Noticias falsas]? Ahora se debate mucho esta cuestión. Cuando en nuestra telebasura nos dan las noticias, con frecuencia se cita a los periódicos The New York Times y The Washington Post como referencias. Nos cuentan lo que la CIA ha manipulado, transformando la información en desinformación, pues estos periódicos están acusados en EEUU de fake news. Es decir, en la sociedad de la información, vivimos desinformados. Y lo peor es que nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo de noticias adulteradas.
Hablar de que Vladímir Putin ha hackeado las elecciones de EEUU se ha puesto ahora de moda en los telediarios. Barack Obama y la CIA presentan muchas alegaciones, pero ninguna prueba verificable. Recordemos que la CIA también nos quiso hacer tragar las mentiras sobre las armas de destrucción masiva que Saddam Hussein poseía para destruir el mundo. La imagen del señor Aznar afirmando la existencia de esas armas en Irak fue patética. Julian Assange ha manifestado en la cadena Fox News que los correos del DNC (Comité Nacional Demócrata, por sus siglas en inglés) no han venido de Rusia. Obama, sin embargo, insiste en que Putin es el responsable, sin dar una evidencia creíble. Esto no ayuda a la paz mundial. Obama parece que sólo quiere impedir unas buenas relaciones entre Rusia y EEUU. En las calles de Nueva York la gente ha opinado que le parece muy bien que los correos de Hillary Clinton hayan sido expuestos al público. Los medios de comunicación, sin embargo, han conseguido que se hable de Putin, pero no de los contenidos de esos correos. Como ha comentado Peter Lavelle, “la CIA está intentando cambiar el resultado de las elecciones de EEUU con el mismo sistema de mentiras que ha utilizado para el cambio de régimen en países soberanos”. Esto no ayuda a la paz mundial. Se precisa, pues, investigar las fuentes de la información. Hoy parece que los periodistas están renunciando a lo más sagrado de su profesión: decir la verdad.
De la afición preferida de Obama a matar con drones, según una lista previamente elaborada con sus colaboradores los martes por la tarde, ya he hablado en este periódico. Noam Chomsky ha señalado que la política de Obama con su campaña de asesinatos ha sido “una guerra terrorista” que ha constituido “una amenaza contra la paz”. Creo que los medios de comunicación españoles no informaron bien sobre la candidata Hillary Clinton. Aquí se mostraban las fake news que nos llegaban de EEUU. En mis artículos en este periódico yo siempre he escrito lo contrario de esas informaciones. La troika bélica formada por Bush, Obama y Clintontroika, hubiera supuesto una amenaza de guerra nuclear, pues Clinton (un clon de Obama) estaba obsesionada con atacar a Rusia y China. La elección de Donald Trump creo que supone un alivio, aunque claro, estamos pendientes de lo que pueda hacer. Que Trump tenga “a su alcance el botón nuclear”, como nos han informado metiéndonos miedo, no es más peligroso que si ese botón estuviera al alcance de la señora Clinton. Las palabras con que Trump se ha dirigido al mundo en este año nuevo 2017 están llenas de esperanza: “Esperamos tener buenas relaciones con muchos países […] incluyendo a Rusia y a China”. Y terminó diciendo que “ya es hora de que nos dediquemos a cosas más grandes y mejores”. Estas palabras nunca las hubiera pronunciado la señora Clinton.
Los deseos de paz para el 2017 de Helga Zepp-LaRouche han sido muy significativos: “Hay que crear condiciones dignas en la Tierra para toda la humanidad”. Ella cree que con “una reorientación estratégica con la Nueva Ruta de la Seda, podemos crear un orden nuevo mundial que dará prioridad al bien común”, con un sistema económico en donde “todos ganemos”. Para Helga Zepp la nueva situación creada por Rusia en Siria “sienta las bases para iniciar verdaderas negociaciones de Paz”. Nos recuerda que “la propuesta para extender la Nueva Ruta de la Seda hacia el Oriente Medio ya la hizo el Instituto Schiller en 2012”.
Si se forja una buena amistad entre EEUU y Rusia, Putin podría hacer de mediador entre EEUU y China. Esta nueva situación albergaría muchas esperanzas para formar una troika de paz. A EEUU se le ha invitado a unirse a la Nueva Ruta de la Seda, un grupo de naciones que ya pasan de cien. El señor Obama debería dejar tranquilo a Trump y dejar también de torpedear la posibilidad de paz que existe ahora en Siria, por frágil que sea. Se tenía que haber dado cuenta antes de su triste legado como Premio Nobel de la Paz.
Al hablar de la paz, no puedo terminar sin rendir homenaje a las 92 víctimas del terrible accidente del avión ruso Tu-154 del 25 de diciembre. La mayoría eran los integrantes del Ensamble Aleksandrov, conocido como El Coro del Ejército Ruso. Este Coro ha ido por todo el mundo en misiones culturales de paz y amistad. En este caso querían llevar un mensaje de paz al pueblo sirio: que en paz descansen. Su gran talento conquistó a millones de espectadores en todo el planeta. Su actuación en Eurovisión el 12 de marzo de 2009 en Moscú cautivó a todo el mundo. Que su recuerdo sirva para ayudarnos a construir un mundo mejor y que la belleza de su música modele nuestros sentimientos de bondad y nos alumbre para encontrar el camino de la paz mundial. _____________________
Juan José Torres Núñez es socio de infoLibre
Hace algunos días recibí una felicitación navideña para este año nuevo 2017 de una familia estadounidense que yo la considero como una extensión de la mía en España. La tarjeta de Unicef que me enviaron tiene una paloma –símbolo universal de la paz- y unas palabras: Peace on Earth [Paz en la Tierra]. Esto me hizo reflexionar. Todo el mundo celebra siempre un año nuevo con dos grandes deseos: paz y salud. Como sabemos, Unicef trabaja para dar a los niños lo esencial para que puedan disfrutar de una vida sana y feliz.