Estamos perdiendo un tiempo vital

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César Moya Villasante

España está perdiendo el tiempo en esta racha política en la que la quietud total es el comportamiento clave de un Gobierno que es incapaz de afrontar los modos de vida que nos están llegando ya, y que, en un medio plazo de no más de cinco años, van a cambiar la manera hasta de pensar de mucha gente. Siempre he tenido un interés grande en la tecnología porque mi profesión estuvo ligada a ella, con una aviación pionera en la aplicación de esos conceptos. En mi jubilación no he perdido ese interés y trato de conocer lo que se esta manejando para el futuro. Por eso me preocupa mucho este tiempo perdido en una política de inacción total ante todo porque deberíamos de estar preocupados de adelantarnos, en lo poco que podamos, a que la llegada de esos nuevos modos de vida no tapone el futuro de nuestros hijos o nietos –que ya está amenazado en este país con muchos de ellos que se van a otros países, donde han avanzado bastante más en crear opciones de trabajo más realistas–.

Convencido estoy de que las teorías que ahora se estudian sobre los tipos de partículas elementales, las ondas gravitatorias, la inteligencia artificial, o mil temas que ahora están derivando en descubrimientos sensacionales, en manos de científicos de primer nivel pueden desarrollar procesos evolutivos de la formación humana que aún tenemos en mantillas. Y en nuestro país, aún mas, por la inacción de casi todo lo futuro. Solo interesa hablar de cosas que, la mayoría, no encierran ningún valor, exceptuando el interés por ganar un voto de gente a la que poco le importa lo que digo, siendo tan trascendental para nuestros hijos y nietos.

Creo que sería importante crear en este país una mesa del futuro; una mesa en la que se estudiara el proceso de cambio necesario que, ya sabemos que en cuanto a la presencia de políticos actuales del Gobierno sería absurda, pero que se debería de componer de científicos estudiosos de la tecnología que viene, de educadores de alto nivel que conozcan la evolución de la formación de las personas, de políticos de izquierda que no estén en el día a día de la política pero con una mente abierta, y de independientes de determinadas áreas de trabajo, de la energía, del periodismo, etc. etc. Que realizaran un libro blanco para no quedarnos descolgados, como vamos estando ya, en muchas cosas que nos llegan. Ese libro blanco debería de ser de obligado cumplimiento para cualquier gobierno que resulte en el futuro con el compromiso de dejarlo fuera de la política posible, que no ayudará seguramente a su implantación. Siendo, como es, vital para ese futuro que señalo.

Sé que no soy nadie importante para que alguien se ocupe de esta sugerencia, pero lo considero de una importancia tal que podría con ello resolverse de mejor manera el futuro de nuestra juventud, preparada como está para muchas cosas, pero olvidada por los políticos de turno que ni saben ni quieren enfocar este problema tan serio porque solo viven para sus votos. Y no hablo solo del actual Gobierno, pero alguien en la izquierda, que lógicamente su ideología no será inmovilista, debería estar trabajando, aunque sea en la trastienda, para llevar a este país a un futuro mejor. Pero siempre que esa mesa que cito, o lo que se quiera organizar al respecto, sea de obligado cumplimiento para cualquier gobierno que llegue. Algo así como una constitución del futuroconstitución. Y sería totalmente necesario que estuviera alejada de esa política del día a día que nada resuelve del presente y que no podemos esperar que lo hagan con el futuro. _____________

César Moya Villasante es socio de infoLibre

España está perdiendo el tiempo en esta racha política en la que la quietud total es el comportamiento clave de un Gobierno que es incapaz de afrontar los modos de vida que nos están llegando ya, y que, en un medio plazo de no más de cinco años, van a cambiar la manera hasta de pensar de mucha gente. Siempre he tenido un interés grande en la tecnología porque mi profesión estuvo ligada a ella, con una aviación pionera en la aplicación de esos conceptos. En mi jubilación no he perdido ese interés y trato de conocer lo que se esta manejando para el futuro. Por eso me preocupa mucho este tiempo perdido en una política de inacción total ante todo porque deberíamos de estar preocupados de adelantarnos, en lo poco que podamos, a que la llegada de esos nuevos modos de vida no tapone el futuro de nuestros hijos o nietos –que ya está amenazado en este país con muchos de ellos que se van a otros países, donde han avanzado bastante más en crear opciones de trabajo más realistas–.

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